El Comisario Montalbano. - 26 - 07 - 2019-.

Adiós a Andrea Camilleri, ‘padre’ de Montalbano

Fallece el escritor más querido de Italia, admirador de Vázquez Montalbáno.-18/07/2019


GONZALO SÁNCHEZ | ROMA
Con decenas de libros, el escritor italiano Andrea Camilleri recreó todo un universo protagonizado por el sagaz comisario Montalbano, con el que se alzó como referente de la novela policial y conquistó a millones de lectores de todo el mundo.
Camilleri (Porto Empedocle, Sicilia, 1925) falleció ayer a la edad de 93 años en el hospital romano del Santo Spirito, y con su muerte se despide a uno de los autores de mayor éxito en Italia y todo un maestro de la novela de detectives a nivel mundial.Lo es desde que en 1994 publicara La forma dell’acqua y diera así origen a la saga del comisario Montalbano, que debe su nombre a la admiración que este veterano escritor italiano profesaba por el héroe del escritor español Manuel Vázquez Montalbán, Pepe Carvalho.

Su universo literario, en la ciudad imaginaria de Vigata, transcurre a través de una treintena de obras en las que Salvo Montalbano busca la verdad entre las brumas del crimen, la mafia y la política, siempre haciendo gala de su afinada intuición.
El personaje va envejeciendo con el paso de los años, del mismo modo que su propio creador, pero eso no le impide conquistar las listas de ventas con cada entrega, y de hecho Camilleri se despide en el número 1 en Italia con Il cuoco dell’Alcyon (Sellerio).
Fumador insaciable, Camilleri se casó en 1947 con Rosetta Dello Siesto, con quien tuvo tres hijas, y no siempre se dedico a la escritura de libros, sino que hasta los setenta años sobre todo dirigió obras teatrales y fue guionista en radio y televisión.
En la RAI en blanco y negro participó en producciones policíacas, como la serie sobre el teniente Sheridan en la década de 1960, y mientras escribió varias obras sin gran relevancia para el público, hasta el punto de que costeaba su publicación de su propio bolsillo.
El éxito le llega a Camilleri cuando el común de los mortales se jubila: Con 70 años triunfa con La stagione della caccia (1992), inspirado en la Sicilia rural decimonónica, y con su estilo irónico conquista definitivamente al público desde 1994 con Montalbano.
Creció en la Italia fascista hasta los dieciocho años, vivió en su Sicilia natal la liberación del país por los estadounidenses en la II Guerra Mundial y posteriormente se afilió al Partido Comunista italiano.
Nunca evitó hablar de política, plasmadas en Come la penso (2013), su autobiografía a base de ensayos y recuerdos, y en los últimos años ha alertado de la irrupción del «virus mutante» del fascismo inoculado a través de la xenofobia y la intransigencia.
Tal es así que incluso ha arremetido contra el que quizá sea el político más poderoso de la Italia actual, el ministro del Interior y líder de la ultraderechista Liga Matteo Salvini, al asegurar que tiene «una mentalidad fascista», en una reciente entrevista.
Casi ciego
Corpulento, de rostro hosco, profunda voz ronca y afectado por una ceguera que prácticamente le impedía ver y le obligaba a escribir dictando, aspiraba a acabar sus días como un rapsoda, como un cuentahistorias de toda la vida. «Si pudiera me gustaría acabar mi carrera sentado en una plaza contando historias y, al final de mi cuento, pasar entre el público con la boina en la mano», solía decir.
Su compromiso con los lectores fue total y hasta sus últimos momentos, hasta el punto de que el próximo julio debía acudir por primera vez al teatro de las Termas de Caracalla de Roma para interpretar L’Autodiffessa di Caino e ilustrar las causas y consecuencias del primer fratricidio de la historia del hombre.
Una producción que llega tras otro de sus celebrados encuentros con el público, Conversazione su Tiresia, sobre el adivino ciego más famoso de la mitología griega.
Entre los reconocimientos que orlan su extensa trayectoria están el de Gran Oficial de la Orden del Mérito de la República italiana, además de numerosos premios como el IX Premio Pepe Carvalho.

 Muere Andrea Camilleri, el padre del comisario Montalbano. Anna Buj . Roma.

En Italia, una nación siempre dividida, hay una persona que ha logrado unir a todo el

 país. Es el intrépido comisario Salvo Montalbano, o más bien, su padre, el prolífico

 escritor Andrea Camilleri, uno de los mejores autores de novela negra de todos los tiempos. 

Camilleri ha muerto este miércoles en Roma a los 93 años. El estado de salud del siciliano, que 

desde hace años vivía en la capital italiana, preocupaba desde que el 17 de junio entró en el 

hospital Santo Spirito en estado grave tras sufrir un infarto. Después de ser sometido a

 reanimación y de seguir en condiciones críticas, finalmente ha fallecido tras un mes ingresado.

En los últimos tiempos apenas salía de su casa en el barrio romano de Prati. Cada vez 

que viajaba a su Sicilia natal se daba cuenta que quedaban menos de sus amigos de

 infancia en Porto Empedocle, donde nació en 1925. Ávido fumador, se le recuerda

 siembre con el cigarrillo en la boca, y, pese a que estaba casi ciego, seguía dictando a

 su asistente las aventuras que imaginaba del comisario Montalbano.

La vida de Camilleri dio un giro completo en 1994, cuando publicó su segunda novela,

 La forma del agua, la primera de la extensa saga que narraría la historia de Salvo Montalbano, un afable y avispado comisario, fiel compañero y buen lector, que el escritor bautizó en homenaje a Manuel Vázquez

 Montalbán.

Desde entonces su serie se ha convertido en un inseparable compañero de las librerías

 italianas –aquí ha vendido más de 20 millones de copias-, pero también de los lectores

 de todo el mundo. Sus novelas se han traducido a más de 30 idiomas y le lograron en 

el 2014 el prestigioso premio Pepe Carvalho.

Escritor constante, Camilleri se levantaba durante años a las seis y media de la mañana para escribir cada día delante de la máquina. Esto explica su prolífica obra. Ha escrito más de cien libros, no sólo policíacos. Uno de los últimos es Ora dimmi di te (2018), una toma pequeña dedicada a su bisnieta Matilda donde le cuenta la historia reciente de Italia.Su conciencia política empezó muy joven. Hasta 

los dieciséis años era un convencido joven fascista, pero luego leyó La condición

 humana, de André Ernaux, y cambió totalmente de opinión. Militó durante años en el

 Partido Comunista, e incluso ahora, con su avanzada edad, no tenía ningún problema

 en criticar el avance del populismo en Italia. En una de sus últimas entrevistas, criticó

 el estilo agresivo de los políticos actuales e incluso dijo que ver al ministro del 

Interior italiano, Matteo Salvini, con un rosario, le daba ganas de vomitar.

Camilleri logró transmitir al mundo su pasión por la lengua y el mar de su Sicilia, que 

estaba impregnada en todas sus novelas. Tampoco quería hablar demasiado de la mafia,

 porque sentía que era darle demasiada importancia. Dijo que se dio cuenta, gracias a su

 esposa Rosetta Dello Siesto, que en realidad Montalbano era un fiel retrato de su padre.

 Consiguió transformar su personaje en fenómeno con la adaptación de las andanzas de 

su Montalbano en una serie protagonizada por Luca Zingaretti, con quien siempre se 

entendió a la perfección. En la televisión italiana, la Rai, ya lleva veinte años, todo un 

hito en este país.

Aunque las andanzas de Montalbano siempre hablaban de ficción en la ciudad imaginaria de Vigata, el comisario buscaba la verdad detrás de asuntos de primera actualidad italiana como la mafia, la corrupción, los feminicidios o hasta la llegada de migrantes. Camilleri explicaba que era un hombre moderno, que pisaba el mismo país que el resto, y que por lo tanto debía enfrentarse a los mismos problemas.
Hace pocos días salió su último libro, Il cuoco dell’Alcyon (Sellerio), con el que se despide en las listas de los más vendidos en Italia. Activo hasta el final, el año pasado volvió a los escenarios interpretando en el Teatro Greco de Siracusa sus Conversaciones con Tiresias, el adivino ciego más famoso de la mitología griega. Este mes de julio tenía que acudir por primera vez al teatro de las Termas de Caracalla en Roma para contar el primer fratricidio de la historia del hombre con L’Autodiffessa di Caino.
La vida de Camilleri dio un giro completo en 1994, cuando publicó su segunda novela, La forma del agua, la primera de la extensa saga que narraría la historia de Salvo Montalbano, un afable y avispado comisario, fiel compañero y buen lector, que el escritor bautizó en homenaje a Manuel Vázquez Montalbán.

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