Raúl Alfonsín Presidente Constitucional.- 31 - 10 - 2020.-

Envío del CPN.,Economista cordobés,Esteban Domina. 31 - 10 - 2020.- Campaña: Raúl Alfonsín. Víctor Martínez. UCR. Italo Argentino Luder, Deolindo Felipe Bitter.P.J. AQUEL 30 DE OCTUBRE DE 1983… Esa tarde, Raúl Alfonsín estiró la vigilia todo lo que pudo. Era, por lejos, el día más importante de su vida; la Argentina salía del infierno para elegir un presidente constitucional. Sabía que la cosa era entre peronistas y radicales; que luego de siete años de dictadura, la democracia volvía a ser bipartidista. Pero no estaba completamente seguro de que le tocara a él; pese a que las encuestas —el recurso de última generación incorporado a la campaña electoral— le daban una luz de ventaja, no lo creía del todo. Es que conocía mejor que nadie la potencialidad electoral del peronismo, el eterno adversario, como para confiar en un triunfo seguro. Pese a que el recuerdo amargo del último gobierno justicialista estaba aún fresco, actualizado por torpezas de campaña como quemar un ataúd a la vista de todos, tenía en claro que el peronismo bien podía dar una sorpresa. Venía barruntando el asunto desde muy temprano, cuando esa mañana se levantó para ir a votar en Chascomús, en la escuela de siempre. Siguió masticándolo junto con la tira de asado que almorzó, en la quinta de un amigo en San Isidro. La ansiedad no le permitió disfrutar de la corta siesta que intentó, ni lo abandonó en las recorridas por el parque para acortar la espera. Y fue en aumento cuando televisores y radios comenzaron a disparar los primeros cómputos, halagüeños para su partido. Cauteloso, no quiso sumarse al festejo temprano de sus íntimos y prefirió aguardar, aún faltaban muchos votos que contar. Tarde ya, accedió a trasladarse al Comité Nacional, en la Capital, donde por esas horas ardía el festejo. Los correligionarios que coreaban su nombre tuvieron que esperar hasta la madrugada, hasta que el candidato se convenció que el escrutinio no mentía, que el milagro electoral se había consumado: Ahora, Alfonsín. Entonces salió al balcón y saludó, sonriente, con las manos tomadas por encima del hombro. Su presidencia tuvo puntos altos y bajos. Pero no será por su gestión, buena o mala según cómo se mire, por lo que quedará en la historia. En lo que casi todos coinciden es que su figura se alza claramente como un símbolo de civilidad, como emblema de esa transición complicada y traumática que comenzó en 1983, cuando se calzó la banda presidencial. Entonces representó mejor que nadie los nuevos aires de una Argentina que quería dejar atrás el horror, dando más garantías de compromiso democrático que el resto, y por eso aquel día fue el más votado. ................................................ Domingo 20 de Septiembre de 2020. Don Raúl Alfonsín, un Señor. Había que estar en ese momento, defender la República, afianzar las instituciones, ser decente. Aunque tarde, con el paso del tiempo, fue reconocido y cuanto más pase será más un señor, con todas las letras. Y más viendo lo que tenemos hoy, populismo barato, sin futuro. Gracias don Raúl Ricardo Alfonsín, mis respetos. DNI 18.611.977

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