El Mate, ¿por qué se llama así? .- 15 - 06 - 2024-.
¿POR QUÉ EL MATE SE LLAMA ASÍ? -Sugerencia Canto a mi tierra- Facebook-
Al llegar los conquistadores a estas tierras, notaron que los nativos practicaban el ritual de juntarse a beber una infusión a los que los guaraníes llamaban "caiguá". Esta expresión deriva de los vocablos guaraníes "káa" (yerba), "y" (agua) y "gua" (procedencia), lo que se puede traducir en "agua de yerba".
La expresión "mate", nace del vocablo quechua "matí", que
significa calabaza, que es donde se preparaba el mate. El mismo se tomaba a través de una cañita denominada "tacuarí", en cuyo extremo se colocaba una semilla ahuecada que hacía las veces de filtro.
Por extensión, los conquistadores denominaron de esta manera a la infusión elaborada a partir de la yerba (ilex paraguayensis). Estos tenían la creencia de que era una "hierba del demonio" por desconocer su práctica. Sostenían además que era una bebida de haraganes, ya que los nativos dedicaban varias horas por día a este rito.
La yerba mate debe su sabor amargo a los taninos de sus hojas, es por esto que hay quienes gustan de endulzarlo un poco, y la espuma que se genera al cebar, es causa de los glicósidos.
El mate es algo más que una bebida. Es una tradición que vence las costumbres aislacionistas del criollo y empareja las clases sociales... y a través de los tiempos, es el mate quien hizo la rueda de amigos, y no la rueda quien trajo al mate. Y no solo eso, también es un símbolo para todo aquel que se aleja de su país natal (Argentina, Paraguay, Uruguay, Chile y Brasil) y encuentra en él una remembranza y un enlace con su tierra.
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Maestra del Sur Santafesino. (Isla El Espinillo).- 26- 05 - 2O24-
EDUCACIÓN
Maestra del sur santafesino
"Asistencia Perfecta" de la maestra que pone su canoa para ir todos los días a la escuela
Fabiana Rodríguez es directora y docente de la escuela primaria de la Isla del Espinillo, cerca de Rosario.
“No es presentismo, es un reconocimiento a quienes venimos a trabajar”, asegura.
Actualizado al Domingo 26.5.2O24
Redacción EL LITORAL, DIARIO
Fabiana Rodríguez tiene 55 años y es directora de la Escuela Nº 1139 “Pedro Miguel Romano Ahumada”, ubicada en la Isla del Espinillo, frente a la ciudad de Rosario. También es maestra de primaria, junto con otra de nivel inicial, porteros, asistentes escolares, cocinero y ayudante de cocina.
Para llegar a la escuela todos los días cruzan desde Rosario en una canoa con motor fuera de borda. Fabiana cuenta que se acomodan al tiempo: “Hoy que amanece más tarde salimos entre las 7.30 y 7.45. Por lo general tenemos que llevar agua. La escuela no tiene agua potable, juntamos de la lluvia a través de un sistema de cisterna. Algunos días tenemos que traer la mercadería o donaciones. Ahí emprendemos el cruce”.
Para llegar a la escuela, Fabiana y su esposo debieron adquirir una embarcación. Antes los cruzaba el portero. Cuando falleció, primero los cruzaban las propias familias y luego empezaron a buscar una canoa. Para poder comprarla “tuvimos que sacar dos créditos, uno cada uno. Yo no tenía nada que ver con el río y hoy tengo todo que ver. El universo me trajo a este lugar, que me atrapó y me siento parte de este lugar”, cuenta.
Ser “seño” en la isla
Ser maestra isleña es algo totalmente distinto. “Tan cerca de la ciudad, pero tan lejos. Es otro mundo. La escuela es muy personalizada porque tenemos un trato muy cercano con los chicos, con el personal somos un todo. Soy la directora y también la maestra, pero soy una compañera más. Nos arremangamos, todos somos necesarios en cada una de sus funciones porque entre todos hacemos la escuela. Es una escuela muy física porque hay que ponerle mucho el cuerpo. Acá se cae un árbol, se cae un tejido, entra un animal y hay que sacarlo o se rompe algo. Casi todo de peso. Eso también hace a las personas que estamos acá”, describe.
Fabiana tomó el cargo en plena pandemia. Explicó que “la escuela es un lugar muy atesorado por toda la comunidad porque es la presencia del Estado en la isla. No hay otra presencia más cercana, salvo una comisaría en El Charigüé, que está muy lejos de acá. Así que la presencia de la escuela es muy fuerte. Somos como una oficina pequeña de Ansés, un centro pequeño de salud y hasta una fotocopiadora”.
Todos los días, la seño se cruza en una embarcación.
La educación como proceso mágico
Fabiana hace hincapié en acercar a los chicos la posibilidad de aprender a leer y escribir. “Creo que esa herramienta, que comienza en el hogar, se termina de amasar en la escuela, con nosotros, con los docentes. Es árduo, porque no siempre es fácil, está en la habilidad del docente poder hacer que fluya y se dé la magia. Ese momento en que el chico se da cuenta que uniendo eso que está escrito, que para él eran dibujitos, tiene un sonido que puede estar leyendo, es mágico”.
No se sabe cuándo va a ocurrir ese proceso de aprender a leer, por eso Fabiana dice que para ella “nunca fue una opción faltar, ni acá, ni antes. Tengo 20 años de servicio en la docencia, no me parece posible por mi formación misma y por mi forma de ser. He faltado muy pocas veces pero por una necesidad extrema. Yo soy feliz donde estoy, me gusta lo que hago y hoy con mis 55 años me siento plena en donde estoy y lo que logré. Así que me gusta venir a trabajar”.
"Yo soy feliz donde estoy, me gusta lo que hago y hoy con mis 55 años me siento plena en donde estoy y lo que logré. Así que me gusta venir a trabajar", dijo.
"Yo soy feliz donde estoy, me gusta lo que hago y hoy con mis 55 años me siento plena en donde estoy y lo que logré. Así que me gusta venir a trabajar", dijo.
Reconocer el camino
Hizo referencia al programa a la Asistencia Perfecta del Gobierno provincial: “No me parece mal que se reconozca el trabajo o el proceso que tiene un docente dentro de una escuela y que se esmera por lo que hace. Sé que hay complicaciones que a veces no nos permiten ir. No lo entiendo como un presentismo, eso sería otra cosa. No nos van a descontar por no venir o por faltar, sino que es un reconocimiento a aquellas personas que venimos todos los días y trabajamos. Es sentir un poco el apoyo de parte del gobierno”.
Fabiana afirma que el hecho que se reconozca el trabajo que hacen los docentes siempre está bien. Todos ponen su granito de arena y hacen mucho esfuerzo, no solamente en la isla, sino en las ciudades, donde hay muchas situaciones. “Está bien que se nos reconozca el servicio a quienes vamos todos los días, tenemos ganas y ponemos el cuerpo”.
Soñar con la posibilidad de soñar
Fabiana cuenta que los chicos de la escuela aman la isla, donde viven, y no tienen problema en decir que ellos van a ser pescadores. “Lo mejor que les puede pasar es poder elegir, como yo tuve posibilidad de elección para venir acá. La educación abre caminos. Lo importante es que la escuela sea un puente para que ellos tengan herramientas para crecer y sean lo que tengan ganas de ser en lo mejor que puedan”.
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Maestra en la Isla El Espinillo, frente a Rosario. -12- O6- 2O24.
VIAJA EN CANOA PARA DAR CLASES EN LA ISLA EL ESPINILLO.
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Viaja en su canoa para dar clases en una isla y tiene asistencia perfecta: “Me fracturé la mano y vine igual”
Fabiana Rodríguez es directora y docente de la escuela primaria de la Isla del Espinillo, ubicada frente a la ciudad de Rosario. “No se trata de vocación, más bien de compromiso. El universo me trajo hasta la isla, que me atrapó y me hace sentir parte de este lugar”, -dijo a TN.NOTICIAS-
Por Mauricio Luna
O6 de junio 2O24,
Fabiana Rodríguez es maestra y directora al mismo tiempo (Foto: Gobierno de Santa Fe).
Si Fabiana Rodríguez, directora de la Escuela Nº 1139 “Pedro Miguel Romano Ahumada”, ubicada en la Isla del Espinillo, frente a la ciudad de Rosario, no se despertara todos los días y caminara las 15 cuadras que separan su casa de la guardería en la que permanece estacionada su canoa, cerca de 25 chicos dejarían de tener clases.
La docente, maestra de primaria, viaja cada mañana en su canoa con motor fuera de borda para que los hijos de las familias que viven allí también reciban educación.
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Rodríguez se despierta cada día antes de las 6 para cumplir con su rutina de mañana: quedarse un rato en la cama, luego desayunar y más tarde encontrarse a las 7.30 en la guardería con la otra docente y el cocinero de la escuela que viajan junto a ella a una isla a la que no llega ni el gas y en la que casi no hay luz.
Cuando el director anterior renunció, Rodríguez concursó para hacerse cargo de la dirección de la escuela y tuvo que resolver, como primera medida, de qué manera iba a cruzar cada día desde Rosario hasta la isla.
El lugar en el que la docente estaciona su canoa (Foto: Gobierno de Santa Fe).
“Me pareció natural que el maestro tenía que comprarse la embarcación. Así que en 2022 saqué dos créditos y compré una canoa de pescadores, pesada, pero en muy buenas condiciones. Lo más caro fue el motor”, indicó a TN.
Luego de rendir el examen para obtener la licencia de manejo, comenzó a cruzar el río con la condición de que alguien la acompañara: “Al principio no me animaba, pero a veces lo hago sola. Incluso me da más miedo ir de mi casa a la guardería, que son 15 cuadras y a veces las hago en colectivo por el temor a que me roben, que el río”.
“Soy viuda desde hace ya 14 años, pero hace unos nueve volví a formar pareja con mi gran compañero, que me ayuda un montón. También tengo dos hijos de 32 y 25 y una nieta, hija del mayor”, detalló.
La docente llega temprano y es la última en irse de la escuela (Foto: Gobierno de Santa Fe).
En los últimos días, Rodríguez fue destacada y reconocida por las autoridades del gobierno de Santa Fe por su asistencia perfecta, la cual permitió que ningún chico deje de recibir clases desde que ella asumió la dirección del colegio.
“Si bien la escuela la dirijo desde el 2022, comencé a dar clases en 2019 y el 2 de marzo de 2020 quedé efectiva. No me gusta faltar y no falté nunca. Incluso me quebré la muñeca y vine a trabajar igual”.
Cómo es ser maestra y directora en una isla
Rodríguez contó que al principio, cuando no manejaba ni tenía la canoa, el portero de la escuela era el encargado de cruzarlos. Sin embargo, el fallecimiento del hombre cambió los planes: “Por lo general tenemos que llevar agua. La escuela no tiene agua potable, así que juntamos de la lluvia a través de un sistema de cisterna. Algunos días tenemos que traer la mercadería o donaciones. Así emprendemos el cruce”.
“La escuela es muy personalizada porque tenemos un trato muy cercano con los chicos, con el personal somos un todo. Soy la directora y también la maestra, pero soy una compañera más. Nos arremangamos, todos somos necesarios en cada una de sus funciones porque entre todos hacemos la escuela. Es una escuela muy física porque hay que ponerle mucho el cuerpo”, reveló Fabiana, que detalló que en condiciones normales el viaje en canoa dura cerca de 15 minutos.
Fabiana es la directora de la escuela desde 2022 (Foto: Gobierno de Santa Fe).
“La escuela es un lugar muy atesorado por toda la comunidad porque es la presencia del Estado en la isla. No hay otra presencia más cercana, salvo una comisaría en El Charigüé, que está muy lejos de acá. Así que la presencia de la escuela es muy fuerte”, dijo en una publicación que realizó el gobierno santafesino.
“Nunca fue una opción faltar, ni acá, ni antes. Tengo 20 años de servicio en la docencia, no me parece posible por mi formación misma y por mi forma de ser. Yo soy feliz donde estoy, me gusta lo que hago y hoy con mis 55 años me siento plena en donde estoy y con lo que logré. Así que me gusta venir a trabajar”, remarcó.
Junto a parte de los alumnos de la escuela, con la ciudad de Rosario de fondo (Foto: Gobierno de Santa Fe).
“No me parece mal que se reconozca el trabajo o el proceso que tiene un docente dentro de una escuela y que se esmera por lo que hace. Sé que hay complicaciones que a veces no nos permiten ir. No lo entiendo como un presentismo, eso sería otra cosa. No nos van a descontar por no venir o por faltar, sino que es un reconocimiento a aquellas personas que venimos todos los días y trabajamos”, dijo la directora en referencia al programa a la Asistencia Perfecta del gobierno provincial mediante el cual fue distinguida.
“Leí muchos comentarios en donde decían que mostraba la pobreza o precariedad, pero la realidad es que la escuela está hermosa. Y esto no se trata de vocación, más bien de compromiso. De ponerle responsabilidad. El universo me trajo hasta la isla, que me atrapó y me hace sentir parte de este lugar”, completó.
HOSTIA. ¿Qué significa esa palabra?
¿QUÉ SIGNIFICA LA PALABRA HOSTIA?
Una vez, al pensar en el “Sacramento de la Caridad”, me hice la siguiente pregunta: ¿Por qué será que solemos asociar “Eucaristía” con “hostia”?
Se habla de adorar la hostia, arrodillarse frente a la hostia, llevar la hostia en procesión (en la fiesta del Corpus Christi), guardar la hostia… Una niña se acercó un día a la catequista y le preguntó: “¿cuánto tiempo falta para que yo tome la hostia?”. La niña se refería a la primera comunión.
Tuve entonces la idea de ir tras el origen de la palabra “hostia”. Miré un diccionario (es más, varios) y descubrí que, en latín, “hostia” es prácticamente sinónimo de “víctima”. A los animales sacrificados en honor de los dioses, las víctimas ofrecidas en sacrificio a la divinidad, los romanos los llamaban “hostia”. A los soldados derribados en la guerra, víctimas de la agresión enemiga, por defender al emperador y a la patria, les llamaban “hostia”. Relacionada con la palabra “hostia” está la palabra latina “hostis”, que significa “enemigo”. De ahí vienen palabras como “hostil” (agresivo, amenazador, enemigo), “hostilizar” (agredir, provocar, amenazar). La víctima fatal de una agresión, por consiguiente, es una “hostia”.
Entonces sucedió lo siguiente: el cristianismo, al entrar en contacto con la cultura latina, incluyó en su lenguaje teológico y litúrgico la palabra “hostia” exactamente para referirse a la mayor “víctima” fatal de la agresión humana: Cristo, muerto y resucitado.
Los cristianos adoptaron la palabra “hostia” para referirse al Cordero inmolado (victimado) y, al mismo tiempo, resucitado, presente en la Eucaristía. La palabra “hostia” significó luego, la realidad que Cristo mismo mostró en la última cena:
“Este es mi cuerpo….esta es mi sangre que será derramada”.
El pan consagrado, por lo tanto, es una “hostia”, es más, la “hostia” verdadera, es decir, el propio Cuerpo del resucitado, una vez mortalmente agredido por la maldad humana y ahora vivo entre nosotros, hecho pan y vino, entregado como alimento y bebida: Tomen y coman… Tomen y beban…
Desgraciadamente, con el pasar del tiempo, se perdió mucho este sentido profundamente teológico y espiritual que asumió la palabra “hostia” en la liturgia del cristianismo romano primitivo y se centró casi sólo en la materialidad de la “partícula circular de masa de pan de ácimo que es consagrada en la misa” – a tal punto que terminamos llamando “hostias” incluso a las partículas aún no consagradas.
Hoy en día, cuando hablo de “hostia”, pienso en la “víctima pascual”, pienso en la muerte de Cristo y en su resurrección, pienso en el misterio pascual. Hostia para mí es eso: la muerte del Señor y su resurrección, su total entrega por nosotros, presente en el pan y en el vino consagrados. Es por eso que, tras la invocación del Espíritu Santo sobre el pan y el vino y la narración de la última cena del Señor, en la misa, toda la asamblea canta:
“Anunciamos tu muerte y proclamamos tu resurrección. Ven, Señor Jesús”.
Frente a esta “hostia”, es decir, frente a este misterio, la gente se inclina en profunda reverencia, se arrodilla y se sumerge en profunda contemplación, asumiendo el compromiso de “que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios” (Rm 12,1) Adorar la “hostia” significa rendirse a su misterio para vivirlo en el día a día. Y comulgar la “hostia” significa asimilar su misterio en la totalidad de nuestro ser para volvernos como Cristo: hostia, entregada en servicio a los hermanos.
Y ahora entiendo mejor cuando el Concilio Vaticano II, al exhortar a la participación conciente, piadosa y activa del “sacrosanto misterio de la Eucaristía”, añade: “aprendan a ofrecerse a sí mismos al ofrecer la hostia inmaculada no sólo por manos del sacerdote, sino juntamente con él, se perfeccionen día a día por Cristo mediador en la unión con Dios y entre sí, para que, finalmente, Dios sea todo en todos” (SC 48).
Publicado originalmente en Aleteia.org
Reproducción de la publicación de Padre Sergio
Por: Fray José Ariovaldo da Silva, OFM | Fuente: Aleteia.org // padresergio.org
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