Historia de la Virgen del Rosario. Fiesta Patronal.-03-10-2020.-

NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO. Historia de la Virgen del Rosario en nuestra ciudad.- Invitamos a la Fiesta Patronal de Ntra. Sra. del Rosario que se realizará el próximo 7 de Octubre, en forma virtual. Historia de la Virgen del Rosario en nuestra ciudad. Miércoles 30 de Septiembre de 2020 A fines del siglo XVII se fraccionaron las tierras que hoy ocupa Rosario y comenzó su poblamiento. Para atender a las necesidades religiosas de los vecinos, en 1730 se creó el curato del Pago de los Arroyos, extensa zona comprendida entre el río Carcarañá y las cercanías de la hoy ciudad de Ramallo. En un rancho que oficiaba de capilla se veneraba una imagen de Ntra. Sra. del Rosario que anteriormente había estado depositada en Santa Fe. Al año siguiente el padre Ambrosio Alzugaray tomó a su cargo la parroquia y el primer bautismo fue el de la niña Petrona Avalos. Poco a poco las familias se fueron estableciendo en derredor del templo, conformando un núcleo urbano recostado sobre la ribera del río Paraná. Desde 1757 se designa al curato con el nombre de esa advocación mariana y por extensión la población fue conocida como la “Capilla de Nuestra Señora del Rosario del Pago de los Arroyos”. Poco antes, en 1736, los devotos formaron la “Cofradía de Ntra. Sra. del Rosario”, para brindarse ayuda entre ellos, fue la primera institución civil de la hoy ciudad. En 1746 Santiago Montenegro empezó a construir una pequeña iglesia de paredes de adobe, que terminó en 1757 y donó “a Ntra. Sra. del Rosario y su Santa Iglesia”, según consta en la respectiva escritura. Como la imagen venerada fue requerida por sus primitivos poseedores, los rosarinos hicieron una colecta y encargaron a Cádiz una imagen que llegó tres años más tarde, en medio de gran jubilo popular. Es pequeña, construida en madera de sándalo, de 43 cm de alto, pero con su corona y peana alcanza 101 cm; lleva al Divino Niño a su izquierda y viste de seda. Hoy se la venera en el Camarín de la Catedral. Según la tradición, inmediatamente y hasta la actualidad Nuestra Señora dispensó especiales gracias a sus devotos; curando sus enfermedades; generando lluvia en oportunidad de grandes sequías; protegiéndolos de ataques de malones y de los efectos de sucesivas epidemias, beneficios que los pobladores de la región agradecieron cumplidamente. Cuando en el año 1812 el entonces coronel Belgrano llegó a Rosario se descuenta que su religiosidad lo llevó a participar en las misas que se celebraban en la iglesia y a orar repetidas veces ante la imagen de Nuestra Señora. Se estima que el párroco de entonces, Julián Navarro bendijo la primera Bandera nacional. De hecho, la histórica imagen es el único testimonio fehacientemente comprobado de aquel Rosario que conoció el creador de nuestra Enseña patria, todo lo demás desapareció con el tiempo, excepto los restos de los primeros pobladores sepultados en una parcela al lado del templo. En el marco de las luchas civiles de 1819 el ejército comandado por Juan R. Balcarce incendió la población como represalia, pero no se produjeron víctimas; el fuego respetó a la capilla y a varias casas; lo que se consideró un hecho milagroso. En 1823 los rosarinos eligieron por primera vez un delegado para que los representara ante el gobernador de la provincia, se trató del cura párroco Pascual Silva Braga. A consecuencia de su gestión el poblado recibió el nombre de “Ilustre y fiel Villa del Rosario”, por lo que sus vecinos juraron a la Virgen como su patrona. En 1836 se consagró un nuevo templo que dio origen al actual y que subsistió por unos cincuenta años. Este fue bombardeado en 1840 por una escuadra naval extranjera sin afectar al poblado, siendo tradición que sobre el techo de la iglesia se veía a una mujer de vestido banco que parecía protegerlo de los proyectiles. En 1852 una ley provincial reconoció a la población con el nombre de “ciudad del Rosario de Santa Fe”. A partir de 1882 se practicaron profundas reformas al templo que fueron solventadas con el aporte de los devotos; sus nombres se perpetuaron grabados en los ladrillos donados. Fue entonces que se construyeron las dos torres y la gran cúpula; trabajos que dirigió el genovés Juan B. Arnaldi. Llegado el año 1910 se consagró solemnemente el templo que contiene en su interior el magnífico altar construido en Italia, donado en 1898 por la congregación “Hijas de María”; en cuyo retablo, desde 1995 luce una réplica de la histórica imagen. Cuando en 1925 la ciudad festejó lo que erróneamente se consideró su bicentenario, una ordenanza municipal reconoció a Ntra. Sra. del Rosario como su “fundadora”, por haberse formado en su derredor. Esto lo ratificó la Ley provincial Nº2882 del año 1940. Desde muchos años antes se conmemoraba al 7 de octubre, fiesta de la advocación como día de la ciudad. También en 1925 se consagró el Camarín que alberga la histórica imagen. Algunos testimonios de las gracias dispensadas a sus fieles se exhiben en dos vitrinas. Por entonces se finalizó una importante renovación del templo que adquirió su aspecto actual y, cuando en 1934 se creó la diócesis de Rosario, fue reconocido como catedral y sede episcopal. En mérito a lo expuesto y a la profunda devoción de los fieles de toda la región, en 1941, el Papa Pio XII autorizó que se coronara a la imagen de Ntra. Señora en su condición de “patrona”. El acto se cumplió durante una solemne ceremonia realizada en la hoy “plaza de la Coronación”, al lado del Monumento a la Bandera. El fervor popular fue inmenso. El aura y la corona se confeccionaron con joyas que donaron las damas de la ciudad. Los rosarino renovaron este juramento de fidelidad en el año 1954. La Catedral fue elevada a la condición de basílica por S.S. Pablo VI en 1966 y en 1998 el arzobispo Eduardo Mirás la declaró “santuario arquidiocesano dedicado a María Santísima”. Nueve años más tarde, una ley nacional designó al templo como “monumento histórico nacional”, por lo que se incorporó al patrimonio cultural de la ciudad. Cuando S.S. Juan Pablo II visitó Rosario en 1987 celebró la Eucaristía ante la imagen histórica, colocada frente al Monumento a la Bandera con la participación de unas 100.000 personas. Gracias a la donación que hizo la Arquidiócesis, en 1999 quedó inaugurado el Pasaje Juramento lo que implicó la demolición de la antigua casa parroquial, con lo que Rosario sumó un nuevo atractivo turístico. Un siglo antes la Iglesia había autorizado la construcción del Palacio Municipal en un sector de sus dependencias, cuya escritura se extendió en 1891. En el año 2002 se completó la puesta en valor arquitectónico y la adecuación del templo a las nuevas pautas litúrgicas. En él, también puede verse un espléndido “Vía Crucis” fundido en bronce, obra del artista Eduardo Barnes, que se instaló en 1952 y un gigantesco vitral alegórico a la creación de la Bandera nacional. Sus muros albergan los restos del único rosarino presente en el Cabildo abierto de 1810, Vicente Anastasio Echevarría. Con esta relación vemos que el templo evolucionó conforme se fue desarrollando la ciudad. Desde la radicación de los primeros pobladores la Virgen del Santísimo Rosario suscitó la devoción popular y las gracias que concedió a su pueblo lograron un significativo vínculo de amor filial para con nuestra Madre común y Madre del Salvador. En este momento en que necesitamos más que nunca la unidad del pueblo de Rosario, invitamos a TODOS, creyentes y los que no lo son tanto a unirnos alrededor de nuestra madre, para que nos proteja y nos cobije alrededor de los valores fundamentales sobe los que se cimentó nuestra ciudad: la familia, el amor al trabajo, la consolidación de una comunidad conformada por inmigrantes de muchos países con sus tradiciones, principios y creencias, pero unidos con verdaderos deseos de integrar una sociedad que busque la felicidad y el bien de todos sus integrantes, profundizando en lo que nos une y dejando de lado lo que nos diferencia. Con esos sentimientos invitamos a toda la ciudadanía a unirse a las celebraciones de la Novena y, el próximo 7 de Octubre, a la Fiesta Patronal de Ntra. Sra. del Rosario, en forma virtual y de aquellas maneras que estos tiempos de pandemia nos permitan.

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