Educación. Francesco Tonucci.(Italia.) - 28 - 05 - 2019 -



Por MARIANA OTERO.
 El especialista italiano en educación asegura que cuando los chicos se aburren en clase, es por
que no tienen buenos maestros. Dice que una buena escuela es la que logra que los niño
s desarrollen sus potencialidades.
El derecho al estudio debería ser el derecho a tener un buen maestro”. Con esa frase termina 
Francesco Tonucci una jugosa charla con La Voz, a minutos de bajarse del avión en Córdoba,
 el viernes pasado, después de 13 horas de vuelo desde Roma. Viste camisa escocesa y zapatillas. No
luce cansado.
Después de una entrevista para Voz y voto, el reconocido pedagogo italiano se presta a una segunda
 parte del reportaje. Mientras saborea un café negro comparte,
 parsimonioso y extremadamente amable, sus ideas cargadas de sentido común.Dice, por ejemplo,
 que cada alumno que la escuela pierde es un regalo para la delincuencia o que es insoportable que lo
s niños se aburran en la escuela. Es sólo el principio de una conversación animada.
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Tonucci casi no necesita presentación. Los maestros lo conocen, los gobiernos le piden asesoramien
to y la gente común lo sigue.
Es maestro, pensador e impulsor de La Ciudad de los Niños, un proyecto que se expandió en gra
n parte del mundo (incluso en la Argentina) y que busca el regreso de los niños a las calles.
Más que pedagogo, a Francesco le gusta que le digan “niñólogo”, un neologismo que resume su
 dedicación al estudio, investigación y análisis de temas vinculados
a la educación y a la E. También es el padre de Frato, su alter ego, un personaje que mira al mundo 
con ojos de niño y da voz a aquellos que normalmente callan. 
Sus viñetas se han reproducido en numerosas publicaciones.
Tonucci está en Córdoba, invitado por la Fundación Arcor, en alianza con otras instituciones, para
 contar por qué los niños son actores sociales indispensables en la transformación de las ciudades
 y de las escuelas. Aquí también recibirá un honoris causa, que le entregará la Universidad Católica de
 Córdoba.
–¿Por qué es necesario escuchar a los niños?
–La Convención de los Derechos del Niño plantea que las opiniones de los niños hay que tener
las en cuenta. Las escuelas ganan cuando escuchan, respetan e implementan las ideas de los 
niños. Hoy en día la escuela sufre de un tema que Brunner decía que es insoportable: los niños se 
aburren. La mayoría se aburre y pareciera que esto es casi natural. Se considera natural porque
 siempre ha ocurrido. A las familias no les molesta que sus hijos se aburran en la escuela porque ello
s se aburrieron. Lo que crea muchos problemas es que esto no preocupe a los maestros. Si se abu
rren, eso quiere decir que no tienen buenos maestros, no son maestros capaces de interesar a sus 
alumnos.
–¿Se aburren porque seguimos teniendo una escuela antigua?
–Los niños se aburren porque no ven en la escuela a “su” escuela. Ellos van a la escuela que es la
 escuela nuestra, no la suya. Gabriel García Márquez, que no era pedagogo pero sí un premio Nobel,
 decía que nosotros podemos nacermúsicos o pintores o periodistas o investigadores o mecánicos o
 artesanos, y a veces no lo sabemos. El papel de la escuela –como el de la familia– sería poder descu
brir lo que él llama “su juguete preferido”. Él dice: “Dedicarse totalmente a su juguete preferido 
es la garantía de la felicidad”. ¿Qué significa ser feliz? Realizarse, poder 
vivir haciendo lo que te gusta más. ¡Cuánto gozaría la sociedad de tener ciudadanos felices! Serían
 funcionarios más capaces, productivos, interesados, partícipes. Si yo puedo hacer lo que sé hacer
 mejor, voy a llegar a ser el mejor en ese sector y encontraré también trabajo. Hoy en día, ocurre lo 
contrario. El mundo económico indica a la escuela qué sectores debe desarrollar porque el merca
do necesita eso. Es mentira, la economía de hoy no sabe lo que será necesario dentro de 10 años. 
No tenemos ningún elemento para decirles a nuestros hijos “si hacés ingeniería informática o enfer
mería, tendrás trabajo”. Si pensamos en lo que se necesitaba 10 años atrás, efectivamente todas 
estas previsiones se han vuelto erróneas y muchas personas han renunciado a ser lo que querían 
ser para ser lo que era útil ser y no ha sido útil.
–¿El rol del maestro sigue siendo central para la transformación de las escuelas?
–Cuando hablo de los maestros de mis hijos, hablo de suerte. Lo digo en serio y no creo que sólo
 me pase a mí. Mi primer hijo no tuvo suerte; la segunda ha tenido mucha suerte porque tuvo una
 maestra estupenda que le ha dado bases de las que está gozando hasta ahora; el tercero, regular.
Esto es muy común y no puede ser. Por eso digo que en la escuela hay tres elementos: uno son los
 programas, los objetivos, lo que se propone que se realice; los otros, la didáctica y la evaluación. 
Nuestros gobiernos se han dedicado desde siempre al primero. En Italia cada gobierno ha hecho
 una reforma, se ha cambiado todo, disciplina, horarios, arquitectura de la escuela... Lo que ha
 quedado igual es la escuela. La escuela ni se ha dado cuenta de todas las reformas. Desde hace más
 de 10 años ha llegado a ser interesante el tercer punto: la evaluación. Lo que a nadie le ha interesa
do nunca es lo que ocurre adentro, la didáctica, los maestros. En todas las reformas hay casi nada
 sobre la formación de los maestros. Yo creo que un buen maestro no necesita ni de programas ni 
de evaluaciones. Los que conocí como buenos maestros siempre han tenido un afecto fuerte de los
 alumnos y un respaldo fuerte de las familias.
–¿Cuál es una buena escuela?
–La buena escuela es la que sabe hacer lo que dice la ley sobre la educación, queofrece a cada uno
 de los alumnos la posibilidad de desarrollar sus capacidades individuales. Sobre esto hay un
a poesía de Loris Magaluzzi que decía: los niños tienen 100 lenguas, 100 maneras de pensar, de 
jugar, 100 lenguajes, pero les roban 99. ¿Quién roba a los niños? Muchos. La escuela es uno de ellos.
 ¿Cómo hace la escuela para robar tanto? Ofreciendo poco. La escuela no consigue ser una buena
 escuela porque sigue poniéndose como la escuela de la Lengua y de la Matemática. 
Todos los niños que encajan en esta competencia son buenos, los que van adelante. 
Los que nacieron músicos, periodistas, investigadores o artesanos quedan al margen y allí la
 responsabilidad es muy fuerte.
–Porque entonces se pierden alumnos...
–La escuela no debería poder perder ni un alumno. En Italia, la dispersión escolar no es muy 
alta. Pero, entre los delincuentes, el 95 por ciento no ha terminado la escuela obligatoria. Este es 
un tema muy fuerte sobre el que la escuela tiene que reflexionar. La escuela no puede perder 
alumnos porque, si los pierde, los regala a la criminalidad. Esta es una responsabilidad muy grande. 
Esto significa que estos niños salen de la escuela como burros, como rechazados, como incapaces
, y encuentran un señor que les dice: “Yo confío en ti, aquí tienes unapistola, puedes utilizarla y yo te
 doy un montón de dinero, te reconozco”. La escuela no lo ha reconocido, la escuela lo ha perdido.
–Una de sus viñetas más famosas es la que dibujó hace más de 40 años en la que representa a una
 escuela como una fábrica. ¿Cómo la dibujaría hoy?
–Es una pregunta problemática. El dibujo de entonces no era correcto. No era así.
 Era un símbolo para decir que la escuela obliga a los niños a transformarse como 
la escuela quiere y los hace a todos iguales. Entraban todos distintos, salían todos
 iguales y había un tubo de descarga de todos los que no cumplían. Creo que
en la sustancia la dibujaría igual. No debería ser que los alumnos aprendan
 lo que dicen los programas escolares, sino que la escuela sea capaz de 
favorecer que cada uno desarrolle sus potencialidades. También hay un tema de 
aprendizaje, no lo niego, pero no puede ser el objetivo principal. Puesto de
 esta manera, la evaluación no sería el tema principal de nuestros países y de 
nuestros ministerios. Todo termina dentro de la competencia del maestro. 
El derecho al estudio debería ser el derecho a tener un buen maestro.
Pedagogo y “papá” de Frato
Creador del proyecto La Ciudad de los Niños.
Francesco Tonucci es un investigador y pedagogo italiano nacido en Fano el 5 de 
julio de 1940.
En 1966 realizó sus primeros dibujos de carácter pedagógico y desde 1968, con 
el heterónimo de Frato, comenzó un trabajo gráfico sistemático con la intención
 de exponer su pensamiento educativo a través de viñetas y dibujos.
A lo largo de los años, se hizo conocido mundialmente por su iniciativa pedagógic
a La Ciudad de los Niños, proyecto que inició en mayo de 1991.
La UCC entrega el Honoris Causa
Agenda de actividades en la ciudad de Córdoba, Arroyito y Villa María.
Miércoles. A las 18. Conferencia "Necesitamos a los niños para transformar
 la escuela", co-organizada por Fundación Arcor y Universidad Católica de Córdoba
 (UCC). La UCC entregará el Honoris Causa. En el auditorio Rectorado Nuevo (Ba
terías D) Ciudad Universitaria (UNC) Valparaíso 1627.
Hoy, en Arroyito. A las 19. Conferencia “Necesitamos a los niños para transformar
 la ciudad”, en la Feria del Libro, organizada por la Municipalidad de Arroyito.
Martes, en Villa María. A las 17. Conferencia “Necesitamos a los niños para transfor
mar la ciudad", co-organizada por la Municipalidad de Villa María y Fundación 
Arcor. Parlamento de los Niños, en el Centro Cultural Leonardo Favio, Gobernador
 Sabattini 200. La actividad es abierta y gratuita, con 
cupos limitados. Inscripciones: areaeducacion@yahoo.com.ar.
Miércoles. A las 10. Foro Ciudadano: “La construcción de los espacios públicos y la
 ciudad, desde la perspectiva de la niñez”. En la escuela Vicente Forestieri de 
Villa El Libertador. Tonucci participará del foro organizado por la Red Nues
tra  Córdoba y Fundación Arcor.
(Cfr. Tenemos Ejemplos. Difusión para Docentes y alumnos. Prof. Lic. Lui Angel Maggi)

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