Olga Cossettini, cuando iniciaba la Escuela Serena, en 1930.
En el famoso el film “La Escuela de la Señorita Olga”, dirigido el cineasta rosarino Mario Piazza, queda plasmado “el vivir” en la Escuela Carrasco, el aprender desde el disfrute, desde lasexperiencias éticas y estéticas. En 1940-1941, Olga, además, fue becada por la Fundación “Guggenheim” de Estados Unidos, y en 1946 integró además la representación argentina que participó del “Congreso Americano de Maestros”, realizado en México. Integró además la Junta Ejecutiva de la Comisión homenaje de la Ley 1.420, desempeñándose como Secretaria. En 1949 fue designada para dictar cursos de actualización en la “Escuela de Verano” de Chile. Las ideas y las propuestas pedagógicas impulsadas por Olga durante toda su vida se destacaron por estar orientadas hacia el respeto por la personalidad de cada niño/a; afirmando que no sólo era preciso un sentimiento de amor a los alumnos, sino también un detenido estudio de todos los aspectos de su personalidad.
(Leer: Las lecciones del “maestro del mundo”).
Rechazó cualquier tipo de discriminación, propiciando la igualdad de consideración de todos los niños, de las más diversas procedencias, ratificando con hechos la aceptación de la pluralidad intelectual, social, económica y política, como identidad republicana. Propició la eliminación de fronteras entre la escuela y la comunidad, destacando la importancia de la relación, e incluso el domicilio cercano del maestro con el barrio. Fue una adelantada para su época, colocando desde esta concepción a la educación como un hecho social que debía tener lugar desde y para el fortalecimiento del entramado social de los hombres y mujeres.
Olga Cossettini junto a Gabriela Mistral.
En 1950, Olga Cossettini fue declarada cesante, acusada de aplicar ideas educativas contrarias al gobierno, “doctrinas vanguardistas estructuradas en el extranjero”. Abandonó su querida escuela Carrasco, donde residía. Pero no se detuvo. Empezó a trabajar como Secretaria del “Colegio de Estudios Superiores”, filial Rosario, hasta 1954. Derrocado el gobierno de Perón, en 1955, fue designada Inspectora de Escuelas en Santa Fe (1955-1957). También fue asesora del Departamento de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional del Litoral hasta 1964, y luego se desempeñó como Directora de escuelas de la Provincia de Buenos Aires, a partir de 1958. Su capacidad y conocimientos, sobre todo para lograr una eficaz comunicación, fueron reconocidos en Francia e Inglaterra. Fue designada Delegada Oficial del Congreso de Planificación de la Educación de la UNESCO en Washington, y luego esa misma organización la designaría como “Experta en Formación de Maestros” en Honduras, en 1969.
Olga falleció en Rosario el 23 de mayo de 1987. Generosa y brillante, incansable maestra, dejó su legado plasmado en documentos y en obras literarias: “Escuela Serena” (1935), “El niño y su expresión” (1940), “Escuela Viva” (1942), entre otros. Olga… maestra… siempre… nos invita a seguir educando... ¡a seguir soñando…!
María Pettinari
ASOCIACIÓN CIVIL INSTITUTO SARMIENTINO DE SANTA FE
isarmientinosantafe@gmail.com http://institutosarmientino.blogspot.com
EL COMENTARIO DEL EDITOR
Por César Dossi
Abrazar esa revolución de la enseñanza
Esta evocación de la lectora es un llamado de atención para esa formación escabrosa que hoy reciben los alumnos y que tanta condena ha tenido en nuestra vecina sección Cartas al País, cuando los paros de Baradel estancaban horas de enseñanza. El 18 de agosto de 2018 se cumplieron 120° años del nacimiento de Olga Cossettini. Y la educación que ella pregonaba con su impronta allá por 1930, en Rafaela, Santa Fe, es la que hoy se reclama a viva voz.
Por otros pagos, lejos de los terruños de Olga, el lunes 13 de mayo pasado, en la columna De la editora al lector, Silvia Fesquet nos hablaba de “Las lecciones del ‘maestro del mundo’”. Allí nos presentaba a Salman Khan, creador de una plataforma educativa online gratuita en más de 30 idiomas, con 60 millones de usuarios de 190 países que en 10 años revolucionó la enseñanza. La carta de Pettinari acompaña ese sentimiento transformador de la mano de una educadora comprometida con sus antepasados italianos, y nos convierte en herederos de ese saber.
Es hora de abrazar esa propuesta innovadora que este norteamericano desparrama por la humanidad, y a ese idearioimpulsado por la maestra visionaria, acusada de aplicar “doctrinas vanguardistas estructuradas en el extranjero”.
Un dato: Olga, como Khan, estudiaron en escuelas públicas. Me pregunto con candor, y con el deseo personal de tender un hilo conductor entre estas dos culturas que hicieron temblar las columnas de la pedagogía, ¿si acaso Salman Khan haya leído alguna vez a Olga Cossettini?
(Cfr. Tenemos ejemplos. Disfusión con fines pedagógicos y didácticos, para docentes y alumnos.Prof. Lic. Luis Angel Maggi).
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