Proclama de Belgrano, desde Tucumán. (1814). -25-02-2020.-

PROCLAMA DE BELGRANO A LOS PUEBLOS DEL PERÜ,LUEGO DE VILCAPUGIO Y AYOHUMA 
"2020 Año Belgraniano Nacional". Rosario, Cuna de la Bandera.

El 25 de febrero de 1814: Belgrano desde Tucumán, en su proclama a los pueblos del Perú, hace saber que, pese a los peligros pasados en Vilcapugio y Ayohuma, ha conservado la bandera del Ejército Auxiliar del Perú, que entregará al coronel San Martín, su sucesor en el mando, para que la haga tremolar sobre las cumbres más altas de los Andes.
Este documento es de suma importancia ya que demuestra que la denominada "Bandera de Ayohuma" que se encuentra en Sucre -y adoptada como bandera oficial de la Provincia de Tucumán- no era la bandera "principal" de su ejército y que la bicolor tradicional la conservó y trajo en su retroceso desde el Alto Perú.
"Pueblos del Perú.
Os anuncio vuestra libertad y os aseguro que no tardareis mucho á poseerla. Me conocéis, sois todos testigos de mi empeño y de mis trabajos, siguiendo las huellas de nuestro sabio Gobierno, para auxiliaros en la justa y santa empresa en que estamos de arrojar a los tiranos de nuestro suelo. También sabéis que nunca os he engañado; porque es impropio del hombre de bien que profesa nuestra santa
religión y porque mi sistema es que todos tengan una idea cierta de nuestra situación, á fin de que si ella es buena, se regocijen, si mala se empeñen en mejorarla; haciendo los esfuerzos que corresponden al hombre que ama á su patria.
En los momentos de mi retirada de Potosí os dije que nuestro
Gobierno me enviaba auxilios de consideración, a saber, tropas, toda clase de arma, municiones y cuantos otros objetos son precisos; las inmensas distancias, los obstáculos que presenta la estación de lluvias y otros incidentes casi necesarios, han retardado su arribo; pero ya tenemos la satisfacción de que hayan llegado con superabundancia y de estar en situación no solo de contener al enemigo, sino de batirlo como lo veréis: aun no ha llegado el todo;
pues Buenos Aires y demás pueblos vuestros hermanos quieren poner una fuerza tal que vaya arrollando por todas partes á nuestros enemigos.
Nunca he podido recordar sin emoción vuestro empeño y vuestro afán por ser libres, los sacrificios que habéis hecho para el efecto y el favor y miramiento con que me habéis atendido, redoblando mas y mas vuestros esfuerzos después de mis desgracias: deseoso de corresponderos, buscando solo vuestro bien, que es el único objeto que siempre me ha movido, examinándome á mi mismo, y discurriendo que acaso mi ignorancia habría concurrido a los contrastes que habían sufrido las armas en Vilcapugio y pampas de Ayohuma, medité, desprendiéndome de todo amor propio, pedir al
Gobierno el jefe digno que hoy tenemos quedando yo en el Ejército, o con el Regimiento N° 1 de mi cargo, o en la clase de último soldado. Un General desgraciado rara vez es oído, porque las operaciones militares se juzgan por los resultados; pero felizmente mis súplicas fueron atendidas, y he tenido la complacencia de que me haya sucedido en el mando el benemérito señor don José de San Martín, coronel del Regimiento de Granaderos a Caballo, cuya probidad,
conocimiento, valor y demás circunstancias, son conocidas en Europa, no menos que entre nosotros. Creedlo, os lo digo yo, llena sus deberes de general en jefe, y los llenará con otro acierto que los que hemos sido Generales sin más que por habernos dado este título. Me glorío de estar a sus órdenes, y estoy cierto de que os habéis de gloriar conmi¬go, luego que lo veáis derrotando al Tirano, y despedazando la
cadenas que os agobian. Oíd, pues, sus órdenes, cumplidlas, y ejecutadlas con la seguridad de que cantaréis la victoria y de que os veréis libres de la opresión, disfrutando los bienes de una Nación independiente cual la formáis.
Uníos y conservad vuestra firmeza y constancia a prueba, para que no seáis el lubidrio de vuestros enemigos, y no tengáis que estar manteniendo con vuestro sudor y vuestra sangre a los mismos que os subyugan, y quieren conservaros en la horrorosa esclavitud en que os han tenido, desde que acabaron con tanta atrocidad a vuestros padres, y se apoderaron de nuestro suelo.
No os olvidéis de pedir al Todo Poderoso por el acierto de tan digno jefe, poniendo por intercesora a nuestra Generala María Santísima de Mercedes. HE DEPOSITADO EN SUS MANOS LA BANDERA DEL EJERCITO QUE EN MEDIO DE TANTOS PELIGROS HE CONSERVADO, y no dudéis que la tremolará sobre las más altas cumbres de los Andes, sacándooos de entre las garras de la tiranía y dando días de gloria y de paz a la amada Patria. Tucumán 25 de febrero de 1814.
Manuel Belgrano."
"2020 - AÑO DEL GENERAL MANUEL BELGRANO"

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