Los colores de la Bandera Argentina. 27-02-2019.

Sobre el origen y la disposición de los colores de la primer Bandera
La información que a continuación ponemos a disposición del público, es un aporte del Instituto
Nacional Belgraniano -máxima autoridad en el país sobre el tema- que ayuda a interpretar el por
qué de los colores celeste y blanco y su disposición, en aquella bandera que creara el prócer, el 27
de febrero de 1812 en Rosario.
Ya es tiempo -después de 200 años de ocurrido el acontecimiento- de ir decantando tradiciones, propuestas más o menos simpáticas o románticas (el cielo, el manto de la Virgen etc.), para
entender que la creación de la Bandera por parte de Belgrano, no fue un hecho romántico, sino un claro mensaje político, en medio de una revolución que trataba de sobrevivir en medio de fuertes
adversidades.
CELESTE Y BLANCA
Belgrano pertenece al sector de la Junta que responde a Moreno. Éste quiere ya el corte de lazos
con España. Su grupo y el sector político sucesor la “Sociedad Patriótica” tienen al celeste y blanco
, como los colores revolucionarios y porteños:
“El grupo liderado por Mariano Moreno era el sector más decidido de los revolucionarios. Moreno,
al ser desplazado del gobierno por el grupo moderado o conservador, encabezado por Saavedra,
aliado a los diputados del Interior (cuya principal figura era el deán Gregorio Funes), proponía una
línea de conducta drástica.
Numerosos testimonios confirman la utilización de los colores celeste y blanco desde el inicio de la Revolución. Seleccionaremos algunos de ellos:
Ignacio Núñez en sus Noticias Históricas consignaba que el 9 de julio de 1810:
“El Ejército marchó de Monte Castro cantando victoria entre las aclamaciones de un concurso extraordinario; y la escena de ese día no se ha reproducido ni se reproducirá en Buenos Aires: los soldados llevaban en sus sombreros la cucarda española amarilla y encarnada, y en las bocas de los
fusiles cintas blancas y celestes” . José de Moldes, gobernador de Mendoza, el 31 de diciembre de
1810 le comunicaba en oficio dirigido a la Junta de Gobierno de Buenos Aires, haber armado dos Compañías de alabarderos, informando que ambas compañías se habían puesto la escarapela
nacional, celeste con puntas blancas. Afirmaba haber adoptado para distinguir las graduaciones de
los oficiales un sol, el Inti incaico. Solicitaba la autorización por parte de las autoridades del uso
de una cucarda nacional”.
La Sociedad Patriótica, creada el 21 de marzo de 1811, tenía por objetivo reanimar el espíritu revolucionario y sus miembros llevaban cintillos celestes y blancos prendidos en el sombrero o en
el ojal de la solapa, al igual que los regimientos América y Granaderos de Fernando VII, cuyos comandantes, los coroneles Domingo French y Juan Florencio Terrada, fueron activos miembros
de esa institución.
En relación con los colores utilizados por la Sociedad Patriótica, documentos de 1811 aseveran que
en el mes de febrero de ese año “se descubrieron unas escarapelas cuya significación era la libertad” y que eran “escarapelas fondo celeste pero no se hicieron públicas hasta marzo y se consagraron el día
23, al quedar constituida formalmente la Sociedad Patriótica en el café de Marco (o Mállco, como
lo llama Vicente Fidel López), situado en la esquina del costado de San Ignacio”.
Según el testimonio de Ignacio Núñez, contemporáneo a los sucesos, el presidente Saavedra recibió
la denuncia de “que se hacían invitaciones para una reunión armada por medio de agentes que se distinguían con una escarapela blanca y celeste y ordenó prender a los que encontrasen con divisas
blancas y celestes y a los que pareciesen sospechosos”. A la una está llena la galería de la Fortaleza
que miraba al norte, porque pasaban de ochenta los jóvenes, de menos de veinticinco años. Varios
de ellos se presentaron en la galería de su prisión con la cucarda que la había provocado. Y allí el secretario Hipólito Vieytes repitió interminablemente este interrogatorio: “¿Qué sabe ud. de una
reunión de ciudadanos? No se pronuncia, por el gobierno, la palabra libertad, que sonaba a
oposición, se dice que era una divisa diferente a la que cargan los españoles para combatir contra
la revolución”. El coronel French y el teniente coronel Beruti, comandante y segundo del regimiento América, eran cabezas decididas en la organización de la sociedad y contaban con el concurso de los oficiales. El general Belgrano prestaba también su apoyo. Domingo French era hombre que
respondía personalmente a Belgrano, y con Beruti eran jefes de los hombres de acción y de los
chisperos”.
Lo antedicho nos muestra que Belgrano no se inspira extasiado por el firmamento en una visión romántica: el celeste y blanco responden nítidamente a utilizar los colores del sector más decidido
con el movimeinto que se inició el 25 de mayo de 1810 y que ya venía en uso desde un tiempo
atrás. Los colores elegidos implican “Revolución y guerra”.
LA DISPOSICIÓN DE LOS COLORES
“Es importante advertir que no existen documentos acerca del destino de esta primera bandera
nacional creada por Manuel Belgrano ni sobre la disposición de las franjas de la misma. Los
documentos referentes a sus orígenes no son muy explícitos y a veces pueden llegar hasta ser considerados ambiguos.
En las conclusiones del dictamen de una comisión conformada en la Academia Nacional de la
Historia (sesión del 13 de abril de 1999) se expresa que: “1º, debe recordarse que son diversas y divergentes las opiniones manifestadas por destacados estudiosos con respecto al destino de la
enseña enarbolada por el general Manuel Belgrano en las barrancas de Rosario, luego de haber
recibido la orden de deshacerla por parte del Triunvirato, sin que ninguno de ellos haya arrojado
luz definitiva; 2°, tampoco ha podido determinarse fehacientemente la disposición de los colores
de la bandera, dado lo escueto del oficio de Belgrano al Gobierno con respecto al izamiento, materializada el 27 de febrero de 1812, y la existencia de otros testimonios al respecto; 3°, más allá
de la dificultad intrínseca de la cuestión, dada la falta de decisivos testimonios al respecto, puede confiarse en que nuevos estudios proporcionen precisiones documentales o análisis interpretativos”.
No obstante lo dicho, según algunos testimonios la bandera que Manuel Belgrano enarboló en las barrancas del Río Paraná (Rosario, Santa Fe) el 27 de febrero de 1812 constaba de dos paños
horizontales, uno blanco y otro celeste. Diversos investigadores refieren, con fundamento, el valor iconográfico de un retrato del prócer realizado en Londres en 1815. Durante su estadía en esa
ciudad, se hizo retratar en dos oportunidades. Uno de ellos constituye una prueba de que la bandera utilizada por Belgrano era de dos franjas horizontales, blanca la superior y celeste la inferior.
Este cuadro fue atribuido al retratista y artista francés François Casimir Carbonnier, discípulo de
Jacques David y de Ingres (quien, según el Benezit, lo empleó algunas veces en la ejecución de sus
propios cuadros). En este óleo aparece el prócer sentado en una silla estilo Imperio, de cuerpo
entero, vestido de frac, pantalones amarillos y botas. Detrás de un cortinado, en el costado derecho, aparece pintada una escena de batalla, probablemente la de Tucumán, en la que flamean tres
banderas; en dos de las cuales puede distinguirse la bandera bicolor ya descripta (compuesta por
dos fajas: una blanca superior y una celeste inferior) mientras en la tercera no se alcanza a
distinguir el color y la disposición de las franjas. Como Belgrano posó para el artista, es indudable
que tales banderas responden a la indicación precisa de su creador y no a la imaginación del pintor. Lo cierto es que ante la certeza de que el mismo Belgrano sirvió de modelo para la obra, persuadido por Bernardino Rivadavia, con quien viajó a Londres para obtener apoyo y armas para la causa
argentina, quedó registrada una prueba de contundencia significativa, mas no sólo de que la
bandera original era de nada más que dos fajas, sino de que el color que acompañaba el blanco era
el celeste.
Por otra parte, San Martín al organizar el Ejército de lo Andes, le dá una bandera:
“San Martín mantuvo la disposición bicampal, podemos presumir, por ser así la bandera que
Belgrano le entregara con el pedido de que la conservara: “añadiré únicamente, que conserve la
bandera que le dejé y que la enarbole cuando todo el ejército se forme”.
Por consiguiente, la enseña de los Andes era similar a la del cuadro de Carbonnier, franja superior
blanca y franja inferior celeste, horizontales ambas, con el agregado del escudo de los Andes
bordado por las damas mendocinas, en forma vertical, no en el centro sino más cercano al lado
del mástil. Así es como se observa en una lámina que representa la batalla de Maipú, grabada por T. E. Brown en Londres en 1819, basándose en el testimonio de José Antonio Álvarez de Condarco, a la
sazón sargento mayor de ingenieros del Ejército de los Andes.
Esperamos que lo descripto sirva hasta ahora sirva para disipar teorías y mitos sobre el origen y los colores adoptados por Belgrano al momento de la creación de la Bandera Nacional.
Los textos citados corresponden a la publicación “Bandera Nacional Argentina” del Instituto Nacional Belgraniano.

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