Reflexiones sobre la vocación de Manuiel Belgrano.
* Dr. Edgardo Mónaco.
"La corta vida de Manuel Belgrano transcurrió desde el 3 de Junio de 1770, final del S. S XVIII y el 20 de Junio de 1820, final del S. XIX.
Fueron tiempos de cambios, introducción de nuevas ideologías que desplazarían a las viejas estructuras enraizadas en privilegios con poderes acumulados, dispuestos a resistir todo cambio que terminara con ellos.
Durante ese período estallan las revoluciones Norteamericana, y la Revolución Francesa, la toma del poder por Napoleón en Francia y su posterior caída, el bloqueo a los puertos europeos, que sucedió a la derrota de Napoleón en Trafalgar, las alianzas y los enfrentamientos bélicos, que muchas veces alternaban con esas propias alianzas, la búsqueda de nuevos mercados por parte del Reino Unido, que trajo como consecuencia, las invasiones inglesas a Buenos Aires y después la Revolución de Mayo, la Declaración de la Independencia y la propagación de las ideas liberales de estas regiones, que dieron fundamento ideológico a un clima revolucionario cada vez más expandido.
Manuel Belgrano viajó a España junto a su hermano Francisco en 1786 cuando contaba con 16 años, favorecido por la situación económica de su padre una de las más encumbradas de Buenos Aires. Cursó sus estudios en la Universidad de Salamanca y retornó al país en 1794, trayendo, además de distinciones recibidas como alumno brillante, el título de Bachiller en Leyes. obtenido en Valladolid. La designación de Secretario del Consulado, aún no creado cuando se le otorga el nombramiento, con la oposición poco disimulada del entonces Virrey Loreto, enemistado con su padre.
Así lo describió Mitre aludiendo a la imagen de Belgrano cuando llegó a Buenos Aires:"Joven rico y de buena presencia todas las puertas se abrían a su paso.El prestigio de un viaje al Viejo Mundo, su instrucción variada, sus conocimientos de la música, su título de abogado, las consideraciones que había merecido en la Metrópoli y sus maneras afables y cultas, contribuyeron a darle un lugar distinguido en la sociedad y a ponerlo en relación con los jóvenes más inteligentes de la época".
Era de suponer de ahí en más una sucesión de éxitos. Sin embargo se encuentra de pronto, como veremos, con todo lo contrario.
Antes de entrar al tema de la relación entre Belgrano y la mayoría de los miembros del Consulado,hagamos una primera aproximación en torno a sus inclinaciones vocacionales.
Cabría afirmar que se mostró atraido en gran medida por el Derecho más allá de que no solo -como lo expresamos- se recibió de Bachiller en Leyes, sino que ocupó la presidencia de la Academis de Derecho Romano y Práctica Forense en Salamanca (también la de Economía Política que fue tal vez la de su mayor preferencia) resistiéndose en cambio a profundizar sus estudios de Derecho.
En carta a su madreque ambicionaba para su hijo el grado de Doctor,le hace conocer su opinión en el sentido de que era una pérdida de tiempo emplear cuatro años en aprender lo que llamaba:"sutilezas de los romanos".( Los cuatro años referidos eran una extensión programática necesaria para llegar a ese título y que tenía su similar en la Academia Carolina de Charcas). Trataba asimismo de convencer a su padre de que "la borla de doctor", no era otra cosa más que una "patarata".
Es de creer que la dimensión de su pensamiento excedía el marco de lo que significaba el mayor desarrollo de una carrera que a su modo de ver, solo le reportaba una satisfacción personal que como habremos de insistir, carecía de importancia para el proyecto de vida que tenía en aquel momento, si no se traducía en un directo beneficio para la comunidad, máxime si se repara que el título ya obtenido lo habilitaba, de todos modos, a ejercer la profesión de abogado, si ello hubiera sido necesario para alcanzar esos fines. Así lo debe haber entendido, posando, después, la mirada en el Consulado y consecuentemente, en la economía, que sí parece haber sido su gran vocación.
Cuando ingresó a la Secretaría del Consulado se encontró con que la mayoría de su miembros tenía invariablemente una actitud de rechazo, no solo a sus propuestas sino también a las que ofrecía su primo Castelli, que lo reemplazó en las diversas oportunidades en que pidió licencia ante el recrudecimiento de su problemas crónicos de salud, siguiendo su línea de pensamiento,-aunque con más vocación de abogado que de economista-, provocando la sistemática oposición a cada una de sus inquietudes.
Así describe el propio Belgrano, sorprendido, la situación con que se encontró a su arribo a Buenos Aires:
"....solo había oído un rumor sordo a los americanos de quejas y disgustos que atribuía yo al maneje de la España, respecto a sus colonias y nunca a las intenciones de los metropolitanos que por sistema conservaban desde e tiempo de la conquista".
Advertido de las precarias prácticas económicas que los monopolistas aceptaban de buen grado,dice, asimismo: "todos eran comerciantes españoles excepto uno que otro, nada sabían más que su comercio monopolista, a saber, comprar por cuatro para vender por ocho..." y a continuación refiere la conocida controversia tan destacada por los historiadores acerca de la pretensión de "pagar con cuero el ingreso de esclavos", lo que provocó su más enérgico repudio.
¿Qué ideas atesoraba Belgrano para llevar al Consulado?
En 1790, hallándose en Europa cuando apenas contaba 20 años, solicitó y obtuvo del Papa Pio VI, la autorización para leer libros prohibidos, habida cuenta de la alta consideración con que contó en los claustros y fuera de ellos.
Puede entonces enriquecer su ya considerable solvencia intelectual con la lectura de "El Espíritu de las Leyeres de Montequieu: "cuando los poderes Ejecutivo y Legislativo se hallan reunidos en una misma persona o corporación, entonces no hay libertad, porque es de temer que el monarca o el Senado hagan leyes tiránicas para ejecutarlas del mismo modo"; de "las riquezas de las naciones" de Adam Smith:"el comerciante debe tener libertad para comprar donde más le acomode y es menester que lo haga donde se le proporciones el género más barato para reportar más utilidad"; de Frncois Quesnay,(quizá el autor que más influenció en su pensamiento económico) de quien tradujo sus máximas. Siguiendo su pensmiento fisiocrático Belgrano decía: "todo depende y resulta del cultivo de la tierra; sin él no hay materia prima para las artes. Por consiguiente la industria que no tiene como ejercitarse no puede proporcionar materia para que el comercio se ejecute; de Locke: "siempre que cualquier número de hombres se junten en sociedad y abandonen su poder público, existirá una sociedad civil o política"; de Rousseau: "según el axioma del sabio Locke, no podría haber injuria donde no existiera propiedad".
Su pensamiento se orientaba hacia un eclecticismo entre Adam Smith y Quesnay )libertad, trabajo y tierra) que se va a traducir después en propuestas prácticas de avanzada concepción para su época.
Y no resulta difícil comprender que no hayan tenido una respuesta favorable de la mayoría de los miembros del Consulado si se tiene en cuenta que, frente a su absolutismo, se encontraban con el común denominados del liberalismo que sustentaban esos autores y que era una reacción contra aquellas prácticas que, poco a poco iban asistiendo a su propia caída.
Así lo dice Belgrano, después de insistir en lo básico de su pensamiento: "nada puede hacerse con hombres que por sus intereses particulares posponían el bien común". Y ante el desconocimiento y la despreocupación, demostrando que no se da por vencido frente a las adversidades, expresa: "me propuse al menos echar las semillas que algún día fueran capaces de dar frutos, ya porque algunos, estimulados del mismo espíritu se dedicasen a su cultivo, ya porque el ordenamiento de las cosas hiciera germinar".
Basta con el enunciado de algunas de esas propuestas para reafirmar cuanto se viene diciendo siempre con miras al bien común: las escuelas de (dibujo, náutica, comercio, agricultura), la ecología(prohibiendo talar árboles sin reponerlos), la entrega gratuita de tierras (que pondrá en práctica después en el reglamento para las Misiones), la elaboración de materias ´primas que generan artículos manufacturados, otras ideas de enorme avance: la construcción de un puerto y canales que contribuyan a dar empleo al comercio exterior, completando para ello la creación de una flota mercante.
La necesidad de exteriorizar en hechos su vocación, hizo que camino al Paraguay, en plena desigual campaña militar no solo fundara dos pueblos,-advirtiendo su sensibilidad el estado ruinoso de su entorno-,sino que, además redactara el llamado "Reglamento para el régimen político y administrativo y reforma de los 30 pueblos de las Misiones. Las mismas o parecidas propuestas había hecho llegar Castelli en su discurso a los naturales en Tina Huanaco: "igualdad entre criollos y naturales, libertad de posibilidades para acceder a cargos públicos, representación de cada úeblo al futuro Congreso Nacional excensión de tributos por diez años, escuelas gratuitas y reparto gratuitas de tierras".
Cabe decir que, pese a la importancia del Reglamento,
que significaba llevar la revolución a los pueblos del Interior, la Junta nunca lo trató.
Muchas de esas ideas, inspirarán más tarde "Las Bases de Alberdi".
Quizá no sea aventurado a firmar que su vocación de economista se proyectó a algo más, porque ni las dificultades y preocupaciones militares impedían la súbita aparición del Estadista, perdido y frustrado, en el torrente paradójico de revolución y desinterés.
No parece haber dudas que Belgrano tenía vocación de Economista y que sus conocimientos, su observación y su inteligencia lo proyectaron a Estadista.
¿Qué hizo entonces que dejara la lucha de ideas por la lucha de las armas?; renunciado a su cargo en el Consulado, en 1810, ¿no era el mejor camino trabajar para la causa de la revolución desarrollando esa innegable vocación desde su puesto de Vocal de la Primera Junta?.
El propio Belgrano intenta poner claridad a ese interrogante, cuando dice que adoptó esa conducta para: "que no se creyera que solo quería disfrutar de la Capital y también porque entreveía una semilla de desunión entre los Vocales mismos, que yo no podía atajar y deseaba hallarme en "servicio activo".
Analizando las razones que anteceden todo parece la explicación del cambio de una actividad a otra para dejar a salvo su rectitud de conducta y encontrar el camino a su necesidad de hacer, que habremos de destacar más adelante; pero de lo que se trataba era de ingresar a la guerra sobrellevando enfermedades , con grupos de personas que estaban lejos de constituir un ejército y en terrenos que ofrecían dificultades, que llegaban a lo infranqueable.
Dejemos que Mitre exponga las características del camino que debió transitar Belgrano en su Expedición al Paraguay: "largas cadenas de esteros y pantanos producidos por la horizontalidad del suelo y poblados por millares de cocodrilos (yacarés) y de víboras ponsoñosas, se extiende a lo largo de las costas del Río Paraná, impregnando la atmósfera de emanaciones enervantes que engendran fiebres palúdicas".
Eso fue lo que eligió Manuel Belgrano como "servicio activo" a cambio de su puesto de Vocal de la Primera Junta.
Más allá de la opinión de Halperín Donghi volcada en su libro "El enigma de Belgrano", que se desarrolla en su ámbito psicológico que excede el marco de este trabajo y en la tarea de plantear interrogantes -porque son difíciles las conclusiones- y tratar de develarlos en base a los hechos y no a las íntimas motivaciones emocionales que pudieren condicionar esos hechos, digamos, sin abrir juicio al respecto, que el prestigioso historiador atribuye esa decisión a "un borrón y cuenta nueva", que decidió hacer Belgrano para satisfacer la esperanza de sus padres, aún no lograda.
En el camino de lograr una respuesta a los interrogantes que plantea la decisión de Belgrano cabe preguntarse:¿había en él alguna inclinación vocacional por la milicia?.
En 1797 cuando contaba 27 años, el Virrey Pedro de Melo frente al desplazamiento de una flota inglesa en zona del Caribe, con la intención de proveer a la defensa ante un eventual ataque a esta región, organiza una fuerza militar, convocando para ello a civiles. Belgrano es entonces nombrado capitán de Milicias de Buenos Aires, lo que él recibe con una indiferencia que se traduce en estas palabras: "acepté el cargo militar como para tener una vestimenta más que ponerme, que tomar conocimiento en semejante carrera".
No parece, entonces que, hasta ese momento la profesión de militar haya estado en sus planes y mucho menos en su vocación.
No caben dudas más allá de eso, que los episodios de Mayo han sido los que lo inclinaron a partir de allí, a pensar que esa era quizás,en tales circunstancias, la decisión más acertada.
Trayendo a la memoria otros momentos, no resulta ocioso destacar aquí ciertas actitudes de Belgrano que posiblemente tengan similitud con el estado de ánimo que presentaba cuando tomó esa decisión trascendental.
Decidía casi siempre en soledad, ofreciendo siempre el sacrificio de su propia persona, sin que le importaran las circunstancias que le pudiesen sobrevenir en lo personal ni si sus resoluciones contaban o no con el grupo que pudieren apoyarlo.
Asi, escapó, con un pretexto a la Banda Oriental para evitar sucribir la obediencia al Rey de Inglaterra cuando Beresford ocupó Buenos Aires en la primera invasión inglesa; le hizo saber a Crauford (oficial inglés prisionero, cuando Beresford fue derrotado), que no confiaba en los británicos como aliados a una, por entonces, hipotética revolución; advirtiendo cierta indecisión acerca del camino a seguir en las reuniones de los patriotas que conspiraban para destituir al Virrey Cisneros, se presentó abruptamente ante ellos y llevando su mano al arma que portaba prometió hacerlo renunciar si se negaba; en Ayohuma contando solo con minoría en opinión de los oficiales, entendiendo que existía una disparidad de fuerzas frente a los españoles; pero siendo su opinión que la única alternativa era atacar, dió esa orden, expresando: "Yo respondo a la Nación con mi cabeza del éxito de la batalla".
También uno de los hechos más gloriosos y más cercano a nuestro recuerdo: la decisión bajo su responsabilidad de la desobediencia al Triunvirato para llevar a cabo el Éxodo Jujeño.
Esa manera de resolver, obrando según lo que creía conveniente, por encima de toda especulación en relación a las consecuencias que pudiera experimentar en lo personal y -cabe insistir- en soledad ¿habrá sido determinante para que abrazara, sin más el oficio militar?.
Sea como fuere en medio de la artillería y las lanzas, no se descarta que despertara en él una nueva vocación, porque resulta difícil entender que un capítulo tan brillante de su vida como fue el de militar - más allá de las críticas por los reveses que sufrió cuyo fundamentos habría que revisar en profundidad antes de atribuirles ligeramente a su total responsabilidad- haya podido cumplirse sin una cuota -acaso importante- de vocación; pues como militar arrancó los mejores elogios y las mayores consideraciones de los más destacados oficiales de aquella época.
Dice Mitre que "fue el único patriota ante el cual se inclinaba Güemes" y no podría omitirse que el General Paz dice de él:" que así como era el General Belgrano, era el mejor General que tenía entonces la República". Por su parte San Martín expresando su opinión acerca de quien debía reemplazar a Rondeau como Jefe del Ejército del Norte,
después del Congreso de Tucumán, escribió, en carta a su amigo Godoy Cruz recomendando a Belgrano: "No tendrá los conocimientos de Moreau o de Bonaparte en punto a milicia; pero créame Ud. que es lo mejor que tenemos en la América del Sur".
Su talento, su voluntad inquebrantable, su sentido de justicia, au abnegación, su principio rector-que aquí cabe volver a traer- " el sacrificio individual en aras del bien común" y su necesidad de hacer, que tenía tanto de pragmático como de heroico, producen ese Belgrano múltiple del que se hace difícil extraer una solo vocación: Abogado? Economista? Estadista? Militar?.
La entrega de su persona cubrió una respuesta concluyente, si es que puede haberla y quedará sepultada en la historia.
Bibliografía:
Reflexiones sobre Belgrano.
Dr. Edgardo Mónaco. - 27 -01-2020-
Era de suponer de ahí en más una sucesión de éxitos. Sin embargo se encuentra de pronto, como veremos, con todo lo contrario.
Antes de entrar al tema de la relación entre Belgrano y la mayoría de los miembros del Consulado,hagamos una primera aproximación en torno a sus inclinaciones vocacionales.
Cabría afirmar que se mostró atraido en gran medida por el Derecho más allá de que no solo -como lo expresamos- se recibió de Bachiller en Leyes, sino que ocupó la presidencia de la Academis de Derecho Romano y Práctica Forense en Salamanca (también la de Economía Política que fue tal vez la de su mayor preferencia) resistiéndose en cambio a profundizar sus estudios de Derecho.
En carta a su madreque ambicionaba para su hijo el grado de Doctor,le hace conocer su opinión en el sentido de que era una pérdida de tiempo emplear cuatro años en aprender lo que llamaba:"sutilezas de los romanos".( Los cuatro años referidos eran una extensión programática necesaria para llegar a ese título y que tenía su similar en la Academia Carolina de Charcas). Trataba asimismo de convencer a su padre de que "la borla de doctor", no era otra cosa más que una "patarata".
Es de creer que la dimensión de su pensamiento excedía el marco de lo que significaba el mayor desarrollo de una carrera que a su modo de ver, solo le reportaba una satisfacción personal que como habremos de insistir, carecía de importancia para el proyecto de vida que tenía en aquel momento, si no se traducía en un directo beneficio para la comunidad, máxime si se repara que el título ya obtenido lo habilitaba, de todos modos, a ejercer la profesión de abogado, si ello hubiera sido necesario para alcanzar esos fines. Así lo debe haber entendido, posando, después, la mirada en el Consulado y consecuentemente, en la economía, que sí parece haber sido su gran vocación.
Cuando ingresó a la Secretaría del Consulado se encontró con que la mayoría de su miembros tenía invariablemente una actitud de rechazo, no solo a sus propuestas sino también a las que ofrecía su primo Castelli, que lo reemplazó en las diversas oportunidades en que pidió licencia ante el recrudecimiento de su problemas crónicos de salud, siguiendo su línea de pensamiento,-aunque con más vocación de abogado que de economista-, provocando la sistemática oposición a cada una de sus inquietudes.
Así describe el propio Belgrano, sorprendido, la situación con que se encontró a su arribo a Buenos Aires:
"....solo había oído un rumor sordo a los americanos de quejas y disgustos que atribuía yo al maneje de la España, respecto a sus colonias y nunca a las intenciones de los metropolitanos que por sistema conservaban desde e tiempo de la conquista".
Advertido de las precarias prácticas económicas que los monopolistas aceptaban de buen grado,dice, asimismo: "todos eran comerciantes españoles excepto uno que otro, nada sabían más que su comercio monopolista, a saber, comprar por cuatro para vender por ocho..." y a continuación refiere la conocida controversia tan destacada por los historiadores acerca de la pretensión de "pagar con cuero el ingreso de esclavos", lo que provocó su más enérgico repudio.
¿Qué ideas atesoraba Belgrano para llevar al Consulado?
En 1790, hallándose en Europa cuando apenas contaba 20 años, solicitó y obtuvo del Papa Pio VI, la autorización para leer libros prohibidos, habida cuenta de la alta consideración con que contó en los claustros y fuera de ellos.
Puede entonces enriquecer su ya considerable solvencia intelectual con la lectura de "El Espíritu de las Leyeres de Montequieu: "cuando los poderes Ejecutivo y Legislativo se hallan reunidos en una misma persona o corporación, entonces no hay libertad, porque es de temer que el monarca o el Senado hagan leyes tiránicas para ejecutarlas del mismo modo"; de "las riquezas de las naciones" de Adam Smith:"el comerciante debe tener libertad para comprar donde más le acomode y es menester que lo haga donde se le proporciones el género más barato para reportar más utilidad"; de Frncois Quesnay,(quizá el autor que más influenció en su pensamiento económico) de quien tradujo sus máximas. Siguiendo su pensmiento fisiocrático Belgrano decía: "todo depende y resulta del cultivo de la tierra; sin él no hay materia prima para las artes. Por consiguiente la industria que no tiene como ejercitarse no puede proporcionar materia para que el comercio se ejecute; de Locke: "siempre que cualquier número de hombres se junten en sociedad y abandonen su poder público, existirá una sociedad civil o política"; de Rousseau: "según el axioma del sabio Locke, no podría haber injuria donde no existiera propiedad".
Su pensamiento se orientaba hacia un eclecticismo entre Adam Smith y Quesnay )libertad, trabajo y tierra) que se va a traducir después en propuestas prácticas de avanzada concepción para su época.
Y no resulta difícil comprender que no hayan tenido una respuesta favorable de la mayoría de los miembros del Consulado si se tiene en cuenta que, frente a su absolutismo, se encontraban con el común denominados del liberalismo que sustentaban esos autores y que era una reacción contra aquellas prácticas que, poco a poco iban asistiendo a su propia caída.
Así lo dice Belgrano, después de insistir en lo básico de su pensamiento: "nada puede hacerse con hombres que por sus intereses particulares posponían el bien común". Y ante el desconocimiento y la despreocupación, demostrando que no se da por vencido frente a las adversidades, expresa: "me propuse al menos echar las semillas que algún día fueran capaces de dar frutos, ya porque algunos, estimulados del mismo espíritu se dedicasen a su cultivo, ya porque el ordenamiento de las cosas hiciera germinar".
Basta con el enunciado de algunas de esas propuestas para reafirmar cuanto se viene diciendo siempre con miras al bien común: las escuelas de (dibujo, náutica, comercio, agricultura), la ecología(prohibiendo talar árboles sin reponerlos), la entrega gratuita de tierras (que pondrá en práctica después en el reglamento para las Misiones), la elaboración de materias ´primas que generan artículos manufacturados, otras ideas de enorme avance: la construcción de un puerto y canales que contribuyan a dar empleo al comercio exterior, completando para ello la creación de una flota mercante.
La necesidad de exteriorizar en hechos su vocación, hizo que camino al Paraguay, en plena desigual campaña militar no solo fundara dos pueblos,-advirtiendo su sensibilidad el estado ruinoso de su entorno-,sino que, además redactara el llamado "Reglamento para el régimen político y administrativo y reforma de los 30 pueblos de las Misiones. Las mismas o parecidas propuestas había hecho llegar Castelli en su discurso a los naturales en Tina Huanaco: "igualdad entre criollos y naturales, libertad de posibilidades para acceder a cargos públicos, representación de cada úeblo al futuro Congreso Nacional excensión de tributos por diez años, escuelas gratuitas y reparto gratuitas de tierras".
Cabe decir que, pese a la importancia del Reglamento,
que significaba llevar la revolución a los pueblos del Interior, la Junta nunca lo trató.
Muchas de esas ideas, inspirarán más tarde "Las Bases de Alberdi".
Quizá no sea aventurado a firmar que su vocación de economista se proyectó a algo más, porque ni las dificultades y preocupaciones militares impedían la súbita aparición del Estadista, perdido y frustrado, en el torrente paradójico de revolución y desinterés.
No parece haber dudas que Belgrano tenía vocación de Economista y que sus conocimientos, su observación y su inteligencia lo proyectaron a Estadista.
¿Qué hizo entonces que dejara la lucha de ideas por la lucha de las armas?; renunciado a su cargo en el Consulado, en 1810, ¿no era el mejor camino trabajar para la causa de la revolución desarrollando esa innegable vocación desde su puesto de Vocal de la Primera Junta?.
El propio Belgrano intenta poner claridad a ese interrogante, cuando dice que adoptó esa conducta para: "que no se creyera que solo quería disfrutar de la Capital y también porque entreveía una semilla de desunión entre los Vocales mismos, que yo no podía atajar y deseaba hallarme en "servicio activo".
Analizando las razones que anteceden todo parece la explicación del cambio de una actividad a otra para dejar a salvo su rectitud de conducta y encontrar el camino a su necesidad de hacer, que habremos de destacar más adelante; pero de lo que se trataba era de ingresar a la guerra sobrellevando enfermedades , con grupos de personas que estaban lejos de constituir un ejército y en terrenos que ofrecían dificultades, que llegaban a lo infranqueable.
Dejemos que Mitre exponga las características del camino que debió transitar Belgrano en su Expedición al Paraguay: "largas cadenas de esteros y pantanos producidos por la horizontalidad del suelo y poblados por millares de cocodrilos (yacarés) y de víboras ponsoñosas, se extiende a lo largo de las costas del Río Paraná, impregnando la atmósfera de emanaciones enervantes que engendran fiebres palúdicas".
Eso fue lo que eligió Manuel Belgrano como "servicio activo" a cambio de su puesto de Vocal de la Primera Junta.
Más allá de la opinión de Halperín Donghi volcada en su libro "El enigma de Belgrano", que se desarrolla en su ámbito psicológico que excede el marco de este trabajo y en la tarea de plantear interrogantes -porque son difíciles las conclusiones- y tratar de develarlos en base a los hechos y no a las íntimas motivaciones emocionales que pudieren condicionar esos hechos, digamos, sin abrir juicio al respecto, que el prestigioso historiador atribuye esa decisión a "un borrón y cuenta nueva", que decidió hacer Belgrano para satisfacer la esperanza de sus padres, aún no lograda.
En el camino de lograr una respuesta a los interrogantes que plantea la decisión de Belgrano cabe preguntarse:¿había en él alguna inclinación vocacional por la milicia?.
En 1797 cuando contaba 27 años, el Virrey Pedro de Melo frente al desplazamiento de una flota inglesa en zona del Caribe, con la intención de proveer a la defensa ante un eventual ataque a esta región, organiza una fuerza militar, convocando para ello a civiles. Belgrano es entonces nombrado capitán de Milicias de Buenos Aires, lo que él recibe con una indiferencia que se traduce en estas palabras: "acepté el cargo militar como para tener una vestimenta más que ponerme, que tomar conocimiento en semejante carrera".
No parece, entonces que, hasta ese momento la profesión de militar haya estado en sus planes y mucho menos en su vocación.
No caben dudas más allá de eso, que los episodios de Mayo han sido los que lo inclinaron a partir de allí, a pensar que esa era quizás,en tales circunstancias, la decisión más acertada.
Trayendo a la memoria otros momentos, no resulta ocioso destacar aquí ciertas actitudes de Belgrano que posiblemente tengan similitud con el estado de ánimo que presentaba cuando tomó esa decisión trascendental.
Decidía casi siempre en soledad, ofreciendo siempre el sacrificio de su propia persona, sin que le importaran las circunstancias que le pudiesen sobrevenir en lo personal ni si sus resoluciones contaban o no con el grupo que pudieren apoyarlo.
Asi, escapó, con un pretexto a la Banda Oriental para evitar sucribir la obediencia al Rey de Inglaterra cuando Beresford ocupó Buenos Aires en la primera invasión inglesa; le hizo saber a Crauford (oficial inglés prisionero, cuando Beresford fue derrotado), que no confiaba en los británicos como aliados a una, por entonces, hipotética revolución; advirtiendo cierta indecisión acerca del camino a seguir en las reuniones de los patriotas que conspiraban para destituir al Virrey Cisneros, se presentó abruptamente ante ellos y llevando su mano al arma que portaba prometió hacerlo renunciar si se negaba; en Ayohuma contando solo con minoría en opinión de los oficiales, entendiendo que existía una disparidad de fuerzas frente a los españoles; pero siendo su opinión que la única alternativa era atacar, dió esa orden, expresando: "Yo respondo a la Nación con mi cabeza del éxito de la batalla".
También uno de los hechos más gloriosos y más cercano a nuestro recuerdo: la decisión bajo su responsabilidad de la desobediencia al Triunvirato para llevar a cabo el Éxodo Jujeño.
Esa manera de resolver, obrando según lo que creía conveniente, por encima de toda especulación en relación a las consecuencias que pudiera experimentar en lo personal y -cabe insistir- en soledad ¿habrá sido determinante para que abrazara, sin más el oficio militar?.
Sea como fuere en medio de la artillería y las lanzas, no se descarta que despertara en él una nueva vocación, porque resulta difícil entender que un capítulo tan brillante de su vida como fue el de militar - más allá de las críticas por los reveses que sufrió cuyo fundamentos habría que revisar en profundidad antes de atribuirles ligeramente a su total responsabilidad- haya podido cumplirse sin una cuota -acaso importante- de vocación; pues como militar arrancó los mejores elogios y las mayores consideraciones de los más destacados oficiales de aquella época.
Dice Mitre que "fue el único patriota ante el cual se inclinaba Güemes" y no podría omitirse que el General Paz dice de él:" que así como era el General Belgrano, era el mejor General que tenía entonces la República". Por su parte San Martín expresando su opinión acerca de quien debía reemplazar a Rondeau como Jefe del Ejército del Norte,
después del Congreso de Tucumán, escribió, en carta a su amigo Godoy Cruz recomendando a Belgrano: "No tendrá los conocimientos de Moreau o de Bonaparte en punto a milicia; pero créame Ud. que es lo mejor que tenemos en la América del Sur".
Su talento, su voluntad inquebrantable, su sentido de justicia, au abnegación, su principio rector-que aquí cabe volver a traer- " el sacrificio individual en aras del bien común" y su necesidad de hacer, que tenía tanto de pragmático como de heroico, producen ese Belgrano múltiple del que se hace difícil extraer una solo vocación: Abogado? Economista? Estadista? Militar?.
La entrega de su persona cubrió una respuesta concluyente, si es que puede haberla y quedará sepultada en la historia.
Bibliografía:
1.- Belgrano Manuel.- Autobiografía. - Bs.As.
2.- Busaniche José Luis. Historia Agentina.- Santa Fe.
3.- De Marco Miguel Angel. Belgrano y su Tiempo. Bs.As.
4. - De Vedia, Mariano y Mitre. Derecho Político. - Bs.As.
5.- Luna Félix. Los Caudillos.Bs.As.
6. - Mitre Bartolomé, Belgrano y la Independencia.- BsAs.
7. - Paz, José María.- Bs.As.
Autor: * Dr. Edgardo Mónaco.
Abogado rosarino, jubilado. Especializado en Derecho Administrativo.
Subdirector General de Asuntos Jurídicos de la Municipalidad de Rosario-1980-1993- Socio Adherente del Instituto Belgraniano de Rosario.
.............................................................................................................................................Enviado al Lic. Juan Pablo Bello para el Libro del Bicentenario...el -25-02-2020.-
Subdirector General de Asuntos Jurídicos de la Municipalidad de Rosario-1980-1993- Socio Adherente del Instituto Belgraniano de Rosario.
.............................................................................................................................................Enviado al Lic. Juan Pablo Bello para el Libro del Bicentenario...el -25-02-2020.-
Reflexiones sobre Belgrano.
Dr. Edgardo Mónaco. - 27 -01-2020-
Manuel Belgrano aprovechó el tiempo de estudio al máximo. E#n 1790, con veinte años, solicitó y obtuvo del Papa Pío VI la autorización para leer algunos libros prohibidos por la iglesia, habida cuenta de la alta consideración con que contó en los claustros y fuera de ellos.
Pudo entonces enriquecer su considerable solvencia intelectual con la lectura de "El Espíritu de las Leyes" de las Leyes" de Montesquieu, quien decía:"cuando los Poderes Ejecutivos y Legislativos se hallan reunidos en una misma persona o corporación, entonces no hay libertad porque es de temer que el Monarca, o el Senado hagan leyes tiránicas para ejecutarlas del mismo modo".
Belgrano leyó y luego tradujo "La riqueza de las Naciones", de Adam Smith, quien opinaba que " el comerciante debe tener libertad para comprar donde más le acomode y es menester que lo haga donde se le proporcione el género más barato para reportar más utilidad".
El autor que más influyó en el pensamiento económico fue el fisiócrata Francoise Quesnay, de quien tradujo sus "Máximas", una de las cuales decía:"Todo depende y resulta del cultivo de la tierra,sin él no hay materia prima para las artes. Por consiguiente la industria que no tiene como ejercitarse no puede proporcionar materia para que el comercio se ejecute".
Del inglés tradujo: “La naturaleza y causa de la Riqueza de las Naciones”, de Adam Smith (1723-1790), economista escocés, obra fundadora del liberalismo clásico; sumó: “Despedida de Jorge Washington,-1796-, al pueblo de los Estados Unidos”, con la ayuda y corrección de su médico, Joseph Redhead, en Salta 1813 y fue publicada en Buenos Aires el mismo año. En el Museo Mitre se conserva también el manuscrito inédito: “El Bosquejo de Constitución, (1814) de Benjamin Constant.
La lectura minuciosa de Juan John Locke fue un filósofo importante, que aunque su especialidad fue la medicina, siempre estuvo codeado con reputados filósofos y científicos como lo fue Isaac Newton. Dio principios morales y de enseñanzas de pensamientos políticos liberales que aún se aplican en la actualidad. El mismo decía:" siempre que cualquier número de personas se reúnan en sociedad y abandonen su poder que la Ley Natural les dio en manos del poder público,existirá una sociedad civil o política".
De Juan Jacobo Rousseau retuvo la idea de:" no podría haber injuria donde no existiera propiedad".
El Pensamiento de Belgrano se orientaba entre Adam Smith y Quesnay (Libertad,trabajo y tierra).que se plasman en propuestas prácticas de avanzada concepción para su época. Por tanto no resulta difícil comprender que no haya recibido una resuesta favorable de los miembros del Consulado, con ideas absolutistas, pues se encontraban con el común denominador del liberalismo que era una reacción contra aquellas prácticas, que poco a poco asistían a su propia caída.
Del francés tradujo “las Máximas generales del gobierno de un reyno agricultor, de François Quesnay (1794), quién opinaba que “los empresarios empapados de codicia, que se vuelcan al contrabando aceleran la destrucción del Estado”, allí proponía “multas, contra los contrabandistas” y sentenciaba: “jamás han podido existir los Estados luego que la corrupción ha llegado”.
También tradujo “Los Principios de la Ciencia Económico-Política (1796), de varios autores.
4.- Belgrano Retornó a Buenos Aires.
El Rey Carlos IV lo designó Secretario Perpetuo del Consulado de Buenos Aires, Virreinato del río de la Plata, "con la oposición poco disimulada del Virrey Loreto enemistado con su padre Domingo Belgrano Peri".
Belgrano joven lleno de nuevas ideas y dispuesto a trabajar en su tierra natal, llegó a Buenos Aires en 1794 y así lo describe Bartolomé Mitre:
" Era un joven rico, de buena presencia, todas las puertas se le abrían a su paso. El prestigio de un viaje al Viejo Mundo, su instrucción, variada, sus conocimientos de la vida europea, su título de Abogado, las consideraciones que había merecido en la Metrópoli, sus modales afables y cultos, contribuyeron a darle un lugar distinguido en la sociedad y a colocarlo en relación con los jóvenes más inteligentes de la época Virreinal".
Su llegada a Buenos Aires suponía una sucesión de éxitos; sin embargo se encontró de pronto con todo lo contrario. Su tarea no fue fácil.
La mayor preferencia la mostró hacia la Economía Política y no hacia la carrera del Derecho como le expresó en una carta a su madre. Estos cuatro años que transcurrí en una extensión programática para aprender lo que llamaban"sutilezas de los romanos", me sirvió para llegar al título que ten´´ia su similar en la Academia Carolina de Charcas".(Autobiografía).
Trató asimismo de convencer a su padre que "la borla de doctor", no era otra cosa que una "patarata". La dimensión de su pensamiento excedía el marco del desarrollo de una carrera, que a su modo de ver "era solo la representación de una satisfacción personal que carecía de importancia para el proyecto de vida que tenía en aquel momento, si no se traducía en un directo beneficio para la comunidad". Belgrano insiste que "su Título lo utilizaría si ello hubiese sido necesario para alcanzar esos fines". Asó lo entendió cuando posó su mi¿rada en el Consulado y en la Economía, "que sí parece haber sido su gran vocación".
5.- Discrepancias y adversidades en el Consulado.
Los integrantes del Consulado de Buenos Aires tenían invariablemente una actitud de rechazo a sus propuestas y también hacia las de su primo Castelli, también abogado, quien lo reemplazó en varias oportunidades, cuando solicitó licencia por enfermedad. Las propuesta de ambos "provocaban la sistemáticas oposición a cada una de sus inquietudes", pues contrariaban las ideas monopólicas de los comerciantes".
Belgrano sorprendido describió así la situación que encontró cuando llegó a Buenos Aires: "Solo había escuchado un rumor de quejas y disgustos de los americanos que yo atribuía al manejo de España respecto a las Colonias y nunca a las intenciones perversas de los Metropolitanos, que por sistema conservaban desde el tiempo de la Conquista" (Autobiografía).
Advirtió las precarias prácticas económicas que los monopolistas aceptaban de buen grado y escribió en sus Memorias: " ..todos eran comerciantes españoles, excepto uno que otro, nada sabían más que atender su comercio monopolista, a saber, comprar por cuatro para vender por ocho".
También se refirió a la conocida controversia, destacada por los historiadores, acerca de la pretensión "de pagar con cueros el ingreso de esclavos, lo que provocó su más enérgico repudio".
Belgrano insistía:"nada puede hacerse con hombres que por sus intereses particulares, posponían el bien común". Belgrano Secretario del Consulado, no se daba por vencido "ante el desconocimiento y la despreocupación de sus adversarios" y repetía en sus escritos de las Memorias y como periodista: "me propuse al menos echar las semillas que algún día fueran capaces de dar frutos, ya porque algunos estimulados por el mismo espíritu se dedicasen a su cultivo, ya porque el ordenamiento de las cosas las hiciera germinar".
6.- El Bien común y las Escuelas.
"Desarraigaremos la ignorancia y la pobreza entre los habitantes de estas regiones con la Educación", repetía Belgrano.
El enunciado de estas propuestas se reafirmó siempre en vistas al Bien Común y se reflejaron en la creación de Escuelas de Primeras Letras, la de Dibujo y Perspectiva, la de Náutica, Comercio, Agricultura, su defensa de la Ecología,(prohibió talar árboles sin reponerlos); propuso "la entrega gratuita de tierras" para quien reforestara" siempre insistió en la idea de "la elaboración de materias primas que generaran artículos manufacturados".
Otra idea de enorme avance fue "la construcción de Puertos y Canales que contribuyeran a expandir el Comercio Exterior y el mayor empleo" , completando para ello "la Creación de una Flota Mercante y con un Seguro, La Confianza, que cubriera los riesgos de Timoneles, naves y mercaderías".
7.- Las convicciones emocionales de Belgrano.
Las opiniones del historiador Halperín Donghi, en su libro "El Enigma de Belgrano", analiza el ámbito psicológico que excede el marco de este trabajo allí platea interrogantes y difíciles conclusiones donde trata de interpretar las íntimas motivaciones emocionales que pudieron condicionar esos hechos y atribuye esa decisión a un "borrón y cuenta nueva", que decidió hacer Belgrano para satisfacer la esperanza de sus padres aún no lograda".
En el camino de lograr una respuesta a los interrogantes que plantea la decisión de Belgrano cabe preguntarse:"¿había en él alguna inclinación vocacional por la carrera militar?
8.-Invasiones Inglesas.
Belgrano en 1797 con 27 años, fue nombrado Capitán de Milicia de Buenos Aires, lo que él recibe con indiferencia que se traduce en estas palabras: "acepté el cargo militar como para tener una vestimenta más que ponerme, antes que tener conocimiento en semejante carrera".
Los episodios de Mayo de 1810 lo inclinaron a pensar que esa era su vocación, y tomo la trascendental decisión. Ofreció el sacrificio de su propia persona,sin que le importaran las consecuencias que pudieran sobrevenir.
Belgrano en 1806 cuando las autoridades de Buenos Aires se preparaban para rendir obediencia al rey de Inglaterra, cuando Beresford ocupó Buenos Aires, en la Primera invasión inglesa, él huyó a la Banda Oriental para evitar el juramento de obediencia al Rey de Inglaterra. No confiaba en los británicos como aliados. Volvió cuando la primera invasión fue derrotada.
Tras la capitulación de Beresford en 1806 y ante la posibilidad de una nueva invasión, Liniers emitió un comunicado, instando al pueblo a organizarse en cuerpos de milicias separados según su origen.
Los nativos de la ciudad formaron el cuerpo de Patricios, tres batallones, liderados por Cornelio Saavedra, donde militaban Manuel Belgrano, Domingo French, Antonio Beruti, Hipólito Vieytes, entre otros; los del interior los de Arribeños eran de las provincias de arriba, mayormente peones de carretas, liderado por Juan Bautista Bustos; Cazadores Correntinos, bajo el mando de Juan José Fernández Blanco; los esclavos e indios el de Pardos y Morenos. Los de origen español formaron las milicias de Gallegos, Catalanes, Asturianos y Vizcaínos, Cántabros o Montañeses, y Andaluces.
En la campaña se formaron tres Escuadrones de Húsares, liderado por Pueyrredón, el segundo de Vivas, y el tercero de Núñez.
En cada milicia los jefes y oficiales eran elegidos por sus integrantes. La ciudad se militarizó pero también se politizó. Las milicias se transformaron en lugares de discusión política y fue ol germen de la Revolución de Mayo de 1810.
Destituido el Virrey Cisneros.
Manuel Belgrano en una reunión prometió hacerlo renunciar a la fuerza al Virrey. si se negaba,(llevando su mano al arma que portaba).
9.- Jefe de la Campaña al Paraguay.
Recibió la orden de la Campaña al Paraguay para acercarlos a la Revolución de 1810, en desigual campaña militar, fundó dos pueblos, advirtió la ruinosa vida de los nativos y fue allí cuando redactó el "Reglamento para el Régimen Político y Administrativo y reforma de los treinta pueblos de las Misiones, para la protección de aborígenes de Corrientes y Misiones", al final de 1810", reparto de tierras, igualdad entre criollos y naturales, libertad de posibilidades para acceder a cargos públicos, representación de cada pueblo al futuro Congreso Nacional, de eximir de tributos por diez años, escuelas gratuitas a los naturales". Las mismas propuestas había hecho llegar el Dr. Castellij, en su "Discurso a los Naturales en Tina Huanaco".
Cabe resaltar que pese a la importancia del reglamento, enviado también el Gobernador de Corrientes, que significaba llevar la Revolución a los Pueblos del Interior, "la Junta nunca los trató". Muchas de esas ideas inspiraron años posteriores las "Bases de Juan Bautista Alberdi".
Bartolomé Mitre expuso las características del camino que debió transitar Belgrano y su tropa en aquella Expedición al Paraguay e su Historia de Belgrano (1858): "Fueron largas cadenas de esteros y pantanos producidos por la horizontalidad del terreno poblado por millares de yacarés, de víboras ponsoñosas que se extendían a lo largo de las costas del Río Paraná, insectos de todas clases, y además impregnada la atmósfera de emanaciones enervantes, que solo engendraban fiebres palúdicas".
"Eso fue lo que eligió Belgrano como servicio activo, a cambio de su puesto de Vocal de la Primera Junta de 1810".
Bartolomé Mitre expuso las características del camino que debió transitar Belgrano y su tropa en aquella Expedición al Paraguay e su Historia de Belgrano (1858): "Fueron largas cadenas de esteros y pantanos producidos por la horizontalidad del terreno poblado por millares de yacarés, de víboras ponsoñosas que se extendían a lo largo de las costas del Río Paraná, insectos de todas clases, y además impregnada la atmósfera de emanaciones enervantes, que solo engendraban fiebres palúdicas".
"Eso fue lo que eligió Belgrano como servicio activo, a cambio de su puesto de Vocal de la Primera Junta de 1810".
10.- La vocación de Economista.
La vocación de Economista de Menuel Belgrano, se proyectó siempre, ni las dificultades y preocupaciones por los encargos de la conducción militar, impidieron la aparición del Estadista perdido y frustrado, en el torrente paradógico de "Revolución y desinterés". No hay dudas que Belgrano tenía vocación de Economista y sus conocimientos lo proyectaron a Estadista.
11.-Belgrano Estadista.
Belgrano supo ensamblar la lucha de las ideas con la lucha de las armas, por ello renunció a su cargo en el Consulado, -virtual Ministro de Economía- y emprendió el camino difícil que para él no era el mejor camino, el de militar, desarrollando esa innegable vocación desde su puesto de Vocal de la Primera Junta.
El mismo Belgrano intentó poner claridad a ese interrogante cuando dijo: "adopté esa conducta para que no creyeran que solo quería disfrutar de la Capital y también porque entreveía una semilla de desunión entre los Vocales mismos, que yo no podía atajar y deseaba hallarme en servicio activo".
12.- Triunfos de Tucumán y Salta.
Luego de los triunfos de Tucumán (24 de Septiembre de 1812) y Salta (el 20 de Febrero de 1813), recibió un premio del Triunvirato de 40.000 pesos fuertes "por defender la integridad territorial", que él agradeció en nombre de sus soldados; "y los donó para construir cuatro escuelas, una en Tarija, otras en Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero. Ese es mi legado para terminar con la ignorancia y la pobreza de estas regiones".
13.- Belgrano en el Sur de Santa Fe.
El año 1814 fue enviado a Europa como Diplomático a España e Inglatrerra y a su regreso fue Asesor del Congreso de Tucumán (1816). Luego enviado con el Ejército del Norte al Sur de Santa Fe, para solucionar el conflicto entre Ramírez, López y Artigas, que concluyó con el tratado de San Lorenzo 1819. Entonces el Ejército acampaba en el Desmochado, hoy Casilda.
14 .- Opiniones sobre la persona de Manuel Belgrano.
El General Bartolomé Mitre en su biografía de "Belgrano y la Independencia" expresó: "fue el único patriota ante el cual se inclinaron el General Martín de Güemes, el General José María Paz y San Martín que opinaba: "era el mejor General que tenía entonces la República". Después del Congreso de Tucumán -1816-, San Martín escribió a su amigo Godoy Cruz recomendando a Belgrano: " no tendrá los conocimientos de Maoreau o de Napoleón Bonaparte en punto a milicia; pero créame Ud. que es lo mejor que tenemos en la América del Sur".
Su talento, su voluntad inquebrantable, su sentido de justicia, su abnegación su principio rector: "debe primar el bien común antes que bien individual", este pensamiento tiene tanto de pragmático como de heroico, que produce ese Belgrano heroico, múltiple del que se hace difícil extraer una sola vocación, sino que consiguió e involucró sus conocimientos de abogado, economista, estadista y militar.
Según los historiadores Guillermo Furlong (SJ) y Cayetano Bruno (SDB) "la entrega de su persona cubrió una respuesta concluyente, si es que puede haberla, y quedará grabada en la historia, imposible de olvidar que fue "culto", cultivaba las virtudes y valores, antes que erudito. Es una obligación ciudadana recordarlo en este Año Belgraniano Nacional 2.020.
15.- Bibliografía.
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