Hermano Marista Septimio Walsh. El Consudec.- 13 - 01- 2021.-

HERMANO SEPTIMIO WALSH La vida de este hombre, religioso de profunda vocación y docente desde lo más íntimo de su alma, está identificada con la historia de la educación privada en la Argentina. El Hno. Septimio había nacido en Navarro, provincia de Buenos Aires, el 5 de Abril de 1914, en el seno de una familia irlandesa de arraigadas convicciones cristianas. A los tres meses de haber cumplido 12 años ingresó al seminario marista de Luján. Formalizó su Profesión Religiosa perpetua, el 31/01/1936. Como buen Marista su devoción a María fue el fundamento de su espiritualidad. Luego de actuar en varios colegios de la Congregación, pasó a integrar la comunidad de la calle Cochabamba 1652, de la Capital Federal. De inmediato asumió la dirección de las revistas "El Amigo" y "Ecos de Familia". Su Congregación lo designó en varias instancias Consejero Provincial y dos veces sus Hermanos lo eligieron delegado al Capítulo General de la Congregación. Al mismo tiempo continuaba sus estudios en letras en la Universidad de Buenos Aires, donde fue un destacadísimo alumno y donde se graduó como profesor en 1947. Con su clara inteligencia y su trabajo incansable llegó a dominar no solo los aspectos teóricos de la pedagogía católica y adueñarse del contenido de los documentos Pontificios al respecto, sino también de la organización de los establecimientos educativos de la Iglesia. Junto al legendario Padre Manuel Moledo fue uno de los asesores más lúcidos que tuvo la Jac en las históricas asambleas de Córdoba, Rosario y Tucumán. Su palabra sabia y dinamismo sin límites estuvieron presentes en la organización de los Centros Internos de la Acción Católica, creados en muchos colegios desde 1934 a 1945. Creación del Profesorado del CONSUDEC : El Hno. Septimio, con la colaboración del los Maristas Hno. Roberto Gonzalez y Onésimo O'Gorman, acuerd a con el Consejo Superior de Educación Católica y bajo su titularidad, la creación de este Profesorado. Comenzó sus actividades el martes 19 de Abril de 1949, como "Instituto Autónomo del Profesorado". El primer Rector fue el P. Dann Obregón, S.J. y el Hno. Septimio, Secretario. Desde 1951, el Hno. Septimio fue Rector del Profesorado, hasta su muerte, el 2 de Julio de 1990. En Febrero de 1952 fue designado Secretario del CONSUDEC, cargo que ejerció hasta su muerte. Conocía al detalle los Documentos de la Iglesia y las leyes y decretos nacionales sobre el tema. Fue acérrimo defensor de la libertad de enseñanza, del derecho de los padres y de la Iglesia para la educación. En agosto de 1963 fundó el quincenario CONSUDEC del que fue muy ilustrado y dinámico director, y que se convirtió en un órgano de consulta obligada para quienes necesitaban información sobre el quehacer educativo y la doctrina confiable de sus fundamentos. El Hno. Septimio organizó y dirigió personalmente 27 Cursos de Rectores, con una asistencia promedio de un millar y medio de directivos de colegios privados y oficiales de la Argentina y otros Países. Fue un orientador seguro, a quien visitaban numerosos y calificados docentes, directivos, funcionarios del Ministerio, autoridades de congregaciones religiosas y relevantes figuras de otras confesiones, cristianas o no. Se lo recuerda desde sus luchas con diputados y senadores por la ley 13047, que fue una auténtica epifanía de la lucha por la educación privada en la Argentina. Su activa presencia en los momentos cruciales en los que se jugaba el rol de la educación privada, ya fuera en el 49 o en los años del 84 al 88. En el marco del Congreso Pedagógico, el sobresaliente papel de la Iglesia se atribuye en gran proporción a la excelente organización que él gestó desde las asambleas de base, hasta el final de febrero de 1988 en Córdoba. Instituyó en 1976 los premios Divino Maestro para honrar a beneméritos educadores que consagraron su vida a la educación de la niñez Argentina. Buscador infatigable de todo lo que significara un adelanto para la educación, viajaba permanentemente al lugar donde fuera necesario para conocer los últimos adelantos. Hablaba francés, inglés e italiano. Tuvo un gusto refinado y exquisito para descubrir y presentar poemas. El Hno. Septimio estaba dotado de una inteligencia brillante, ágil y profunda; de una memoria privilegiada, excepcional; de una voluntad firme, calibrada y de una constancia sin desmayos en la prosecución de sus ideales apostólicos docentes; de un corazón generoso, que latía en permanente entrega a las necesidades y preocupaciones de niños, adolescentes, jóvenes y adultos de toda clase y condición social; de una pasión sin límite por la lectura de autores clásicos y contemporáneos: de habla española, francesa, inglesa e italiana. Para terminar, digamos que el Hno. Septimio, siguiendo las huellas del Maestro Divino, Cristo el Señor, pasó la vida haciendo el bien a todos. La transitó, como Él, desparramando al voleo las semillas de la Verdad, el Bien, la Belleza; las semillas salvíficas de la Bondad y la Libertad de los hijos de Dios; y, sobre todo, las semillas de la Fe, la Esperanza y el Amor a Dios y al prójimo. Falleció en la madrugada del 2 de julio de 1990 a los 76 años.

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