Alberto de Agostini, S.D.B. Misionero en la Patagonia.-Te cuento-31-07-2020.-

Alberto de Agostini. S.D.B. (1883-1960)


Durante la colonización de Aysén y Magallanes, el sacerdote salesiano, explorador y documentalista Alberto de Agostini recorrió la Patagonia y Tierra del Fuego, dejando registro de la geografía austral y de la vida de sus habitantes.-

Hacia fines del siglo XIX, el Estado chileno comenzó a tomar posesión de los territorios de la Patagonia Chilena y a promover la colonización de Magallanes . Durante esa época se exploró gran parte del territorio, la ocupación del paisaje se estructuró a partir de grandes estancias ovejeras y surgieron los primeros centros urbanos de importancia, en particular Punta Arenas, cabeza de la región y punto de llegada de inmigrantes europeos y chilotes.


Con los primeros colonos llegaron también los sacerdotes. La orden salesiana llegó a la región en 1890 e instaló una amplia red de establecimientos educacionales, parroquias y misiones indígenas, y contribuyó de manera significativa al desarrollo cultural de la Patagonia. Entre sus miembros, destacó el sacerdote italiano Alberto de Agostini, quien aportó de manera significativa a la exploración de las cordilleras patagónicas y al conocimiento de la región en el mundo, a través de fotografías, libros y películas que se difundieron por el viejo continente.
Nacido en 1883 en un pueblo de los Alpes italianos, Agostini llegó a Punta Arenas en 1910. Rápidamente se integró a las diversas obras que la orden salesiana tenía en la región, y se destacó por su labor como explorador, fotógrafo y documentalista. Durante más de treinta años, exploró los macizos montañosos de Tierra del Fuego y la Patagonia Austral, internándose por los rincones más apartados de la región. Entre 1913 y 1924 realizó diversas expediciones a través de la cordillera Darwin, al sur de Tierra del Fuego, e intentó sin éxito subir el monte Sarmiento, el más alto de la isla. Asimismo, inició el reconocimiento del macizo del Paine.
Entre 1928 y 1932, Agostini exploró la vertiente oriental del gran Campo de Hielo Sur, realizando la primera travesía a través de éste. En los años posteriores, su atención se concentró en el macizo Fitz-Roy, al nororiente de Campo de Hielo Sur, y en el monte San Lorenzo, el segundo más alto de la Patagonia. En 1943, tras varias expediciones de reconocimiento, Agostini logró ascender el San Lorenzo, lo que se transformó en un hito en la historia del andinismo. Tras un largo período de trabajo en Italia, en 1955 Agostini volvió a la Patagonia y a la edad de 72 años ascendió el monte Sarmiento, en Tierra del Fuego.
El legado de Agostini se puede apreciar en las publicaciones, a través de las cuales dio a conocer las montañas patagónicas en Europa, los registros fotográficos y fílmicos que dejó de la región. De sus fotografías, destacan las de pueblos indígenas, valioso testimonio de etnias hoy desaparecidas y las de los primeros años de la colonización de Aysén. Al mismo tiempo, fue pionero en la toma de fotografías aéreas en la zona de campo de Hielo Sur, que han sido de gran importancia para el levantamiento cartográfico de la zona, y en el uso de la fotografía en color, de acuerdo a las más modernas tecnologías de la época. Sus películas, por otro lado, constituyen un legado de un valor incalculable, puesto que son los primeros y únicos registros cinematográficos de las pueblos magallánicos y de la región en general. De entre éstas, las más importantes son Tierra del Fuego y Tierras Magallánicas, con las cuales hizo conocida la Patagonia en todo el mundo.-............................................................
PADRE ALBERTO DE AGOSTINI.S.D.B.
San José Mallín Grande.- Chile-

Sus exploraciones comenzaron en Magallanes, en la península Brecknock, en la Tierra del Fuego Occidental, para luego ir avanzando hacia el norte, llegando a estudiar el complejo montañoso de San Lorenzo, la cumbre más alta de la Patagonia luego de San Valentín, al que logró ascender en 1943, un hito en la historia del andinismo. “… cabe reconocer en el padre Alberto De Agostini al explorador que completó el reconocimiento fundamental de todo el sector andino comprendido entre los lagos Cochrane y Pueyrredón por el norte y el paralelo 48° de latitud sur… Con sus exploraciones cobró forma precisa el complejo orográfico cuyas formas cimeras son el San Lorenzo y las cumbres más conspicuas de la cadena Cochrane, sus cuencas y vertientes occidentales y demás elementos naturales caracterizados.”[2]En 1910 se instala en Punta Arenas -proveniente de los Alpes Piamonteses- el padre Alberto de María Agostini, sacerdote salesiano que llega a contribuir en la misión evangelizadora y educativa que estaba realizando esa orden en la Patagonia chilena desde 1890. La geografía andina de la región llamó especialmente su atención, y poco a poco fue interesándose en conocerla y estudiarla, comenzando así un trabajo por el que sería ampliamente conocido, y que aportaría enormemente al poco conocimiento que aún se tenía de la zona. Según el profesor Mateo Martinic, “… gracias a tan admirable montañero y explorador salesiano sencilla y simplemente Chile y el mundo supieron a partir de entonces de las realidades geográficas, naturales, paisajísticas y humanas de un territorio maravilloso como es el distrito del Baker, de la Región de Aysén, que así dejó de ser definitivamente ignoto.”[1]
De la misma manera que sus estudios aportaron un gran conocimiento del territorio, también permitieron conocer la cultura y formas de colonización que se estaban dando en Aysén, y que -al igual que la geografía- eran desconocidas para el resto del país y del mundo. Sus exploraciones le permitieron entrar en contacto con los pioneros que estaban instalándose en la región, siendo testigo del proceso de poblamiento: “En estos últimos años casi todo el valle central del Baker así como sus valles secundarios, Nef, Cochrane, Salto, Ñadis y Colonia, abandonados por la Compañía del Baker, han sido ocupados por colonos chilenos inmigrados desde las provincias del Norte de Chile y particularmente de Chiloé y Llanquihue. Atraídos a esas apartadas regiones por la esperanza de conseguir medios fáciles de subsistencia… Dedícanse al cuidado y crianza del ganado lanar y especialmente del bovino; este último lo venden sobre el mismo terreno a compradores que, a través del territorio argentino, acuden a la región de Aysén.”[3] De esta manera, el sacerdote salesiano se convirtió en una fuente de incalculable valor para el conocimiento de la realidad de los pobladores de Magallenes y Aysén.
Además de su labor de explorador, el padre Agostini fue un prolijo documentalista, consciente de lo fundamental que era poder dar a conocer sus descubrimientos para el futuro de la región. De esta manera, documentales, entrevistas, exposiciones y conferencias acompañaron su labor desde un comienzo[4]. Por otra parte, “…fue pionero en la toma de fotografías aéreas en la zona de campo de Hielo Sur, que han sido de gran importancia para el levantamiento cartográfico de la zona, y en el uso de la fotografía en color, de acuerdo con las más modernas tecnologías de la época. Sus películas, por otro lado, constituyen un legado de un valor incalculable, puesto que son los primeros y únicos registros cinematográficos de los pueblos magallánicos y de la región en general. De entre éstas, las más importantes son Tierra del Fuego y Tierras Magallánicas, con las cuales hizo conocida la Patagonia en todo el mundo.”[5]
Damos así una breve pincelada a lo que fue la obra de padre Agostini, en un intento por volver a recordar y valorar la vida y el trabajo exploratorio de este misionero que tanto contribuyó al conocimiento de la geografía y población del Aysén de la primera mitad del siglo XX, una época en que la región se estaba formando sin que nadie tuviese mucha conciencia de ello, falencia que este salesiano contribuyó a suplir................................

Alberto de Agostini, el escalador de boina y sotana


Los tres filtros de Sócrates. Te cuento. -31-07-2020.-

coLos tres filtros de Sócrates.
CUANDO VENGAN CON CHISMES...PON EN PRÁCTICA LA PRUEBA DE LOS TRES FILTROS DE SÓCRATES:
En la antigua Grecia Sócrates tenía una gran reputación de sabiduría. Un día vino alguien a encontrarse con el gran filósofo, y le dijo:
– ¿Sabes lo que acabo de oír sobre tu amigo?
– Un momento, –respondió Sócrates– antes de que me lo cuentes, me gustaría hacerte una prueba, la de los tres filtros.
– ¿Los tres filtros?
– Sí,-continuó Sócrates– antes de contar cualquier cosa sobre los otros, es bueno tomar el tiempo de filtrar lo que se quiere decir. Lo llamo el test de los tres filtros. El primer filtro es la verdad. ¿Has comprobado si lo que me vas a decir es verdad?
– No, sólo lo escuché.
– Muy bien. Así que no sabes si es verdad. Continuamos con el segundo filtro, el de la bondad. Lo que quieres decirme sobre mi amigo, ¿es algo bueno?
– ¡Ah, no! Por el contrario.
– Entonces, -cuestionó Sócrates– quieres contarme cosas malas acerca de él y ni siquiera estás seguro de que sean verdaderas. Tal vez aún puedes pasar la prueba del tercer filtro, el de la utilidad.
¿Es útil que yo sepa lo que me vas a decir de este amigo?
– No, en serio.🤫
– Entonces, -concluyó Sócrates– lo que ibas a contarme no es ni cierto, ni bueno, ni útil; ¿por qué querías decírmelo?
Mejoremos nuestra vida y sociedad. Un fuerte abrazo.
2

El chingolo saltarín y cantor. Te cuento las cuarenta. -31-07-2020.-

EL CHINGOLO.
Que pajarito campero.
habitante del cardal.
su nido en el pastizal.
es mojón de los potreros.
saltarín y semillero.
no se lo vé de a montones.
su canto no son canciones.
y el plumaje colorido.
se me hace su parecido.
al pariente de los gorriones.

Superior Jesuita. Pbro. Arturo Sosa. Te cuento.- 31- 07 -2020.-

Arturo Sosa: “No queremos un mundo donde los pobres son los que pagan la factura"

Entrevista al padre Arturo Sosa, Prepósito General de la Compañía de Jesús con ocasión de la memoria litúrgica de San Ignacio de Loyola. En relación a la crisis sanitaria actual expresó: “tenemos que realmente organizar estrategias para cambiar estructuras políticas y sociales que hagan posible enfrentar epidemias y que podamos realmente humanizar nuestra vida”.

Ciudad del Vaticano. Vatican News.
Padre Arturo Sosa, Prepósito General de la Compañía de JesúsPadre Arturo Sosa, Prepósito General de la Compañía de Jesús 

Hoy 31 de Julio, día que se conmemora la memoria litúrgica de San Ignacio de Loyola, el Prepósito General de la Compañía de Jesús, padre Arturo Sosa se entrevistó con Vatican News"y ser refirió a la espiritualidad ignaciana en el mundo de hoy, la crisis sanitaria por el COVID-19, el discernimiento en la vida social y

 política, la situación de América Latina, entre otros temas.

La espiritualidad ignaciana hoy

Según el Padre Sosa, la piedra angular de la espiritualidad ignaciana en la misión de la Compañía de Jesús “es el encuentro personal y profundo con Jesucristo, el Crucificado, resucitado. Y esa experiencia lleva a una tal familiaridad con Dios que uno se hace capaz de encontrar a Dios en todo momento y en todas las cosas.” De este modo, “ese encuentro con Jesús se convierte entonces en una experiencia liberadora por la cual se adquiere la libertad interior, que es la condición para ser guiado por el Espíritu Santo y, por tanto, hacerse disponible a hacer solamente la voluntad de Dios” afirmó el Prepósito General. Una libertad que, según el Padre Sosa, hoy día es indispensable ya que “el mundo está cambiando muy rápidamente y si no somos libres frente lo que hacemos y somos en este momento, no podremos dar los pasos hacia el futuro”.-

Discernimiento ignaciano como guía en las elecciones políticas, sociales y económicas

Profundizando sobre la crisis sanitaria actual y los jesuitas en el mundo, el padre Sosa expresó: “los jesuitas, los compañeros y compañeras en la misión estamos experimentando las mismas pruebas de toda la población que está padeciendo la epidemia, sobre todo, las consecuencias sociales de esta epidemia y las consecuencias políticas y económicas”. Reconoció que la pandemia “pone de manifiesto las debilidades de la estructura social y política en la que vivimos”, afirmando que “se superará de algún modo el problema de salud, pero quedarán consecuencias políticas, económicas y sociales, y que ni siquiera nos imaginamos en este momento y que ya empezamos a experimentar.”
Al mismo tiempo, el Prepósito General destaca que “esta experiencia es una confirmación del discernimiento que se hizo a las preferencias apostólicas universales, y de la misión que hemos discernimiento que se hizo a las preferencias apostólicas universales, y de la misión que hemos recibido del Santo Padre para llevarlas adelante”. Estas preferencias apostólicas fueron publicadas el año pasado, y son fruto de un proceso de discernimiento que ha durado casi dos años y que ofrecen un horizonte, un punto de referencia para toda la Compañía de Jesús. Las preferencias son: mostrar el camino hacia Dios, caminar con los excluidos, acompañar a los jóvenes en camino, y cuidar de la Casa Común.

Situación actual de América latina

En referencia a la situación que se está viviendo en América Latina, el padre Sosa expresó: “comparto plenamente el inmenso dolor de tanta gente que está sufriendo las consecuencias sea porque han perdido familiares, sea porque han perdido personas amigas, sea porque están padeciendo la enfermedad, sea porque no tiene acceso a las estructuras que los puedan curar o porque han perdido su trabajo, porque no ven posibilidades de futuro”. Al mismo tiempo, afirmó que “no queremos un mundo así, no queremos un mundo donde siempre los pobres son los que pagan la factura y para ello tenemos que realmente organizar estrategias para cambiar estructuras políticas y sociales que hagan posible enfrentar epidemias, que siempre tendremos en un modo distinto, y que podamos realmente humanizar nuestra vida”.

Vocaciones y participación de los laicos

A la pregunta sobre las vocaciones en la Compañía de Jesús, el Prepósito contestó: “siempre hay jóvenes generosos que aceptan esta invitación a formar parte de este cuerpo”. Especialmente “hay un crecimiento muy grande en algunas zonas de Asia, Asia meridional y en todo el continente africano, donde hay muchísimos jóvenes que encuentran en la Compañía un ideal de vida” reconoció.o porque han perdido su trabajo, porque no ven posibilidades de futuro”. Al mismo tiempo, afirmó que “no queremos un mundo así, no queremos un mundo donde siempre los pobres son los que pagan la factura y para ello tenemos que realmente organizar estrategias para cambiar estructuras políticas y sociales que hagan posible enfrentar epidemias, que siempre tendremos en un modo distinto, y que podamos realmente humanizar nuestra vida”.

Vocaciones y participación de los laicos

A la pregunta sobre las vocaciones en la Compañía de Jesús, el Prepósito contestó: “siempre hay jóvenes generosos que aceptan esta invitación a formar parte de este cuerpo”. Especialmente “hay un crecimiento muy grande en algunas zonas de Asia, Asia meridional y en todo el continente africano, donde hay muchísimos jóvenes que encuentran en la Compañía un ideal de vida” reconoció.

Belgrano, epidemias y salud pública. Te cuento. -28-07-2020.-

Belgrano, epidemias y salud pública.

EL LITORAL | OPINIÓN
Martes 30.06.2020 - Última actualización - 16.07.2020 -
Por Roberto L. Elissalde



Imagen del Canónigo Saturnino Segurola, introductor de la vacuna antivariólica en Buenos Aires. Figurita con la publicidad de "Cigarrillos Centenario". Crédito: Gentileza



     En estos tiempos de pandemia en que mucho se escribe sobre historia de las epidemias o “pestes” como  se llamaban entonces estos males, bueno es destacar la preocupación del Belgrano por la salud pública. En primer lugar porque debió vivir como todos sus contemporáneos y especialmente en su niñez el temor a las epidemias de viruela, de sarampión o de otras enfermedades que muchas veces en menor grado, atacaban la ciudad de Buenos Aires.



Pérdidas familiares y vida estudiantil



La había padecido la familia Belgrano en 1780 cuando por esa epidemia fallecieron sus dos hermanas María Florencia la mayor de 22 años, casada con don Julián Segundo de Espinosa, matrimonio que dejó un hijo de corta edad, quien también sucumbió por el flagelo; al igual que la menor de las mujeres, Ana María Estanislada, de casi dos años.



Cuando Belgrano llegó a España en 1786 para estudiar en las afamadas universidades de Salamanca y Valladolid, el reino se encontraba en los finales de una terrible epidemia de Malaria que desde Valencia se había extendido hacia las demás regiones. A ello se deben agregar las noticias que su hermano Domingo Estanislao informaba desde Córdoba a la familia donde “la universal peste que corre, por esta ciudad y hace doblar las campanas más de lo regular”.



No es el caso referirnos aquí a sus enfermedades debidas a los amores fáciles, de larga y molesta secuela, que lo obligaron a buscar reposo en el clima benigno de la Banda Oriental; sino destacar su preocupación por la difusión de las novedades en medicina que llegaban a través de los diarios españoles, así lo hizo de algún modo a través de la incipiente prensa porteña como lo dimos a conocer con el médico Fernando Tuccillo en la revista de la Academia Paraguaya de la Historia sobre “La difusión de los temas médicos en la Asunción del Paraguay a través del Telégrafo Mercantil (1801-1802)”, donde en muchos casos se encuentra la mano del secretario del Real Consulado.




Portada del folleto publicado en Buenos Aires en 1813 con las instrucciones para vacunarFoto: Gentileza







Periodismo y salud pública



Tampoco fue ajeno a esos intereses en el Correo de Comercio que apareció en marzo de 1810. En el número 5 del 31 de marzo bajo el título “Beneficencia Pública” exalta la labor del Pbro. Dr Saturnino Segurola “de vacunar gratuitamente en esa Capital y en parte de sus campañas” lo que le ha valido “reconocido nombre de conservador y propagador de la vacuna”.



Preocupado por la educación concluyó el 5 de mayo una nota sobre la posibilidad de aunarse los párrocos con los vecinos más caracterizados para construir una escuela para mujeres y también “cada parroquia tendría un médico para los pobres, viviendo en ellas y no necesitarían muchos de aquellos ir a los Hospitales, hallando quien los atendiese en sus propias casas, de que no sacaría pocas ventajas la humanidad”.



Justamente una semana antes de la Revolución en ese semanario salió como adjunto un cuadernillo escrito por el doctor Justo García Valdés, miembro del Protomedicato y uno de los más prestigiosos de la ciudad sobre la hidrofobia que causaba no pocas muertes.



A fines de junio se publicó un artículo sobre “la mejor forma de preparar el extracto gomoso de opio”, además de una defensa de la necesidad del conocimiento del latín no sólo por los clérigos y abogados para litigar en el foro, sino también por los médicos.



La edición del sábado 14 de julio trajo dos artículos sobre el remedio para tratar la gota y otro sobre los recursos para atender la hidropesía, que como afirma José Luis Molinari, habría de serle aplicado en la enfermedad que llevó a Belgrano a la tumba. No falta en el mes de agosto el comentario sobre un árbol semejante al alcanfor para con él hacer uso para elaborar el “vino alcanforado que posee la mayor parte de sus virtudes y eficacia, como un remedio tópico, resolutivo, discuciente poderoso en las inflamaciones externas reumáticas erisipelatosas y en los tumores blandos, fríos edematosos. Sus hojas molidas a polvo se aplican como un remedio externo en casos iguales con notable efecto; como igualmente en forma de fomentaciones y baños externos... Su infusión cálida tomada interiormente es un medicamento diaforético muy común en estos parajes, en varias afecciones catarrales”. Hasta aquí un pantallazo del Correo de Comercio en tiempos en que se preparaba Belgrano para marchar al Paraguay.



La salud, la guerra y la diplomacia



Justamente en medio de las urgencias y necesidades de una operación militar, no dudó en parar en su marcha a aquella provincia en la localidad de San Nicolás de los Arroyos, en setiembre de 1810 para con el médico del ejército prestar la mayor colaboración al doctor Francisco de Paula Rivero comisario de vacunación para que cumpliera su cometido, cuando los primeros síntomas del flagelo de la viruela comenzaba a presentar las primeras víctimas.



Cuando dictó el Reglamento para los pueblos de las Misiones que recorrió en su marcha, uno de los puntos proponía algo que ya había dispuesto en su paso por Santa Fe y que en Buenos Aires no se había podido lograr: “Los cementerios se han de colocar fuera de los pueblos señalándose en el ejido una cuadra para este objeto, que haya de cercase y cubrirse con árboles como hoy los tienen en casi todos los pueblos, desterrando la absurda costumbre, prohibida absolutamente de enterrarse en iglesias”. Debieron pasar 11 años para que se inaugurara un cementerio público en el huerto de los Recoletos en Buenos Aires.



En su marcha a Rosario en enero de 1812 apenas llegó a Luján requirió “cuatro carretas para auxilio de los enfermos que no lleva como acomodarse”. Belgrano permanentemente se ocupó por la salud de la tropa hasta en los más mínimos detalles. Poco después en marzo, cuando por enfermedad de Pueyrredon fue enviado a hacerse cargo del Ejército del Norte, que lo era tan solo en su denominación, pues carecía de armamentos y de equipos y estaba constituido por individuos dispersos, indisciplinados y desmoralizados, reclamaba con urgencia medicamentos ya que el “chucho” había atacado a la tropa, y la época en el norte era un caldo de cultivo para las fiebres, y ya en funciones a fines de abril afirmaba: “cuento con 1.500 hombres en el ejército, pero la mitad de ellos están enfermos”.



Enviado a las cortes europeas en misión diplomática a fines de 1814 con Rivadavia, los pasajeros hicieron en marzo de 1815 una escala en Río de Janeiro para sondear opiniones en la corte y a la vez mantener contactos con individuos de alguna influencia. Sin duda uno de estos era el ministro plenipotenciario de los Estados Unidos ante esa Corte, Mr. Thomas Sumter, con quien entre otros temas indudablemente habló de la viruela que seguía siendo un flagelo en aquella ciudad.



Inmediatamente le recomendó usar en ese lugar el suero que preparaba en Buenos Aires el canónigo Segurola a quien le pidió el envío de ese fluido al ministro, lo que Segurola cumplió en mayo de 1815 con una conceptuosa carta. Este documento publicado en una compilación jamás lo habíamos leído, y podemos afirmar que este aspecto del prócer lo dimos a conocer hace muy poco en el diario La Prensa de Buenos Aires.



Belgrano una vez más nos desconcierta por su mirada puesta en el futuro, en el bien común, un adelantado a su tiempo que sopapea con sus hechos y sus palabras en el presente, como queriéndonos despertar. Esta síntesis de sus preocupaciones por la salud pública es un acabado ejemplo.



* Serie producida para El Litoral por la Junta Provincial de Estudios Históricos.



Noticia de: El Litoral (www.ellitoral.com) [Link:https://www.ellitoral.com/index.php/id_um/247074-belgrano-epidemias-y-salud-publica-por-roberto-l-elissalde-opinion.htmlCompartimos?fbclid=IwAR3ZUz8WEjs2ZBHouFFadC0ElLuX1YgbXE7uXJxX5nOCy-V9Yul5Jr_cG1A]

Juan Lanza conoció a Don Bosco.- Te cuento.- 27 - 07 - 2020.-

Juan Lanza conoció a Don Bosco.

«Lo veía tan entregado a su vocación, derramaba tanta convicción y derrochaba sonrisas: no le podía negar una audiencia nada menos que a Don Bosco. Era famoso en toda Italia y su popularidad iba creciendo. No era una cita más esa del 22 de junio de 1871 a las 19:35.
Este curita tenía bien en claro sus objetivos. El mismo Papa lo atendía con suma veneración. Ahora se proponía ir más lejos: se había propuesto hacerse mediador entre el Estado italiano y la Iglesia. A pesar de las malas condiciones políticas y eclesiales, Don Bosco se proponía asesorar y empujar al Papa al nombramiento libre y consciente de obispos para Italia.
Yo, por ese entonces, me había ocupado de extender en todo el Reino de Italia las “leyes eversivas” contra la Iglesia, negándole su personería jurídica y haciendo pasar edificios religiosos para que funcionen como escuelas, museos y hospitales. No me temblaría la mano para seguir defendiendo el Estado laico. Sin embargo Don Bosco “me podía” sacar un favor, si se lo proponía.
Me caía bien este cura. Hacía buenas obras para la sociedad. Y esto lo digo “sotto voce”: lo hacía a veces mejor que nosotros los políticos, que muchas veces hablamos pero poco hacemos para acercarnos a esos muchachotes que Don Bosco tenía encantados. A decir verdad, yo no creía ni en milagros, ni en los frutos de la religión, pero lo que veía hacer a Don Bosco era extraordinario.
Ese día lo recibí. El cura sabía de política, entendía lo que correspondía al Estado laico y lo que era propio de los religiosos. Había entendido el servicio de caridad y el aporte social que los religiosos comprometidos podían dispensar. Parecía un estadista vestido de sotana. El hombre que parecía ver el futuro y ponía manos a la obra. La visita terminó rapidísimo. Cuando me dí cuenta, Don Bosco me miraba fijo y me decía: “¿Ministro, hacemos la elección de los obispos?”.»
Por Germán Diaz, sdb (BSA, 07/2013)
Nota: Giovanni Lanza (1810-1882). Político italiano, octavo primer ministro de Italia.
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