CABRAL, EL MÁRTIR DE SAN LORENZO.
Carlos Alberto Vallejo y Jorge Luis Cereseto compartieron una publicación. 03-02-2019-
"Juan Bautista Cabral, correntino, Granadero de San Martín, era zambo. Hijo de una esclava negra, Carmen Robledo y un indio guaraní que había cristianizado su nombre como Francisco Cabral, apellido de su patrón. 23 años tenía aquella calurosa mañana del miércoles 3 de febrero de 1813.
Dicen que no era muy buen jinete, aunque lo dudamos, porque para aquel combate, el coronel había elegido a sus mejores hombres. Analfabeto, como casi todos en aquel tiempo, seguramente su idioma materno era el guaraní.
No se sabe bien como murió. Algunos dicen que interpuso su cuerpo entre una bayoneta realista y el cuerpo de su Jefe, caído debajo del cadáver de su caballo. Otros dicen que fue bayoneteado cuando peleaba por sacar al Coronel de debajo de su bayo muerto. Y hay alguno más que dice que mientras ataba las riendas de su caballo a las riendas del caballo muerto de San Martin, para arrastrarlo, es cuando recibe dos heridas mortales de arma blanca.
Agonizó cerca de tres horas, para morir a media mañana, finalmente sobre una de las mesas del Refectorio (comedor) de los curas del convento de San Carlos Borromeo.
Sin él y su sacrificio, nada hubiera sido igual. El futuro Libertador seguramente hubiera muerto en aquel pequeño combate y el cruce de los Andes jamás habria ocurrido, y la historia del país, de la América y del mundo hubiese sido muy distinta. Aquel humilde mártir, con su inmolación, sin saberlo, ayudó a que la Nación Argentina naciera.
Juan Bautista Cabral se llamaba aquel soldado raso que la tradición popular convirtió en Sargento, porque nunca fue ascendido post mortem oficialmente, ya que no era costumbre de la época.
Aquel día lejano de febrero de 1813 fue muy caluroso, lo que hizo que los cuerpos de los caídos, realistas y Granaderos, fuesen sepultados con premura.
Su cuerpo fue sepultado en una tumba grupal, sin identificación.
Hoy hacen 206 de su inmolación.
Recordemos con Honor y Gloria a su sagrada memoria. La Argentinidad estará siempre en deuda con él.
(Cfr. Colaboración y difusión de este héroe, a colegas docentes y alumnos. Prof. Lic. Luis Angel Maggi).Agonizó cerca de tres horas, para morir a media mañana, finalmente sobre una de las mesas del Refectorio (comedor) de los curas del convento de San Carlos Borromeo.
Sin él y su sacrificio, nada hubiera sido igual. El futuro Libertador seguramente hubiera muerto en aquel pequeño combate y el cruce de los Andes jamás habria ocurrido, y la historia del país, de la América y del mundo hubiese sido muy distinta. Aquel humilde mártir, con su inmolación, sin saberlo, ayudó a que la Nación Argentina naciera.
Juan Bautista Cabral se llamaba aquel soldado raso que la tradición popular convirtió en Sargento, porque nunca fue ascendido post mortem oficialmente, ya que no era costumbre de la época.
Aquel día lejano de febrero de 1813 fue muy caluroso, lo que hizo que los cuerpos de los caídos, realistas y Granaderos, fuesen sepultados con premura.
Su cuerpo fue sepultado en una tumba grupal, sin identificación.
Hoy hacen 206 de su inmolación.
Recordemos con Honor y Gloria a su sagrada memoria. La Argentinidad estará siempre en deuda con él.
206º ANIVERSARIO DEL COMBATE DE SAN LORENZO (1813 - 3 de febrero - 2019). SAN MARTÍN SOLICITA AL SUPERIOR GOBIERNO ACTO DE JUSTICIA REPARADORA CON LOS GRANADEROS QUE SACRIFICARON SUS VIDAS A LA PATRIA.
Antes de finalizar el mes de febrero de 1813, San Martín se dirigió de nuevo a su gobierno para hacer un acto de justicia reparadora con los granaderos que en San Lorenzo habían honrado la patria con el sacrificio de sus vidas. Textualmente, decía:
"Como sé la satisfacción que tendrá V.E. en recompensar las familias de los individuos del regimiento, muertos en la acción de San Lorenzo, o de sus resultas, tengo el honor de incluir a V.E. la adjunta relación de su número, país de nacimiento y estado. No puedo prescindir de recomendar particularmente a V.E., a la viuda del Capitán don Justo Bermúdez, que ha quedado desamparada con una criatura de pecho, como también a la familia del granadero Juan Bautista Cabral, natural de Corrientes, que, atravesado por dos heridas, no se le oyeron otros ayes que los de '¡Viva la patria!; muero contento por haber batido a los enemigos'; efectivamente, a las pocas horas feneció, repitiendo las mismas palabras".
Fuente: Otero, J.P., Historia del Libertador Don José de San Martín, Tomo 1, Círculo Militar, Buenos Aires, 1978
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