A 250 años de la llegada de la Virgen del Rosario, el 3 de Mayo 1773. -4-5-23

LA FIGURA DE LOS 250 AÑOS. Cuando en 1689 el capitán Luis Romero de Pineda recibe gran parte de las tierras que hoy componen nuestra ciudad, construye el casco de la estancia en la ribera del Arroyo Saladillo, en el punto medio de su merced. Tal como era común por entonces, levanta lindero al casco, un pequeño oratorio para venerar a la Virgen de La Concepción de la cual el capitán era su ferviente seguidor. Los primeros pobladores comienzan a instalarse durante los primeros años del s.XVIII en la zona de lo que hoy es la Plaza 25 de Mayo, en tierras que por entonces pertenecían a Domingo Gómez Recio, nieto de Romero de Pineda. Estos primeros rosarinos se dirigían hasta el pequeño oratorio en el Saladillo para profesar su fe pero la distancia era extensa por lo cual solicitan a Domingo, construya una capilla en un sector más cercano a sus residencias. Así es que se levanta la primera capilla, muy humilde con techo de paja, en este sector y es el mismo solar donde hoy se encuentra nuestra catedral. Cuando la capilla recibe la curia por parte del cabildo eclesiástico en 1731, solicitan a Santa Fe les envíe los ornamentos necesarios para equipar esta capilla para que aquellos habitantes puedan profesar su fe. En los depósitos de la catedral de la capital provincial, se encontraban los elementos religiosos de un antiguo asentamiento Calchaquí. Entre ellos había una pequeña estatuilla de la Virgen del Rosario construida por esta comunidad aborigen. Esta es la que envían a la Capilla del Pago de los Arroyos y durante años aquellos rosarinos, veneraron esta imagen y bajo su protección se realizaron los primeros bautismos, casamientos y entierros con el primer párroco rosarino, Ambrosio Alzugaray. Luego que Santiago Montenegro se hace poseedor de estas lonjas, dona en 1757 un sector para la iglesia y construye otra capilla algo más firme, aún con la imagen calchaquí. Ya había idea que un nuevo poblado estaba surgiendo en este sector a vera del río Paraná, con puerto natural, altas barrancas y fértiles tierras, ya era conocida por todos como la Capilla del Rosario. A medida que la población crecía, Cossio y Teherán, párroco que reemplaza a Alzugaray, solicita a España, les envíe una imagen de la Virgen del Rosario para instalar en la Capilla y reemplazar a la realizada por los Calchaquíes que debía ser devuelta a Santa Fe. Es así que desde Cadiz, llega el 3 de Mayo de 1773, una nueva estatuilla de la Virgen del Rosario. Esta es la imagen que hoy está en nuestra catedral y es la que cumple 250 años, siendo el objeto más antiguo de la ciudad. Ahora bien … un par de observaciones. Según Gabriel Carrasco y varios historiadores del s.XIX, afirman que la primer figura de la Virgen del Rosario fue traída por los mismos Calchaquíes y que Alzugaray, cuando asume como párroco, tronca esta figura por la de la Concepción por “ser más bella”. O sea, no estaba en los depósitos de la catedral santafesina. Esta comunidad aborigen se instala a poca distancia de la capilla de Gómez Recio y a medida que la población crecía y la aristocracia de la capital provincial se instalaba en los Pagos, surge la versión que “ya no era posible que españoles e indios habitasen en un mismo lugar” con lo cual esta antigua comunidad es trasladada a vera del Carcarañá. Basándonos en esto, ¿es posible que la imagen construida en Cáliz haya sido solicitada para reemplazar a la realizada por los Calchaquíes por el simple hecho que fue hecha por ellos? Y por otra parte ya sea de un modo u otro, si la imagen que llega hubiera sido por ejemplo de San Francisco ¿hubiéramos sido Ciudad de San Francisco?. O si se hubiese dejado la imagen de la Concepción, ¿seríamos Ciudad de La Concepción?. La llegada de la Virgen del Rosario fue por casualidad entonces. La cuestión es que la estatuilla hoy venerada cumple 250 años y según la mirada cristiana, creció bajo su protección. Y no es un hecho menor

Encíclica RERUM NIVARUM. PAPA LEON XIII, 1891.- 1° de Mayo de 2023 -.

LA ENCICLICA RERUM NOVARUM. PUBLICADA POR EL PAPA LEON XIII EL 15 de Mayo de 1891. Rerum novarum (latín: «De las cosas nuevas» o «De los cambios políticos») es la primera encíclica social de la Iglesia católica. Fue promulgada por el papa León XIII el viernes 15 de mayo de 1891 con el título "De Conditione Opificum",1​ aunque se la denomina por sus dos primeras palabras. Fue una carta abierta dirigida a todos los obispos y catedráticos, que versaba sobre las condiciones de las clases trabajadoras. En ella, el papa dejaba patente su apoyo al derecho laboral de «formar uniones o sindicatos», pero también se reafirmaba en su apoyo al derecho de la propiedad privada. Además discutía sobre las relaciones entre el gobierno, las empresas, los trabajadores y la Iglesia, proponiendo una organización socioeconómica que más tarde se llamaría distributismo. Aun cuando se ha debatido sobre sus posiciones o declaraciones particulares, es claro que este trabajo fue notable como resumen de muchos asuntos planteados por la Revolución Industrial, por el creciente movimiento obrero y las sociedades democráticas modernas. Con esta encíclica la Iglesia pretendió, entre otras cosas, paralizar la «descristianización» de las masas trabajadoras, en un período en el cual la credibilidad de la Iglesia se veía disminuida debido a que los sectores populares de la cristiandad e incluso del clero, se inclinaban por las ideas revolucionarias o que las soluciones vendrían de las acciones conjuntas de la Iglesia, del estado, el patrón y los trabajadores.[cita requerida] Precisó los principios para buscar la justicia social en la economía y la industria. Se acepta generalmente que la encíclica Rerum Novarum es la carta de fundación de la democracia cristiana y una pieza clave de la doctrina social de la Iglesia.