¿Por qué algunas facturas tienen esos nombres?
Los que parecen ser nombres inocentes y ya cotidianos para los argentinos, tienen un trasfondo cargado de anarquismo,anticlericalismo, protesta y rebeldía, que se remonta a los panaderos de fines del siglo XIX.
Sacramentos: son las facturas que tienen relleno de membrillo, su nombre es una crítica a la Iglesia Católica.
Bolas de fraile o Suspiro de monja: rellenas de dulce de leche o crema pastelera, los panaderos de 1888 les pusieron ese nombre para ironizar sobre los curas y las hermanas.
Bombas: estas facturas son una burla directa contra el Ejército. Son los clásicos profiteroles, rellenos de crema o dulce.
Cañoncitos: también con relleno de pastelera o dulce de leche, espolvoreados con azúcar impalpable, hacen alusión a los cañones del Ejército.
Vigilantes: su nombre es una burla directa a la fuerza policial.
Libritos: las galletitas de grasa que con su forma hacen referencia a la educación.
Roscas: se asemejan a una fila pegada de letras A, símbolo del anarquismo.
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