PADRE SALESIANO EVASIO GARRONE. (1860- 1911). Sacerdote,Misionero, Médico Hospitalario.

Datos Biográficos. 

Evasio Garrone nació en Grana, fracción de Asti, Italia, en 1860. 

 Dos muchachos, Evasio Garrone y Juan Franchini, en diciembre de 1878,  le ayudaban Misa  a Don Bosco en un altar cercano a su habitación,

En la elevación vieron a Don Bosco "con la cara luminosa, mientras que sus pies se elevaban sobre la tarima y se levantaban en alto", narraba Evasio Garrone. Ambos profesaron después como salesianos.

 Garrone en la década del 1880 fue convocado como soldado donde se desempeñó como “Enfermero del Regimiento”; cuando retornó de la milicia, vistió el hábito clerical en 1885 de manos de Don Bosco.

 Evasio Garrone cursó un año del Noviciado, estudió Filosofía en tres años y Teología, en cuatro años, al fin de los cuales fue ordenado sacerdote en. Faenza, en 1892. En 1895 partió hacia América del Sur, con destino a la Argentina, donde se desempeñó Director del Oratorio del Colegio  León XIII y Pio IX, durante cuatro años, “allí aprendí bien el castellano”, decía, hasta que fue destinado a Viedma,  el 8 de Enero de 1901.
El  siempre recordó Italia, narraba, que “antes de viajar a América del Sur  debí cumplir con el Servicio Militar obligatorio en Italia, donde fui asistente médico,  en un hospital militar”, luego describía sus días transcurridos con Don Bosco, sus consejos, hasta que le propuso integrar el grupo de Misioneros en la Patagonia Argentina. “Me gustó, acepté y acá estoy”. “En el largo viaje del barco, traía como principal equipaje, bajo mis brazos, tres libros de medicina que leía todos los días”.
La Vieja Casa San José.
El Padre Evasio Garrone, inició su tarea apostólica en calidad de sacerdote misionero y de enfermero, su jornada era de tiempo completo,  de sol a sol, en una vieja casona que llamó "Hospital San José", a la cual transformó  en un refugio para aquellos que viajaban desde miles de kilómetros a la redonda, enfermos, en carros y a caballo, para llegar al "Padre dotor".
.  Garrone, instalado en Viedma a las órdenes de Mons. Juan Cagliero, atendía en una vieja casona que llamó "Hospital San José" la cual fue por muchos años un refugio de  convalecientes confiados en el  "Padre dotor". La atención era gratuita, los honorarios percibidos siempre fueron el agradecimiento de los enfermos, por el don de la salud recuperada, su vuelto una sonrisa y el mensaje cristiano a cada uno y a los familiares.  “Vuelvan, no se pierdan, manden los chicos a la escuela”, les recomendaba a estos humildes provincianos, casi todos analfabetos.
En invierno siempre estaba el fogón encendido en la casona,cuando las brasas empezaban a flaquear, tenía a mano las hojas secas de las  araucarias que al echarlas al fuego con la pala,  chisporroteaban con breves estallidos luminosos.. En verano gozaban la frescura de las sombras de añosos árboles, del agua  del Río Negro, del Río  Colorado y  de los arroyos.. Para ellos el paisaje era maravilloso, tranquilo, y a veces sonoro por el viento. Esos misioneros vivían también en comunión con la naturaleza.
Comenta el Padre Raúl Entraigas, que “con la mente en estos misioneros, viene a mi recuerdo el Padre Evasio Garrone, médico y misionero, quien al poco tiempo todos los lugareños, llamaban cariñosamente "El padre dotor" o el "Curita" (esto último por su diminuta talla)”.
Artémides Zatti, enfermero Ayudante.
Artémides Zatti, había nacido en 1880 en  Boretto, Italia, en el seno de una familia humilde, compuesta por el padre, la madre y ocho hermanos. A los 17 años, llegó con sus padres a Bahía Blanca. Ingresó a la Escuela Salesiana y pensó ser sacerdote, para ello, el año  1900 entró en el aspirantado de Bernal;  pero enfermó de tuberculosis y fue enviado al “Hospital San José”, que tenía en Viedma un salesiano, el padre Evasio Garrone, al que comenzó a ayudar en el cuidado de los enfermos.
En 1902, Zatti, "ayudante de botica", debió atender allí al joven Ceferino Namuncurá, hijo de un cacique araucano, también afectado de tuberculosis. Le preparaba un buen bife a la plancha y una copita de vino, juntos hacían meditación y  rezaban el Rosario. Ambos están camino a los altares (Ceferino, muerto en Italia en 1905, fue declarado venerable, al reconocer la Santa Sede sus virtudes heroicas).
El Padre Garrone tiene ya sustittuto: Don Artémides Zatti
Llegó a  la Casa salesiana de Viedma, de clima más propicio, y donde, había un hospital misionero con un estupendo Enfermero Salesiano que hacía prácticamente de «médico» era el  Padre Evasio Garrone. El joven Zatti se recuperó de su enfermedad progresó en el  Arte de Curar y en la Fe, al lado de este Sacerdote Enfermero, quien lo invitó a  rezar a María Auxiliadora para obtener la curación, sugiriéndole hiciera esta promesa: «Si Ella te cura, tú te dedicarás toda la vida a estos enfermos».  Zatti hizo de buen gusto tal promesa, se curó misteriosamente. Más tarde dirá «Creí, prometí, me curé».
Este nuevo lugar le abrió su camino con claridad en la vida y lo inició con entusiasmo. Aceptó con humildad y docilidad el sufrimiento de renunciar al sacerdocio. Emitió su primera Profesión el 11 de enero de 1908 como Hermano Coadjutor y  la segunda, Profesión Perpetua el 8 de Febrero de 1911.
 El diminuto Padre Garrone, no tenía descanso, su salud se resintió gravemente y falleció en junio de 1911. 
El Hermano Zatti, coherente con la promesa a la Virgen, se consagró a la tarea íntegra del Hospital, ocupándose primero de la farmacia anexa, después, en Junio de 1911 cuando murió el P. Garrone, toda la responsabilidad del Hospital cayó sobre sus espaldas. En efecto fue Vicedirector, Administrador, Enfermero apreciado por los pacientes y por todo el personal sanitario, que poco a poco le fue dando mayor libertad de acción.
Zatti, Estudió en La Universidad de La Plata.
 El título que recibió en la Universidad de La Plata "Idóneo en Farmacia"  el año 1911, le  sirvió de regreso  a Viedma, para asumir con  aplomo  la conducción del Hospital, al principio en parte y desde 1913 totalmente. Zatti ontinuó con sus estudios, de noche a la luz de un candil, luego viajaba para rendir. De este modo en 1917 obtuvo en la Universidad de La Plata el título de Farmacéutico, Diplomado Universitario.

Desde 1911 a 1951, dedicó cuarenta años de vida consagrada al servicio de los enfermos y particularmente de los más pobres, allí asumió como Farmacéutico y Director del Hospital que llegó a tener 70 camas y atendía unos mil enfermos por mes, en su mayor parte, pobres que no pagaban nada, (porque no había circulante), velaba por la buena asistencia médica, pero también espiritual. Su responsabilidad abarcó la Administración del Hospital, su vida interior le alcanzó para atender los problemas sociales y psicológicos de toda la población. Cumplía las “Bienaventuranzas”.
Homenaje a los Misioneros. Testimonios.
Este breve relato de dos misioneros, es un  homenaje a los destacados salesianos que desde la lejana Italia llegaban a nuestro país, enviados por Don Bosco, para fortalecer el grupo de Misioneros que trabajaban  en la Patagonia y algunas poblaciones del interior siempre con la idea de crear, amparar y sostener la vida digna de nuestra sociedad.
La Carta de Lectores de La Nación del 24 de Abril del 2001, comenta que “el Padre Garrone, establecido en Viedma consagró sus fuerzas en socorrer a toda clase de enfermos con caridad y mucho sacrificio, que le conquistaron la estima y el amor de los pobladores de Viedma, Patagones, el interior de Río Negro y zona sur del país. Día y noche acudía al lecho de enfermos y sus remedios resultaban extraordinarios”.
"El Padre Garrone fue un ejemplo admirable de celo apostólico y de caridad activa en pro de los más desfavorecidos de la fortuna y dejó bien plantada la bandera de la vocación de los salesianos por las misiones”.
"Esta breve historia es real, atendió a mis abuelos, a mi madre y los curó de sus males. Los honorarios percibidos siempre fueron el agradecimiento de los enfermos por  la curación, dice Ricardo. Estos datos llegaron a mi conocimiento por conversaciones mantenidas con mi madre que fue paciente del Padre Garrone, por conferencias del sacerdote Juan Pistarini y por haber leído libros con relación a la vida y obra del gran misionero de Don Bosco".
“Los habitantes de Viedma, Patagones y la Patagonia lloraron su muerte y para tenerlo siempre presente levantaron un monumento en mármol y bronce y una calle céntrica de Viedma lleva su nombre”. (Ricardo Antonio Rucci.. La Nación. -2001-
Evasio Garrone.  Médico Honoris Causa.
En 1941, el viejo edificio fue traspasado a una Escuela Agrícola. El Gobierno, con aprobación del Episcopado  y del Estado Argentino, lo nombró Dr. Honoris Causa en Medicina por su destacada labor apostólica y por sus numerosos servicios ofrecidos como médico. El Padre Garrone ejerció públicamente el Arte de Curar, en forma clínica, hasta que falleció en Viedma el mes de Junio de 1911.
 El Hospital público, estatal, se concluyó  en 1945, reemplazó al iniciado por los salesianos; pero muchos enfermos seguían recordando aquel  Padre Dotor, enfermero y amigo.
Su enfermero ayudante Don Artémides Zatti, sobrevivió 40 años más,  murió de cáncer de hígado en 1951. Su fama de santidad se extendió por doquier.
Bibliografía.
Cfr,  1.- Entraigas, Raul A. El Padre Dotor. Evasio Garrone, Apóstol de Río Negro. 1939.
              Edit. Pio IX.- Buenos Aires.
        2.- Rucci
, Ricardo Antonio -
La Nación, 24 de abril de 2001.-  DNI 1.593.813Roca – Río Negro
        3.- Noriega, Néstor Alfredo. “El Pariente de todos los Pobres”. -1980.-  Edit. Apis. Rosario.
        4.- El Boletín Salesiano. - Edición Argentina. - Buenos Aires- .

Padre "Bernardo Vacchina". Misionero Salesiano. Fundador de la Casa de Rawson.(1859-1935).

       Padre "Bernardo Vacchina". Misionero Salesiano. (1859-1935).
     Nació en Ravignano, Asti, Italia el 25 de marzo de 1859.
     A los 20 años de edad zarpó para América, formando parte de una Expedición de Misioneros enviados por Don Bosco a las Repúblicas del Plata.
     Historia de un clérigo.
     El clérigo Bernardo Vacchina, alumno del Oratorio, vistió la sotana en otoño de 1876; Don Bosco le permitió que recibiera el hábito en el pueblo, para dar un gusto a su madre y al párroco, y  para dar un buen ejemplo. Quedó unos días en casa el nuevo clérigo, mientras Don Bosco fue a predicar los Ejercicios Espirituales a Lanzo.   
      Vacchina fue destinado al Oratorio para asistir a los recién llegados, que eran ciento setenta y al comenzar el Noviciado, le confiaron la asistencia ordinaria del primer curso del Bachillerato Superior, dividía las horas de su jornada entre esta ocupación y la vida de los novicios. Así transcurrió algún tiempo del curso 1876-77, hasta que un día Don Bosco le confió las clases del Primer Curso Bachillerato Inferior. ¿Qué me dices tú a ello?
-Pero, Don Bosco, soy  un muchacho vestido de sotana. ¡No soy capaz, créame!
-“¿Pero no sabes todas las asignaturas del primer curso?. Además, te indicaré quién te aconseje. “Mira, trata bien a los muchachos aconséjalos. ¡No mandes copiar treinta veces las oraciones!  Tráeme cada mes una de las tareas de los muchachos corregida”.
    El sacerdote en la semana le daba “un aviso sobre la manera de comportarse con el alumnado, de rezar por ellos, de darles buen ejemplo, de cómo contarles hechos edificantes, de darles ideas claras, tú no hables demasiado, sino de hacerles hablar a ellos, y de cuidar a los menos inteligentes, de recomendar a todos que se acercasen a menudo a los superiores. Le exhortaba también a trabajar para expiar los propios pecados, para adquirir méritos, para ejercitar la caridad con el prójimo, para no caer en las tentaciones”.
    Una vez le preguntó si tenía orden en clase. -No siempre, respondió Vacchina.
-“Mira, observó Don Bosco, si quieres ser obedecido y respetado, haz que te quieran, no todos los días serán tranquilos, pero ten fe”. Eso,Fe! Omnia possum in eo, qui me confortat. (Todo lo puedo en Aquel, que me conforta”).
    Algunas mañanas, Vacchina, al despertarse abrumado por el  pensamiento de la escuela, saltaba de la cama y daba un formidable puñetazo sobre la mesita de noche, gritando: -Omnia possum in eo, qui me confortat!
    Cipriano, su vecino de buhardilla, las primeras veces se asustaba y le preguntaba si estaba loco.  - Poco me falta, respondía Bernardo; pero enseguida se serenaba.
   -“Don Bosco, han finalizado las clases ¿cuándo y dónde haremos las vacaciones?
-¡En el Paraíso!... ¿No te gusta?... ¡Juntos en el Paraíso!
-Sí, pero de aquí a entonces...
-¿Y quién te asegura que falta tanto tiempo?
      El pobrecito se quedó cortado, y no resolló.
      Después de la confesión de los Ejercicios Espirituales, Vacchina presentó la petición de los votos perpetuos
      Don Bosco le dijo entonces:”Has hecho lo que has podido, estoy contento de ello; el próximo año te encargaremos el primer curso del bachiller superior. ¡Animo! ¿No te has arrepentido de estar con don Bosco?
-Te creo. Harás los votos; ¿pero cuáles?
-A mí me gustaría hacer inmediatamente los perpetuos.
-Y yo te lo concedo; pero sabes muy bien que no soy yo sólo; están también los otros superiores.
-Entonces haré los trienales. De todos modos mi propósito no cambia.
El clérigo Bernardo Vacchina  profesó  los votos perpetuos; y tomó a su cargo Primer  Curso Superior,
     Durante el curso escolar 1878-79 se le asignó a Vacchina el segundo curso de bachiller, con ciento treinta alumnos, bastante mal preparados; entre los que habían subido de la primera inferior había bastantes no aprobados, y de los de la primera superior solamente estaban los que no eran aptos para saltar al segundo curso, como se decía en la jerga corriente.
    Un día alzó la voz en el aula. - ¿Qué ocurre?
     - Que no puedo más con la clase. Tengo ciento treinta alumnos, que habría que dividir en diversas secciones, porque es muy grande la diferencia de unos con otros. Yo me mato, y no saco nada en limpio. con toda la paciencia del mundo, no  lograré hacer milagros. ¡Hace falta otra persona!...
    -Ya todo se arreglará, dijo Don Bosco, tú no tienes la culpa,.
     En efecto, dos días más tarde le sacaron veinticinco de los más atrasados,
     -“¡Hay que tener paciencia! Haz lo que puedas, y Dios hará lo demás; él no te abandonará en los apuros, en la Congregación hay muchos oficios, y todos para servir al Señor. El que no puede o no sabe hacer de director, de prefecto o algo semejante, hará de sacristán, y se ganará su premio. Por lo demás, el dar clase también abrirá tu mente y tu camino, ya lo verás”.

     Tuvo razón. Aquel año Vacchina hizo el servicio militar en el cuerpo de cazadores. (Soldados de tropas ligeras, llamados en italiano bersaglieri (N. del T.).

     El clérigo no se preocupaba mucho de la salud, ya que gozaba de constitución sana y robusta. Durante su bachillerato había sufrido una enfermedad grave, en cuya convalecencia, los Superiores pensaron, por consejo del médico, enviarlo a su casa; pero él se presentó a don Bosco y le dijo: -Los Superiores me quieren enviar a casa, pero yo no quiero viajar.
     - ¡Con que no quieres ir! ¿Y por qué?
      -  Quiero morir aquí, asistido por usted.
      Don Bosco estaba de pie, miró al joven como él solía hacerlo, levantó después los ojos al cielo y le dijo:“Vete a casa; tú no morirás todavía, sino que vivirás largos años”.
     Enviado Misionero a la Patagonia.
     El Clérigo Bernardo Vacchina, enviado por Don Bosco hacia América del Sur,  llegó a Montevideo en 1879 y fue destacado en el Colegio de Villa Colón. En 1882, viajó a Buenos Aires como el Secretario del Nuncio, al final del año, fue ordenado sacerdote  por Monseñor Juan Cagliero. Trabajó en el Colegio Pio IX y San Juan Evangelista de La Boca.
      El año 1887, su destino Misionero fue la Provincia de Río Negro, Viedma y al poco tiempo, cuando Mons. Juan Cagliero viajó a Italia para asistir a Don Bosco Moribundo, quedó Pro Vicario Apostólico de la Patagonia, interino,  con sede en Carmen de Patagones. En ese Colegio el Padre Ängel  Savio era  Director de Estudios y  el Padre Bernardo Vacchina, Párroco.

      Acciones Misioneras y Profanas.
      La obra civilizadora de la Comunidad Salesiana de Patagones, fue memorable.  El primer ensayo de aguas corrientes lo hizo Mons. Juan Cagliero para surtir a los colegios salesianos, creó en Viedma la primera farmacia confiando su atención al Padre  Evasio Garrone, quien introdujo en Viedma el primer instrumental para intervenciones quirúrgicas y  juntamente con el Padre Bernardo Vacchina, fundó el primer Círculo de Obreros del Sur. Ambos fueron  gestores entusiastas para  la implantación en Viedma de la Escuela Agrícola “San Isidro”, que en la mente de sus fundadores debía ser modelo de granja agropecuaria y seminario de agricultores cultos y laboriosos.
      El primer teléfono funcionó también entre los colegios salesianos de ambas márgenes del Río Negro, Viedma y Patagones. La primera luz eléctrica de Viedma, fue emanada de la usina  que los salesianos tenían en su Escuela Agrícola. El joven Padre Vacchina dirigió el primer equipo de fútbol de Viedma, “Flores del Campo”, y otro en Patagones, integrados con sus  alumnos y ex alumnos salesianos.
     En Carmen de Patagones fundó el periódico: ”Flores del Campo”, que circulaba entre los deportistas y pobladores. Fue un pionero en su afán evangelizador y misionero con la Buena Prensa.
     El afán por conocer su  nuevo solar, el lugar donde se realizaba el sueño del misionero,  frío y montañoso como aquel de su nacimiento, lo llevó a un rápido  aprendizaje ¿cómo se llamaba el árbol de hojas pinchudas?, "araucaria" y ¿el más robusto?  "alerce",  de cuyos troncos construían sus ranchos los nativos. Aprendió también que el pájaro chillón ante cualquier extraño, ¿se llamaba? "tero". Un vaquiano que lo acompañaba,  le mostró una manada de "guanacos" corriendo.

      El Padre Vacchina viajó a la ciudad de Rawson, Chubut.
     Según datos de la Biblioteca Pública Presbítero Bernardo  Vacchina, del Chubut, consigna que en Septiembre del año 1892 a bordo de la goleta "Monte León" desembarcó en la Patagonia, más precisamente a 3 Kms. de la ciudad de Rawson río adentro de la desembocadura del Chubut.

     El Sacerdote Salesiano Vicente Martínez Torrens, difiere en el nombre de la Goleta y amplía la información: “El 14 de Noviembre de 1892, el Padre  Bernardo Vacchina, se embarcó en la Goleta "Chubut" junto al maestro Raimundo Díaz y el Coadjutor Guido Marini, rumbo a Rawson. Cuando llegaron a su camarote, encontraron  la sorpresa: ¡ no tenían colchón !.
     Cuándo le preguntan al Capitán del navío cuál era el camarote que tenían asignado escuchó decir:
- El 2 y el 3.
- Pero no tienen colchón, dijo Vacchina.
- ¿Cómo, no lo han traído? Inquirió el capitán.
- No lo sabíamos.
- Bueno, será para la próxima vez. 
       “Luego de 18 días de dormir sobre la madera, retenidos por la calma y arreciados por las tempestades, entraron en la boca del Río Chubut, el 1 de Diciembre de 1892.  Al llegar, otra sorpresa: nadie los esperaba”.

     Fundación del Colegio Salesiano.
    “Al inicio  del año 1893 fundó el primer Colegio Salesiano del Chubut, en Rawson y creó una sala de primeros auxilios que se convertirá más tarde en el Primer Hospital de la ciudad, que recibió el nombre de “El Buen Pastor”.
      El Padre Misionero Bernardo Vacchina, apóstol infatigable, promovió en Rawson la refacción, ampliación y total reconstrucción de la primera iglesia, destruida por un huracán,  dedicada a María Auxiliadora el 23 de Mayo de 1897. (El año 2000 fue declarado Patrimonio Histórico de la Ciudad).  En los poblados de la región destacó Capillas, asilos, fundó  Escuelas, orfelinatos, creó grupos de acción de Fomento para la Comunidad, que él mismo visitaba con asiduidad, para administrar Bautismos y al mismo tiempo regularizar matrimonios.
     El 12 de Diciembre de 1915, aniversario del Centenario del nacimiento de Don Bosco, se inauguró en la torre del templo con telescopio el nuevo  “Mirador y Observatorio Meteorológico Don Bosco”.

      Para que los pobladores conocieran la obra de Don Bosco en Rawson  y  fuera difundida su palabra misionera y evangelizadora  en la Provincia, creó el periódico: “La Cruz del Sur”.

     En calidad de  Capellán acompañó al Gobernador Tello en su viaje de inspección por el interior del Chubut, en su cuaderno de viaje dejó un diario detallado de la expedición.

     El Padre Misionero Bernardo Vacchina, luego de 40 años de intensa actividad apostólica, ya fatigado y enfermo, se resignó viajar a  Buenos Aires, donde falleció  el año 1935 a los 76 años de edad.

      Homenaje.
      La difusión de esta breve reseña del Misionero Bernardo Vacchina, es un homenaje a todos los misioneros que entregaron sus vidas como testimonio viviente del Evangelio y al servicio de la Educación, según el carisma salesiano.

     Todos los días izaban la Bandera Argentina con sus alumnos en las escuelas donde se practicaba el respeto mutuo y el amor al trabajo, se fomentaba la vida de familia, el deporte y la música, alejados del lujo y la especulación.
     Los pobladores, arbolaron la zona, con plantas de sombra y frutales, criaban el ganado y  las aves de corral, cada familia cuidaba la huerta, sembraba  el maíz, hacía la  polenta, ordeñaba la vaca, porque el ideal era: ”cada uno debe producir al menos, lo que consume”. Bíblicamente se traducía en:”ganarás el  pan con el sudor de tu frente”.   
      Podríamos ponderar junto al Padre Bernardo Vacchina a tantos otros Salesianos Misioneros de la Patagonia, que contribuyeron eficazmente a su progreso y la  cultura. Todos supieron conjugar en armonía, Civilización con Evangelización, Cultura con Fe.
         Bibliografía.
 Cfr.1.  Biblioteca Pública Provincial: "Presbítero Bernardo Vacchina". Julio 23, 2004 
       2,  Bruno, Cayetano. ”La Evangelización de la Patagonia y Tierra del Fuego”. Edic.
            Didascalia, Rosario.1992.
       3. Martínez Torrens, Vic: Bernardo Vacchina. “Rawson, Casa madre del  Chubut”.1993.      
          5.  Del Col, José Juan (2001) y  Paesa , Pascual (1964 y 1970). “Acción de los Misioneros Salesianos   en la Patagonia”.