La “Vuelta de Obligado”. Reivindicación de una epopeya nacional olvidada.
El combate de la “Vuelta de Obligado” fue, una gesta victoriosa en defensa de nuestra Soberanía Nacional, que puso a prueba el coraje y el patriotismo de argentinas y argentinos.
1º.- Gran Bretaña y Francia. Las dos potencias económicas, políticas y bélicas de la época, Gran Bretaña y Francia, se unieron para atacar a la Argentina, el 20 de Noviembre del año 1845. El pretexto fue una causa humanitaria “terminar con el gobierno de Rosas, que los desafiaba poniendo trabas al libre comercio con medidas aduaneras que protegían a los productos nacionales, y fundando un Banco Nacional que escapaba al dominio de los capitales extranjeros”.
Los motivos ocultos, de la “intervención en el Río de la Plata”, fueron de índole económica. Deseaban expandir sus mercados con sus barcos de guerra a vapor que les permitían internarse en los ríos interiores sin depender de los vientos y así alcanzar nuestras provincias litorales, el Paraguay y el sur del Brasil. Las intenciones las evidenciaban los cien barcos mercantes que seguían a las naves de guerra.
Otro objetivo simulado era: “era solucionar el conflicto entre la Argentina y la Banda Oriental” y finalmente formar con Entre Ríos, Corrientes y Misiones un nuevo país, la “República de la Mesopotamia”, para debilitar a la Argentina y hacer del Paraná un río internacional de navegación libre”.
2º.- Doble enemigos. Los invasores contaron con el apoyo explícito de argentinos antipatrióticos, enemigos de la Confederación, identificados como “unitarios” y muchos de ellos antirrosistas emigrados a Montevideo. Fueron ellos los que, escribieron la historia oficial, los que silenciaron la epopeya de Obligado, por mucho tiempo ignorada, en la que centenares de patriotas ofrendaron sus vidas.
Ingleses y franceses creyeron que con la exhibición de sus imponentes naves, sus entrenados marineros y soldados con sus armamentos, bastarían para doblegar a nuestros antepasados.
Pero no fue así, El Gobernador Juan Manuel de Rosas, que gobernaba decidió hacerles frente. El jefe encargado de conducir la defensa fue el General Lucio N. Mansilla, el cual estudió la estrategia y posibles tácticas para detener a los invasores.
3º.- La Batalla. Mansilla emplazó cuatro baterías en el lugar conocido como “Vuelta de Obligado”, donde el río se angosta y describe una curva considerada difícil para la navegación. Allí nuestros soldados, heroicos antepasados, tendieron tres gruesas cadenas sostenidas sobre barcazas y de esa manera lograron que durante el tiempo que tardaron en cortarlas, los enemigos sufrieran numerosas bajas, devastadores daños en sus barcos de guerra y en los mercantes.
Lucio N. Mansilla, continuó valientemente al frente de sus tropas, a la carga con bayonetas, para rechazar el desembarco de los enemigos y resultó gravemente herido.
La flota europea avanzó y los convoyes mercantes que las seguían continuaron hasta Corrientes. El viaje de ida y de regreso, por el Paraná, fueron valerosamente atacadas desde las baterías de las costas del “Tonelero”, de “Goya”, de “Punta Quebracho” el 4 de junio de 1846, de “San Lorenzo” y otra vez desde “La Vuelta de Obligado”
4º.- Almas valientes. Hubo valientes mujeres de San Pedro y de San Nicolás, que lucharon a la par de los hombres y que también cumplieron importantes servicios en el cuidado de los heridos. Entre ellas se destacaron, entre otras, Josefa Ruiz Moreno, Rudecinda Porcel, María Ruiz Moreno, Carolina Suárez, Francisca Nabarro y Faustina Pereira, encabezadas por Petrona Simonino.
La estrategia fijada por Rosas y Mansilla tuvo éxito y “las grandes potencias de la época finalmente se vieron obligadas a capitular aceptando las condiciones impuestas por la Argentina y cumpliendo con la cláusula que imponía a ambas armadas, al abandonar el río de la Plata, disparar veintiún cañonazos de homenaje y desagravio al pabellón nacional”.
Las Provincias Litorales continuaron siendo parte de nuestro territorio y el Paraná, un río interior argentino.
5º.- José de San martín. Desde su destierro en Francia, don José de San Martín, henchido de orgulloso patriotismo, escribió a su amigo Tomás Guido el 10 de mayo de 1846: “Los interventores habrán visto por este enfrentamiento que los argentinos no son empanadas que se comen sin mas trabajo que abrir la boca” y mas adelante felicitaría al Restaurador: “La batalla de Obligado es una segunda guerra de la Independencia”.
El General Don José de San martín, quien falleció el 17 de Agosto de 1850, dejó escrito en su testamento, cuya heredera fue su única hija Mercedes de Balcarce: el sable que me acompaño durante la guerra de la Independencia de América del sur, será entregado al Excmo. General de la República Argentina, Don Juan Manuel de Rosas como prueba de l a satisfacción que he tenido como argentino al ver la fuerza Cobn que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros, que han tratado de humillarla”.
6º.- Fallecimiento de Rosas. El 14 de Marzo de 1877 falleció Don Juan Manuel de Rosas, en Southampton, Inglaterra. Su ataúd fue cubierto, aquel día, con la Bandera de la Confederación Argentina y el legendario Sable de San Martín”.
Bibliografía:
- Adolfo Saldías. Historia de la Confederación argentina. Bs. As.1892.
- Caillet-Bois Teodoro, "Los marinos durante la Dictadura Período 1841-1851", Buenos Aires 1935.
- Pichirilli Ricardo y Gianello Leoncio, "Biografías Navales". Secretaría de Estado de Marina, Buenos Aires 1965.
- Pérez Amuchástegui. Crónicas Argentinas. 1972. Buenos Aires.

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