¡Qué triste pelear entre hermanos!. -31-03-2020.-

Batalla de Pago Largo, 
Lucha fratricida entre Correntinos y Entrerrianos.
El 31 de Marzo de 1839: en la actual provincia de Entre Ríos, los unitarios se enfrentan con los federales en la batalla de Pago Largo.
En el marco de las luchas fratricidas que en la Patria sembraron la muerte durante 40 años del siglo XIX, el Gobernador de Entre Ríos, general PASCUAL ECHAGÜE, al mando de la vanguardia del ejército entrerriano comandado por el general rosista JUSTO JOSÉ DE URQUIZA, vence al Gobernador de Corrientes, GENARO BERÓN DE ASTRADA, comandante de un ala de las fuerzas del general JUAN GALO DE LAVALLE, que desde Entre Ríos, provincia que había invadido el 22 de ese mes, se dirigió en auxilio de Berón de Astrada.
En la alborada del 31 de marzo de 1839, Echagüe, Gómez y Urquiza, jefes del Ejército rosista, atacaron a los correntinos comandados por Lavalle y Berón de Astrada en la quebrada de Pago Largo. El Gobernador correntino, que había esperado la incorporación de Rivera y sus orientales, al ver que este contingente no acudía a la cita convenida, entró en acción, convencido de que todas las desventajas estaban en su contra. El enemigo tenía mayor número de efectivos, todos veteranos, y un grupo de aborígenes que integrando el escuadrón Mandisoví se convocaron para defender su tierra (1). Con menos medios y dominando sus impresiones, recorrió sus fuerzas y luego de arengarlas, entró en combate.
La batalla duró cinco horas, durante las cuales se peleó duramente por ambos lados y quizás, a pesar de la superioridad numérica de los rosistas, otro habría sido el resultado de la contienda, si un tal coronel LÓPEZ, jefe de la reserva correntina, no hubiera retirado las fuerzas de su mando, sin combatir. La retirada de López inició la derrota. Rodeados por todas partes, la infantería y la artillería correntina fueron diezmadas, y muertos sus jefes, ROLÓN y BAUTISTA.
Berón de Astrada, al frente de sus granaderos, continuó luchando por algún tiempo hasta que por fin, este fiel y abnegado cuerpo también se dispersó. El capitán JUSTINO SILVA, conminó a Berón de Astrada a huir del campo, pero éste le contestó: �Salvaos vosotros, yo vine a vencer o a morir�. Apenas hubo pronunciado estas palabras, cuando lo alcanzó un grupo de jinetes contrarios que cubrieron su cuerpo a lanzazos. En el campo de batalla de Pago Largo quedaron tendidos dos mil correntinos, todos los que cayeron prisioneros, cerca de 800 combatientes, por orden de Urquiza, fueron también sacrificados.
La imagen puede contener: una o varias personas y exterior, texto que dice "BATALLA DE PAGO LARGO (31 de Marzo de 1839)"

Te cuento las cuarenta. Adultos mayores.-31-03-2020.

ABC.Sociedad 20-03-2020.

La agencia de noticias italiana ANSA ha informado de la muerte del secretario de la Federación de Médicos Generales (FIMMG) de Lodi, Marcello Natali. Se da la circunstancia de que Natali denunció hace unos días en «Euronews» estar luchando contra el coronavirus sin guantes: «Se han acabado», dijo.
Tenía 57 años y, según medios italianos, no tenía ninguna patología previa especialmente grave. Después de su hospitalización en Cremona, fue trasladado a Milán y hospitalizado en cuidados intensivos por una grave neumonía bilateral.
Natali trabajó como médico de familia en el área de Codogno. «Seguramente no estábamos preparados para una situación como esta», añadió.
Hasta este jueves, la pandemia del nuevo coronavirus originado en la ciudad china de Wuhan ha acabado con la vida de más de 2.900 personas y ha dejado a más de 37.000 contagiadas en Italia, según el balance de las autoridades italianas.
Por su parte, el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, considera «inevitable» prolongar el bloqueo del país, el cierre de tiendas y de escuelas, mientras se combate al coronavirus y asegura que las restricciones de movimiento y sociales «están funcionando».
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He pasado las últimas 48 horas solo y aislado. Y hace un rato pensaba dónde está Dios hoy. En qué recoveco de la creación y de nuestra existencia.
Esta mañana pasó algo. Leyendo el diario encontré una nota. Sobre los médicos que han muerto en Italia combatiendo la pandemia. Habla primero de una enfermera que se suicidó llevada al límite por el estrés, al enterarse de que estaba enferma no pudo con la culpa de la idea de haber podido contagiar a otros. Una mujer joven que no tenía hijos ni pareja, que vivía para que otros también lo hicieran.
En el siguiente renglón, el periodista hablaba de un médico jubilado que a los primeros astivos de lo que se venía se presentó de voluntario directamente al centro mismo del brote. Gino Fasoli su nombre. Como un soldado anciano que aún quiere otra batalla.
Y ahí estaba mi Señor . Ahí me esperaba. En ese hombre, anciano, cansado, en la edad otoñal de su vida, que no se planteó más nada que el deber de hacer lo que debía hacer. Porque si él no lo hacía, ¿quién?.
Y lloré. Ahí estaba mi Cristo. No en los altares, no en las oraciones, ni en mis versos. Cristo marchaba de vuelta a ser crucificado.
 No sé cómo se veía. No busqué su foto porque no la necesito. Me lo imagino enorme. Convencido. Y de repente tengo fe. No en el Dios impersonal de los metafísicos. No en el dudoso Dios mandadero de los comerciantes de la fe. No en el Dios contable de los teleevangelistas. No. Tengo fe en el Cristo encarnado de mis hermanos.
¿Y saben qué me pasó? Hace semanas me compré varias cajas de alcohol en gel. Y recien cuando busqué para reponer la que uso en el auto me encontré con muy pocas unidades. Pensé que me robaron. Pero me di cuenta…. Pasé más de una semana regalando casi a cada persona que me encontraba una botella. A mis viejos, mis vecinos, algún cliente antes de que todo esto pasara.
Y lo vi claramente. Ahí está mi Dios. En mí. Y en vos. Y en todos. En lo que sentimos, en lo que hacemos, en el amor que damos. Dios no nos deja solos porque Dios está EN NOSOTROS. No a nuestra lado. Las manos inmensas de la providencia son las que encontramos al final de nuestros brazos.
Y ahora estoy llorando. Por qué de repente entiendo. Que ahora estamos preparándonos. Porque cuando pase todo esto deberemos reconstruir. Llegar a nuevos acuerdos. En los que todos estemos incluidos. En los que la felicidad sea necesariamente un camino colectivo.
Y de repente no estoy escondido y asustado. Me estoy entrenando. Me estoy preparando. Porque la verdadera batalla será decidir qué haremos con lo que aprendamos de nosotros mismos en esta cuarentena. Y después cambiar lo que debamos cambiar, primero en nosotros mismos, y en consecuencia en el mundo. Este hermoso mundo que es nuestro hogar. Y donde todos somos hermanos. Bajo el mismo cielo y el mismo destino.
Gente hermosa, hermanos míos si quieren me gustaría que compartieran este escrito para que llegue a más gente, y si pueden ver el vídeo de youtube que hice (disculpen mi mala dicción) y compartirlo y darle like y seguirme. Un abrazo grande, y sepan que están todos es mi corazón.
(Revisarlo me parece trucho)

Belgrano y favaloro, ejemplos a imitar.- 31 - 03 - 2020.-

Belgrano y Favaloro, ejemplos a imitar

Dios, el destino, el azar o como cada uno de los lectores lo quiera llamar, nos coloca a los hombres en circunstancias especiales. La dignidad de Manuel Belgrano en su tiempo bien le cupo en el siguiente y en grado sumo al doctor René Favaloro, y quiso alguna de esas circunstancias que la Fundación de la que fuera inspirador se ubicara sobre la calle en la que naciera el prócer apenas a una docena de cuadras de distancia. 
En 1770 esa calle llamada entonces de Santo Domingo por el vecino convento era el centro de la ciudad, y donde hoy está el edificio dedicado a la salud, era un alejado suburbio apenas poblado de la parroquia de Monserrat, creada en noviembre del año anterior.
Por si fuera poco esa casualidad, Favaloro junto con el creador de la bandera y San Martín (a quien dedicó muchas páginas porque era un estudioso del Padre de la Patria), supieron compartir el podio hace un lustro en una encuesta que buscaba los diez individuos más honestos de nuestra historia. 
Y más recientemente en el 2016 el médico lo dejó al creador de la bandera en segundo lugar, -cosa que con la humildad que lo caracterizaba allá arriba se habrá excusado- para bautizar a iniciativa del contador Luis Andreotti -intendente de San Fernando- el nuevo túnel sobre la ruta 202.
EN LA PAMPA
El doctor René como se lo llamaba apenas recibido se radicó en un pueblo de la campaña en la provincia de la Pampa -Jacinto Aráuz- donde fue todo lo que podía hacer un médico como lo dejó escrito en sus Memorias, allí "su alma había sido enriquecida, había vivido intensamente y, por sobre todas las cosas, conoció la otra Argentina, la verdadera, tan lejos de la General Paz". Era el año 1950 y allí residió once años, y desde 1953 lo hizo en la compañía de su hermano Juan José graduado de cirujano.
La preocupación de Favaloro por la salud de las poblaciones alejadas de la ciudad, no le fue en zaga al general Belgrano. En medio de las urgencias de una marcha militar hacia el Paraguay, observando los primeros síntomas del terrible flagelo de la viruela en setiembre de 1810 en San Nicolás de los Arroyos, se preocupó para prestar la mayor colaboración al doctor Francisco de Paula Rivero comisario de vacunación para que cumpliera su cometido. 
La Gaceta el 18 de octubre daba cuenta del agradecimiento de los vecinos de esa localidad y otras como San Pedro y Rojas al facultativo por la propagación de la vacuna y también por haberlos atendidos de otras dolencias físicas. 
La obra del médico fue extraordinaria, desde Rosario envió al cura vicario de Coronda los útiles y materiales necesarios para la inoculación, ya que había observado los primeros síntomas de una posible epidemia. El médico observó los graves males, a causa de la viruela en distintos puntos de la campaña. De una familia de diez personas habían muerto la madre y sus cinco hijos, quedando al momento los otros cuatro en las últimas (!!!). En su campaña llegó a inocular en los pueblos a 2.512 personas, su obra con el apoyo del ejército en marcha fue realmente heroica.
AHUYENTAR LOS VICIOS
En 1798 Belgrano redactó lo que podemos considerar el primer proyecto de enseñanza estatal, gratuita y obligatoria presentado en lo que hoy es la Argentina. Para él que era imposible mejorar las costumbres y "ahuyentar los vicios sin educación", para ello proponía que los cabildos creasen y mantuviesen con sus fondos (llamados propios) escuelas "en todas las parroquias de sus respectivas jurisdicciones, y muy particularmente en la campaña". 
Y al hacerlo sostenía que era "de justicia" retribuir de este modo la contribución que, con sus impuestos, hacía la población para el sostenimiento del Estado. Desde el Correo de Comercio, poco antes de la Revolución de Mayo proponía: "¿Cómo se quiere que los hombres tengan amor al trabajo, que las costumbres sean arregladas, que haya copia de ciudadanos honrados, que las virtudes ahuyenten los vicios, y que el Gobierno reciba el fruto de sus cuidados, si no hay enseñanza, y si la ignorancia va pasando de generación en generación con mayores y más grandes aumentos? Hubo un tiempo de desgracia para la humanidad en que se creía que debía mantenerse al Pueblo en la ignorancia, y por consiguiente en la pobreza, para conservarlo en el mayor grado de sujeción; pero esa máxima injuriosa al género humano se proscribió como una producción de la barbarie más cruel, y nuestra sabia legislación jamás, jamás la conoció". Proponía escuelas en la campaña y hasta con rigidez agregaba "Obliguen los Jueces a los Padres a que manden sus hijos a la escuela, por todos los medios que la prudencia es capaz de dictar".
Favaloro, a su vez, en sus Memorias de un médico rural apuntaba: "Estoy convencido de que la única manera de rescatar y preservar a los hijos de la villa miseria es con escuelas hogares. ¿Qué podemos esperar de semejante promiscuidad que engendra el alcoholismo, el abuso sexual y el incesto, el robo, la riña y el asesinato? De ahí saldrán los resentidos sociales y el caldo de cultivo para doctrinas foráneas tan perjudiciales. En estos días en que tanto hablamos de la Universidad , yo creo que hemos perdido el derrotero en cuanto a prioridades en la enseñanza. Nos debería preocupar más la primaria y la secundaria -pues es en la niñez y en la pubertad cuando se forma el ciudadano del futuro- que la universitaria que si se la analizara en profundidad tendría que rendir cuentas al país por su ineficacia".
Ni que decir de Belgrano proponiendo el trabajo de la tierra desde el Consulado, y la opinión de Favaloro siglo y medio después: "Existe en el país enorme cantidad de tierra improductiva -mucha de ella fiscal- a la que hay que agregar en estos últimos años centenares de miles de hectáreas que están allí, al lado de los diques construidos desde Cabra Corral hasta El Chocón, esperando la mano del hombre para derramar el agua y traer progreso al país. Sabemos, por ejemplo, que medio millón de hectáreas bajo riego en California produce la inmensa mayoría de vegetales que consumen los 220.400.000 habitantes de Estados Unidos de América. Es fácil predecir lo que se podría hacer transformando más de dos millones de hectáreas dormidas al pie de nuestros lagos con el esfuerzo mancomunado del hombre y del Estado".
COMUNION DE IDEAS

El doctor Favaloro estudió la vida de San Martín y escribió documentada su biografía, lamentablemente no lo hizo con la de Manuel Belgrano, sin embargo a lo largo de sus escritos puede hablarse de una comunión de ideas y más que eso de ejemplar emulación en su vida pública y privada, lo que vale tanto como una biografía.
Nos ha tocado escuchar de testigos acreditados, la humanidad de Favaloro anunciándole a su paciente que mientras estaba internado había muerto su esposa, en los años en que comenzaba su labor en el Sanatorio Güemes y también poco antes de su muerte en el caso de una prima el guiño cómplice indicándome su favorable evolución, cuando la pasión historia nos había encontrado.
Felizmente el segundo decreto de este año del actual gobierno ha sido dedicar el 2020 a la figura del general Manuel Belgrano, con estas notas decidimos en La Prensa llamarlo desde noviembre Año Belgraniano, hacemos votos para que cada día el ejemplo de hombres de la talla de los que evocamos en estas líneas sean la inspiración de quienes tiene en sus manos los destinos del país. 
Seguros estamos que Belgrano compartiría esta autocrítica frase de Favaloro que a nos convoca constantemente a la superación: "Todos somos culpables, pero si hubiera que repartir responsabilidades las mayores caerían sobre las clases dirigentes".
* Historiador. Vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación.

Izquierdista Chilena en Cuba. -31-03-2020.-

Izquierdista chilena atrapada en Cuba descubre la desgracia del socialismo.

Desesperada por volver a Chile, Carolina Cox ruega al Gobierno que critica, ser repatriada, pues en Cuba no hay ni jabón para evitar contagiarse del COVID-19.-

El Hospital Muñiz, de Infecto contagiosa.- 31 - 03 - 2020.-

Yo estuve "en el Muñiz", "al Muñiz". 

Gaceta Mercantil.- A PROPÓSITO DEL CORONAVIRUS
  
- Por Roberto L. Elissalde * - 31-03-2020.-

En esta entrega, el autor reproduce una conferencia dictada en el hospital de infecto-

contagiosos en 1995  sobre la vida y la obra de quien le dio el nombre.

El Hospital "El Muñiz” eriza a cualquier persona porque de inmediato traen a la memo

ria a los  enfermos infecto-contagiosos, el SIDA y otras variantes. Y para no juzgar a los 

demás sino medirme con la misma vara, alguna vez escribí un trabajo sobre el doctor 

Francisco Javier Muñiz y en una reunión en octubre de 1995, en la casa de un amigo, 

un señor me invitó a dar una conferencia en base a mi artículo sobre el médico. “No 

hace falta que agregue nada, Ud. sabe lo que nosotros no sabemos. Va a ser una experiencia interesante”, me dijo; le respondí que sí. Ese médico cuyo nombre no recuerdo creo que

 era el director del Hospital Muñiz y si no lo era, se trataba de un destacado profesional

 de la casa que podía disponer sin consultar a nadie. Así, en diciembre de ese año, con

 las aprensiones de cualquier lector, llegué al Muñiz a decirles a los médicos y enfermero

s que asistían a la charla ese mediodía quién era el patrono del lugar, por lo que puedo

 decir “yo estuve en el Muñiz” y quedé impresionado por lo que veía en sus jardines.

Hoy pongo a disposición de los lectores el contenido de esa conferencia que, pasado un cuarto de siglo, he tenido que transcribir de nuevo. En ella sólo he omitido el capítulo dedicado a la fiebre amarilla porque es la última nota que publicamos.
La conferencia. 
Don Francisco Javier Muñiz nació el día en que el verano de 1795 llegaba a las costas de San Isidro, hijo de Alberto José Muñiz y de Bernardina Frutos y Navarro, una familia católica le puso además al bautizarlo al día siguiente el nombre del santo del día, Tomás, agregándole por la Virgen de la Concepción. Fueron sus padrinos Benito Baquero y su mujer, María Florencia Frutos. Este había llegado con su padre Alberto de la Villa de Los Palacios y Villafranca de Andalucía, “antiguo feudo de los poderosos Guzmanes, en el comienzo de la marisma del Río Guadalquivir, como a unas seis leguas de la ciudad de Sevilla”, según escribió el recordado Hernán Lux-Wurm, y ambos habían casado con dos hermanas. Baquero era dueño de una panadería en ese pueblo y había tenido un encontronazo con las panaderas de Las Conchas, como lo recordamos en La Gaceta Mercantil del 30 de diciembre pasado.
Los primeros años debieron transcurrir conforme a los muchachos de su tiempo, en íntima comunión con la naturaleza, así que lo permitiera la edad con largas excursiones por las barrancas que bordeaban el río o a través de la extensa playa que en horas del retiro de las aguas, se ensanchaba por muchas cuadras, o marchando a través de “las tierras de pan llevar”, como se llamaba a las que se sembraban de trigo hasta llegar a la calle que cortaba todas las chacras llamada hasta hoy “del fondo de la Legua”. Era curioso y arriesgado, con esa intrepidez característica de la edad y emulando aventuras con los componentes de las pandillas de las que no eran ajenos los frondosos huertos y frutales alrededor de los cuales se diseminaba el caserío puesto bajo la advocación del Santo Labrador. Pero, a estar de lo que fue después, debió tener momentos de aislamiento en los que lo absorbía la magia de la tierra, de la vida animal, las cambiantes del cielo y de las aguas, el despliegue en una palabra, del maravilloso paisaje que será el motivo de sus inquietudes intelectuales y el trasfondo de su profunda argentinidad.
Cuando se produjeron las invasiones inglesas estaba en Buenos Aires, y participó en el Cuerpo de Andaluces al mando del capitán José de Merlo, con apenas 11 años. El 2 de julio de 1807 actuó en el combate de los Corrales de Miserere, de donde avanzó hasta la Plaza Mayor y allí pasó la noche para actuar desde el día siguiente en las guerrillas desplegadas. El 5 su columna avanzó por la calle de Las Torres (hoy Rivadavia) hasta las proximidades de la iglesia de San Miguel, donde una bala de fusil lo hirió en la pantorrilla derecha. Fue trasladado al convento de San Francisco donde se había instalado un hospital de sangre y luego de una penosa convalecencia, los solícitos cuidados devolvieron al muchacho la integridad física. Una certificación de sus servicios acredita que “aunque en la corta edad que tenía no le obligaban a hacer el servicio con la severidad con que la ordenanza prescribe”.
Cursó estudios en el Colegio de San Carlos desde 1813, donde tuvo como maestro a José León Banegas. Sus padres le obsequiaron un fiel esclavo llamado Joaquín ese año, en virtud a su mérito. Y más adelante siguió la carrera de medicina, en el Instituto Médico Militar dirigido por el doctor Cosme Argerich, suprimido éste en diciembre de 1821 por la creación del Departamento de Medicina de la Universidad, de la que egresó en 1825. En esos años sufrió una enfermedad, episodio casi desconocido que contradice el vigoroso estado de salud que le fuera proverbial después. El doctor Juan N. Fernández le diagnosticó una afección hipocondríaca complicada con trastornos hepáticos y reumáticos, dolores de pecho, alteraciones respiratorias y circulatorias. Por consejo del facultativo pasó a la Banda Oriental, sin conseguir el alivio que llegó después.
Por entonces colaboró en el periódico “Ambigú”, y luego fundó el “Teatro de Opinión” donde escribe sobre americanismo y federalismo doctrinario. Será federal convencido toda su vida y eso lo acercó a Juan Manuel de Rosas, circunstancia que no ha sido rectamente interpretada por alguno de los infaltables detractores.
Pero no es solamente la política lo que lo atrae, las ciencias naturales concitan profundamente su atención, en particular desde el ángulo poco conocido aún en nuestro medio de la paleontología. En sus paseos por el valle del Río Luján encontrará después restos fósiles que definirán, como veremos, ese matiz de su vasta cultura.
La enfermedad a que hemos aludido le obligó, bien a pesar suyo a rehusar el 24 de noviembre de 1824 el cargo de cirujano del Fuerte Independencia, hoy Tandil; marchando en cambio al de Chascomús, donde encontró e hizo reconocer al año siguiente los restos del Dyasipus giganteus. Al mando del regimiento de Coraceros de Buenos Aires, recientemente creado, acampaba en el lugar Juan Lavalle, con quien Muñiz entabló una gran amistad, al punto que ese jefe mandó construir un rancho para el facultativo, contiguo al suyo, como distinción a su persona. Eran tiempos en que Martín Rodríguez, Felipe Senillosa, Rosas y Lavalle, por nombrar algunos habían ganado tierras al indio, con una línea de fronteras que incorporó 4.000 leguas, que se poblaron con estancias.
Volviendo al dyasipus giganteus o tatú fósil que encontró entonces, se empeñaba en armarlo con las 40 piezas óseas de las patas encontradas. Imitaba en eso al gran Cuvier, genio de la reconstrucción anatómica de los esqueletos con un mínimo de piezas por la correlación de tamaño y forma entre ellas. Extraordinaria tarea que pone a prueba la paciencia y el celo del investigador. Calla silenciosamente su descubrimiento, ni siquiera escribe una comunicación para leerla en la Academia de Medicina, de la que era miembro, ya que su modestia le hace dudar de su pleno dominio de la ciencia paleontológica.
Sólo trece años después, en las márgenes del Pedernal, afluente del Santa Lucía de la Banda Oriental, Alcides D´Orbigny encuentra los restos de otro ejemplar a quien bautiza con el citado nombre de dyasipus, descripto en Francia por el ya mencionado Cuvier en sus Lecciones de Anatomía Comparada.
Una artículo publicado en la Gaceta Mercantil, en enero de 1847, con la firma de “Dos federales amigos de la Justicia y el Mérito”, restablecen con abundancia de pruebas la prioridad de Muñiz en el hallazgo del fósil, salvando el anónimo en que había incurrido al no publicarlo en su oportunidad. Por esa época su fama había llegado hasta el gran naturalista inglés Charles Darwion, quien en carta del 26 de febrero de ese año, le pide informes sobre la materia y estampa esta frase, que es una verdadera consagración: “No puedo adecuadamente expresar cuanto admiro el continuado celo  de Ud. colocado como está, sin los medios de proseguir sus estudios científicos y sin que nadie simpatice con Ud. en los progresos de la historia natural. Confío que el gusto de sus tareas le proporcione algún premio para tantos esfuerzos”, a la vez le ofrecía “servir a Ud. de algo, me será grato hacerlo”.
Respondiendo a un consejo de Rosas, Muñiz le envió en once cajones los restos de megaterios, elefantes, mastodontes, toxodontes, orangutanes, gliptodontes y milodontes. Pensaba que se entregarían al Museo de Historia Natural creado por Rivadavia, pero el gobernador decidió obsequiárselos al almirante francés Dupotet, jefe de la escuadra surta en las aguas del Plata, quien los remitió a París donde fueron ubicados y estudiados en las colecciones de esta ciudad. Esto no desanimó a Muñiz y el fruto de sus trabajos desde entonces los donó en 1857 al Museo de Historia Natural de Buenos Aires.
Muñiz comparte con Ameghino el primado de esta clase de estudios en el país, ambos trabajaron carentes de todo auxilio, elementos indispensables e información completa, guiados sólo por su genio. Muñiz quedó fiel a la teoría de Cuvier, refutada por Lamarck, en cambio Ameghino se enroló decididamente en la teoría evolucionista y creó la Filogenia que, pese a las críticas y objeciones de que ha sido objeto, conserva la jerarquía de un verdadero monumento científico.
Veamos ahora su labor como médico. El 12 de agosto de 1826, Rivadavia extendió a Muñiz el despacho de médico y cirujano principal, título con el que acompañó al doctor Francisco de Paula Rivero en la campaña al Brasil, donde desplegó sus excepcionales cualidades de profesional, de hombre y de patriota que habría de reproducir, como veremos después, en la campaña del Paraguay. Por su comportamiento en la batalla de Ituzaingó, ambos profesionales merecieron una recomendación “por el esmero y actividad con que han asistido a los heridos del ejército, así como sus enfermos en toda la campaña, hace el más bello elogio del cuerpo de cirugía”.
Mientras estaba en el frente quedó vacante la Cátedra de Partos y Medicina Legal, la que a pesar de revistar en el frente y sin perjuicio de continuar solicitó. El general Alvear jefe del ejército en campaña, elevó el pedido de Muñiz, agregando además que “los servicios que hasta ahora ha prestado lo hacen digno de la consideración del gobierno y se atreve a decir que lo cree digno de que se le conceda lo que solicita”. Dictó la cátedra hasta 1850 en que se cerró y fue el ministro Vicente Fidel López a la caída de Rosas, quien se apresuró a designar nuevamente a Muñiz como titular de la misma.
De Chascomús pasó a Luján con el cargo de “Médico de Policía y de la Vacuna”, como estrecha base económica de su subsistencia. El 10 de abril de 1835 atendió en la prisión del Cabildo el nacimiento del hijo primogénito del general Paz, como cuatro años más tarde luchó denodadamente contra la enfermedad de su madre doña Tiburcia Haedo de Paz, sin lograr salvarla.
En esos años de largos estudios, terminó en 1847 su obra “Apuntes topográficos del territorio y adyacencias del centro de la provincia de Buenos Aires”. Rectificó en algunos conceptos la teoría de Jenner sobre la vacuna antivariólica, derivándola directamente del ganado vacuno y no del caballar como se sostenía. El estudio lo realizó en base al descubrimiento efectuado en una de la hacienda del estanciero de Luján, Juan Gualberto Godoy. Esto permitió desde 1841 extraerla directamente de la raza bovina, aumentando en forma extraordinaria la rapidez y baratura del empleo de ese medio preventivo que aplicó con éxito en la zona, al decir de Enrique Udaondo. En 1844 publicó un folleto sobre la escarlatina, que hacía estragos en la niñez entonces, sobre los casos observados en la Villa de Luján; donde sostiene la necesidad de mejorar las condiciones higiénicas tan precarias. Estudió los efectos del éter y del cloroformo como medios de atenuar el dolor en medio de las intervenciones quirúrgicas.
Una la practica de la época consistía en exponer los cadáveres de personas desconocidas, bajo los portales de los Cabildos, para identificar al difunto y a veces para pedir limosnas para su entierro. Entre los varios casos en los que Muñiz intervino, figura el de un hombre asesinado en la chacra a cargo de Cristóbal Martínez, al cual examinó, informando al comisario “He reconocido el cadáver que está en los pórticos del Cabildo, el cuál tiene dos grandes heridas hechas con instrumento cortante y punzante”. Con motivo de este crimen, en que el individuo fue salvajemente degollado, Muñiz escribió un dictamen que fue publicado en encomio por el jurista Benjamín Gorostiaga.
En lo personal el 30 de setiembre de 1828 había casado con Ramona Bastarte y Druám, natural de Cerro Largo en la Banda Oriental. Fueron padres de Carmen, Ramón, Adelaida, José María, Bernardina y Francisco Javier.
Al producirse la caída de Rosas, Muñiz mantuvo decididamente su filiación federal, pero sintiéndose porteño ante todo, adhirió al grupo que acompañará al presidente Mitre, en oposición a Urquiza. En ese concepto fue elegido diputado a la Legislatura en 1853 y senador al año siguiente. En 1859 tenía 64 años, no obstante su prestigio de hombre de ciencia, ofreció sus servicios durante la campaña de Cepeda, instaló su hospital en San Nicolás de los Arroyos pero fue herido y prisionero de las tropas de Urquiza, tema que trataremos en otro artículo, lo mismo que su acción en la Guerra del Paraguay.
Muñiz vivía en la calle San Martín 206, de la antigua numeración, a la altura de Lavalle Rodeado de una numerosa familia, antiguos alumnos, viejos camaradas y una larga fila de viejos pacientes que lo visitaban continuamente hacían más llevaderos sus días después de la muerte de su mujer. En 1869 se había retirado como catedrático y pasaba temporadas en su campo de Luján o en la quinta en los suburbios de la ciudad en la calle Santa Fe, al llegar a Río Bamba.
Cuando la epidemia de fiebre amarilla, estaba retirado en Morón rodeado de hijos y nietos, fuera del área de contagio y ofreció su hogar como refugio de algunos amigos, entre ellos el joven Francisco López Torres, que se trasladó y allí se le declararon los síntomas de la enfermedad. Lo asistió solícitamente y murió en sus brazos.
Muñiz víctima de mal murió en la tarde del 8 de abril de 1871, en pleno apogeo de la epidemia. La muerte fue a buscarlo a la intimidad del hogar, inmune al peligro que su generosidad había convertido en asilo de amigos. Sus restos fueron inhumados el 9 en el cementerio del Sud, y trasladados luego a la Recoleta, donde la gratitud familiar le ha dedicado un bello monumento y la posteridad le ha rendido merecidos homenajes.
Uno de sus retratos más difundidos que ilustra esta nota, lo presenta en la augusta serenidad del anciano que ha cruzado las contingencias del acontecer humano sin mancharse a la manera del ibis, el ave legendaria de la pureza entre los egipcios. Su caballera y su barba blanca, simbolizan esa majestad de armiño de su soberanía moral. La mirada suave y mansa parece dilatarse hacia lejanos horizontes de grandeza con ansias de espacio y elevación.
Los cordones y medallas, cuya presencia debida probablemente a la insistencia cariñosa de sus familiares, que vencieron su innata modestia, consagran méritos superiores a todo convencionalismo decorativo y el escudo de paño de guerrero cosido en la manga izquierda de su casaca es una lámpara encendida de su argentinidad. Los libros que aparecen detrás salieron de su mente y de su pluma, y el paño recogido del cortinaje que hace de fondo, le abren de par en par las puertas de la inmortalidad.
* Historiador. Académico de número y vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación

Te cuento las cuarenta. Adultos mayores. -31 - 03 - 2020.-

Gabriel Carlos Calvo Amestoy
PARA LOS QUE DICEN QUE NUNCA SE VIVIÓ ESTA SITUACION LES AVISO YO, CON 74 AÑOS QUE  EN LOS AÑOS 1950 LA EPIDEMIA ATACÓ A LOS NIÑOS , DE 4 A 14 AÑOS DE EDAD ESA VEZ ATACÓ  A LOS NIÑOS 
HOY A LOS VIEJOS.
 CUANDO YO ERA NIÑO SE LLAMABA POLIOMILITIS, GRACIAS A DIOS NO ME TOCÓ. TODOS LOS DIAS SE ESCUCHABA POR RADIO SPLENDID EN EL VALLE :TEMPERLEY ( CADA DIA 100 NIÑOS) CAPITAL ( 150 NIÑOS) Y ASI EN TODOS LOS BARRIOS DE BUENOS AIRES Y OTROS LUGARES DEL PAIS 
ERA TODOS LOS DIAS EN DISTINTOS LADOS DEL PAÍS ERA TERRORIFICO NUESTRAS MADRES NOS PONIAN UNA BOLSITA CON ALCANFOR PORQUE FUE LA MANERA QUE ILUSIONABAN A LA GENTE CON QUE EL VIRUS SE ALEJABA..
 GRACIAS A DIOS APARECIO EL DR. EDWARD SALK Y EL DOCTOR SABIN QUIENES DESCUBRIEON Y TRAJERON LA VACUNA ANTIPOLIOMILITIS..
 LOS VIEJOS SABEMOS BIEN LO QUE ES UNA EPIDEMIA,, ¡¡QUEDENSE EN SUS CASAS!!....................................
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Jose Enrique Giusepponi
Micaela Milone en HIJOS Y NIETOS DE ITALIANOS
Comparto esta publicación,desde Argentina.
TE ACORDAS CUANDO EN LA CASA DE TUS ABUELOS HABÍA UNA PIEZA ASÍ?.... SEGURO CON ESTA FOTO TE VUELVEN LOS RECUERDOS.

Sabes lo que pasa que los viejos que venían de Europa la tenían clara, ellos venían de pasar hambre por la guerra y nos trataron de enseñar; pero nosotros no le dimos pelota y nuestros viejos tampoco.
 Cuenta una leyenda de mi familia que cuando mi abuelo vendió la finquita de mi bisabuelo allá por colonia segovia, mi bisabuelo enojado le decía a mi abuelo... 
"no la vendas que cuando llegue la guerra no vamos a tener para comer otra vez y al pobre viejo se le reian en la cara, ¡¡]cuanta razon tenia Don Antonino mi bisabuelo!!... 
Hoy ante esta tragedia, que bien nos vendria tener una piecita asi como la de mi nona... CUANDO TERMINE ESTA LOCURA VOLVAMOS A EDUCARNOS, Y VALOREMOS LAS COSAS IMPORTANTES