El Imperio Romano. Etapas evolutivas y caída. - 18 - 01 - 2024.-

EL IMPERIO ROMANO: La Historia No Contada. El Imperio Romano, un coloso de la antigüedad que se alzó y cayó a lo largo de varios siglos, sigue siendo una de las civilizaciones más icónicas y estudiadas en la historia de la humanidad. Sin embargo, tras la fachada de gloria y grandeza que generalmente asociamos con Roma, yace una historia menos conocida pero igualmente fascinante, una que revela los desafíos, las luchas internas y las dinámicas complejas que finalmente llevaron a su caída. Orígenes del Imperio Romano El Imperio Romano tuvo su génesis en la legendaria fundación de Roma, tradicionalmente datada en el año 753 a.C. A lo largo de los siglos, Roma evolucionó desde un pequeño asentamiento en la península itálica hasta convertirse en una poderosa ciudad-estado. El proceso que llevó a la transformación de Roma de una monarquía a una república es en sí mismo un relato complejo, marcado por la agitación política y la lucha de clases. La República Romana, establecida en el 509 a.C., marcó el comienzo de un gobierno en el que los ciudadanos tenían voz y voto. Sin embargo, la República no estuvo exenta de conflictos internos y guerras civiles, como las protagonizadas por los generales Mario y Sila, o la que enfrentó a Julio César y Pompeyo. La ascensión de Octavio, quien se autodenominó César Augusto tras la batalla de Actium en el 31 a.C., marcó el final de la República y el inicio del Principado, una forma de gobierno autocrático. Evolución del Imperio Romano Durante su apogeo, que abarcó desde el siglo I a.C. hasta el siglo II d.C., el Imperio Romano abarcó vastos territorios desde las Islas Británicas en el norte hasta Egipto en el sur, y desde Hispania en el oeste hasta Mesopotamia en el este. Esta expansión fue impulsada tanto por conquistas militares como por la habilidad administrativa de Roma para mantener cohesionado un imperio tan vasto. A través de una red de carreteras, acueductos y una administración eficiente, Roma prosperó económicamente y se convirtió en el epicentro del comercio y la cultura. Sin embargo, detrás de esta apariencia de estabilidad, el Imperio Romano enfrentó una serie de desafíos. La constante rotación de emperadores, la lucha por el poder, las invasiones de bárbaros y las crisis económicas debilitaron gradualmente la estructura del imperio. A medida que Roma se expandía, también se volvía más difícil de gobernar y defender, lo que llevó a la necesidad de dividirlo en dos partes, el Imperio Romano de Occidente y el de Oriente. La Caída del Imperio Romano El declive del Imperio Romano se aceleró en el siglo III d.C. con una serie de crisis que sacudieron sus cimientos. La presión de los pueblos bárbaros, la inflación, la inestabilidad política y la fragmentación del imperio en diferentes regiones autónomas debilitaron gravemente su cohesión. A pesar de esfuerzos como los de los emperadores Diocleciano y Constantino para reformar el gobierno y dividir el imperio en dos partes, el oeste continuó debilitándose. Finalmente, en el año 476 d.C., el último emperador romano de Occidente, Rómulo Augusto, fue depuesto por el líder germánico Odoacro, marcando el fin oficial del Imperio Romano de Occidente. El Imperio Romano de Oriente, con su capital en Constantinopla, sobrevivió hasta 1453 como el Imperio Bizantino. Conclusiones La historia del Imperio Romano es un relato complejo de ascenso y caída, lleno de momentos de grandeza y desafíos. Su colapso no se debió a una sola causa, sino a una combinación de factores internos y externos. Aunque su legado perdura en la cultura occidental y en el mundo actual, es fundamental recordar que detrás de las epopeyas de conquista y esplendor, existió una historia no contada de luchas, tensiones y desafíos que finalmente llevaron al colapso del Imperio Romano de Occidente. Este imperio antiguo nos enseña que ninguna civilización, por grande que sea, es inmune a los cambios y las vicisitudes de la historia.

Atardece.Los últimos cielos. Santiago Kovadloff.- 17 - 01- 2024-

LOS ULTIMOS CIELOS. Atardece. Es hora de lo inmóvil. Son mis últimos días. Poco importa si son días, meses, años. Son mis últimos cielos, mis últimos pasos. Mi última piel y en ella el eco de todo lo que hubo. Desconocía esta emoción del tiempo, este apego a las tardes que se van o el temblor que recuerda una partida en cada encuentro. Sin embargo,el amor que sustenta mis ojos se deleita todavía en todo lo que toco: mi mesa, mi ventanal, libros que no envejecieron, tu nombre que todo lo enciende. La fe que me sostiene en el deslumbramiento. SANTIAGO KOVADLOFF 🇦🇷 (1942) Poeta, ensayista y traductor al español de varios textos del escritor portugués Fernando Pessoa 🇵🇹 (1888 - 1935). Desde el año 2002, Kovadloff integra la Academia Argentina de Letras. #LosÚltimosCielos - #Año2023 ..........................................

Navidad. Reflexiones. Serenarse, tranquilidad, apreciar cosas simple. -23- 12- 2023.-

Reflexiones para la NAVIDAD. Envío del Dr. Gerardo Salemi. "Dejando que la Paz Florezca: Una Navidad a Ritmo lento" ¿Y si nos sumergimos en la magia de la lentitud esta Navidad? Hace tiempo descubrí la serenidad que transmiten los movimientos pausados, en un artículo de cine que leí sobre Ingrid Bergman, quien basaba su actuación en movimientos que transmiten paz aún en escenarios de alto conflicto como en "Casablanca". Luego leyendo al monje budista Thích Nhất Hạnh, aprendí que se puede convertir cada gesto e incluso cada paso en una meditación, una conexión con el presente. Hoy la ciencia nos revela que el Tai Chi, con sus movimientos lentos, puede ser la clave para prevenir la degeneración neurocognitiva. Pero el mundo se ha vuelto vertiginoso. Ya 5 años antes del hundimiento del Titanic y 7 años antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial, en 1907 William Dean Bowells se asombraba diciendo que “La gente nace y se casa, vive y muere en medio de un tumulto tan frenético que uno pensaría que enloquecerán”. Con ese texto comienza su obra Elogio de la Lentitud el periodista canadiense Carl Honoré. Sin embargo, como dice Diaz Lastreto “hay espacios de la vida donde lo importante es la contemplación y el disfrute, donde hacer las cosas lentas, observar, conectarse, estar ahí es lo crucial y al apurarse pierden todo su encanto”. Navidad es uno de esos espacios. Si pensamos bien la Navidad es un tiempo pausado al que transformamos en un tiempo frenético, cuando en realidad es reposo necesario para el nacimiento y la contemplación. La Navidad, en su esencia más profunda, se presenta como un tiempo donde encontramos contemplación, esperanza y alegría. En contraste con el frenesí del mundo actual, ella nos ofrece la oportunidad de sumergirnos en la tranquilidad de un cielo estrellado incluyendo a los a todos los seres sintientes que nos acompañan –aunque les llamemos animales-. No se requiere de multitudes ni de grandes despliegues. La serenidad que se encuentra en la conexión con Dios y la creación es suficiente para nutrir el espíritu navideño. Es un tiempo de reflexión, un recordatorio de la importancia de apreciar las cosas simples y hermosas de la vida. Nos invita a mirar más allá de la agitación cotidiana y encontrar consuelo en la paz que se halla en la contemplación de la creación divina. Al adoptar un enfoque pausado durante la Navidad, podemos redescubrir la auténtica esencia de esta festividad: el nacimiento de la esperanza, la llegada de la luz en medio de la oscuridad. En este tiempo navideño, recordemos que la esencia de la celebración es lenta, como el nacimiento en un pesebre. Dejemos que la magia de la contemplación y el disfrute nos envuelva. ¡La Navidad es un regalo que merece ser desenvuelto lentamente y contemplado intensamente! ¡Mis deseos de que resulte en todo el mundo cualesquiera sean las creencias y religiones, una muy inspiradora y pacificadora Navidad!!! Gerardo Salemi.