El Delta. Paraná de las Palmas. Bajo Paraná.- 30-11-2020.-

El Delta del Paraná. Río Paraná de las Palmas. Llamado así por las palmeras pindó que abundaban en sus orillas. Fueron taladas y usadas para hacer postes. El delta del Río Paraná con 14 000 km² y una longitud de 320 km, nace a la altura del puerto y ciudad de Diamante, provincia de Entre Ríos en donde concluye el predelta. Se divide en tres grandes regiones: el Delta Superior (desde Diamante, hasta Villa Constitución, provincia de Santa Fe), el Delta Medio (desde Villa Constitución hasta Puerto Ibicuy, provincia de Entre Ríos) y el Delta Inferior o en formación (desde Puerto Ibicuy hasta la desembocadura en el gran estuario llamado Río de la Plata todas estas zonas en Argentina). El Delta del Paraná es, en sentido geográfico, parte de la Mesopotamia y está considerado como uno de los deltas más grandes del mundo. En lo que respecta a su bioma, a pesar de su ubicación meridional, la presencia de grandes espejos de agua y la escasa altitud produce un microclima que favorece la proliferación de especies animales y vegetales que recuerdan a latitudes tropicales (por ejemplo, el brazo deltaico llamado Paraná de las Palmas lleva este nombre porque a la llegada de los europeos en el siglo XVI proliferaban palmerales de pindó). Localización El Delta del Paraná está delimitado naturalmente por las barrancas o taludes que definen el valle de inundación del río Paraná. Como límite norte se considera la línea imaginaria que une las ciudades de Diamante (en Entre Ríos) y de Puerto Gaboto (en Santa Fe). Aunque una pequeña parte se encuentra en el sudeste de Santa Fe, el Delta del Paraná como tal, en el sur de la Provincia de Entre Ríos se ubica la mayor parte de sus secciones superior y media, mientras que la Provincia de Buenos Aires posee la principal porción de su desembocadura al Río de la Plata. En esta última, cubre el noreste provincial, en sectores de los Partidos de San Nicolás, Ramallo, San Pedro, Baradero, Zárate, Campana, Escobar, Tigre y San Fernando. Formación del Delta Las islas del Delta del Paraná deben su existencia a la gran cantidad de sedimento que lleva el agua del Paraná. En su desembocadura transporta aproximadamente un total de 160 000 000 toneladas anuales de sedimentos.1​ Dicha carga se reparte en función del tamaño de sus partículas de la siguiente manera: Este sedimento que es aportado mayormente por el río Bermejo, afluente del Paraguay, es depositado en el estuario conjunto del Paraná y el Uruguay, el Río de la Plata. Los bancos de sedimento son colonizados por juncos, ceibos, pajonales y otras especies que contribuyen con sus raíces a consolidar las islas que posteriormente son colonizadas por otras especies. El Delta del Paraná de este modo va avanzando, por colmatación, sobre el estuario del Río de la Plata; las islas que se forman son características: sus costas o riberas son más elevadas (por albardones naturales) que sus centros, en los centros isleños suelen existir pantanos y pequeñas lagunas. Flora Arroyo Santa Rosa, perteneciente al Delta del Paraná. Entre las especies vegetales más comunes se encuentran árboles como el sauce, el ceibo, el aliso de río, el coronillo y el espinillo, sobre los cuales crecen epífitas como los claveles del aire y las barbas de viejo. Las áreas parcialmente inundables tienen una población de pastos altos, resistentes a periódicas inundaciones, de bajo valor nutritivo para el ganado. Como palustres en las aguas del río o estancadas crecen el junco y la espadaña. Flotando en las aguas del río y de los bañados abundan las plantas acuáticas, como camalotes y repollitos de agua. En las márgenes de los principales brazos del río Paraná en su sección deltaica prosperaban las «palmas» (palmeras) de la especie pindó (Syagrus romanzoffiana) pero éstas han sido taladas hasta su casi total extinción desde fines del siglo XIX. Desde fines de siglo XIX el ser humano ha introducido especies alóctonas que se han aclimatado muy bien: álamos, ciruelos, duraznos, diversas especies de cítricos, ramio e incluso coníferas. También el formio, el mimbre y el pecán que representan fuentes de trabajo para los habitantes de las islas. Fauna Hasta principios del siglo XX hubo en el Delta yaguares, que dieron su nombre al Río Tigre y al partido homónimo. Han sido cazados hasta su extinción, lo mismo ha ocurrido con los yacarés, pumas, arirays, pecaríes, curiyues y aguaraguazúes. En los lugares más apartados de la presencia humana sobreviven todavía algunos ciervos de los pantanos, especie autóctona de color pardo, con patas negras y círculos blancos alrededor de los ojos. Hay allí también carpinchos, coipos (pseudonutria), lobitos de río (una especie de nutria genuina) y algunos gatos monteses y algunos zorros grises Hay numerosas especies de aves, como el zorzal, el biguá, el martín pescador, el benteveo, la calandria, el boyero y la pava de monte. Hubo en otros tiempos abundantes bandadas de cisnes, y papagayos pero han desaparecido. Son bastante comunes algunos reptiles y anfibios, como culebras, diversas especies de sapos, ranas y escuerzos. En las aguas calmas del Delta encuentran refugio peces como el dorado, el surubí, el bagre, el patí, la tararira, la boga, el sábalo y la raya. El «Pontoporia blainvillei» (delfín franciscano), del estuario del Río de la Plata, ha sido citado a veces en el delta del Paraná y, con dudas, en el tramo inferior del río Paraná. Bosque Esta sección es un extracto de Monte blanco del delta inferior del río Paraná[editar] Delta del Paraná en la desembocadura del río Paraná de las Palmas en el Río de la Plata. Resaca de río. Este tipo de medio orgánico flotante, resultado de la desintegración de materiales vegetales, es depositado sobre los márgenes de las islas por las aguas del bajo río Paraná y del Río de la Plata; este material resulta clave para la formación de los albardones ribereños, origen de la hidrosere que culminará en el monte blanco. El monte blanco, bosque ribereño del Bajo Delta o selva en galería del Río de la Plata es un ecosistema selvático característico del delta inferior del río Paraná, en el centro-este de la Argentina. Es un bosque en galería sobre las costas del Río de la Plata, que abarca desde las islas al norte del río Paraná Guazú2​ en la Provincia de Entre Ríos hasta la bahía de Samborombón en la Provincia de Buenos Aires. Es la formación forestal natural de tipo subtropical más austral del planeta. Cuenta con una biocenosis de alta diversidad, particularmente de especies vegetales y animales de origen tropical y subtropical, muchas de las cuales alcanzan allí su límite austral de distribución. Se ubica en una de las primeras zonas colonizadas por los europeos y en la zona más densamente urbanizada de Argentina, por lo cual apenas quedan relictos de las formaciones forestales originarias de la zona.3​ Los vestigios remanentes se encuentran muy degradados, y están principalmente ubicados en áreas protegidas o semiprotegidas como las de la selva marginal de Punta Lara, el Parque Costero del Sur, el parque nacional Ciervo de los Pantanos y la isla Martín García. En las tierras que anteriormente ocupaba el monte blanco hoy se asientan forestaciones madereras, urbanizaciones y bosques secundarios dominados por especies exóticas. Amenazas Las principales amenazas que enfrenta esta región son, la deforestación para la siembra de soja o cría de ganado, la contaminación de las aguas, el endicamiento y rellenado de áreas inundables, la introducción de especies exóticas (como el ligustro), la sobrepesca y la caza de animales silvestres. Canal privado del Automóvil Club Argentino. La contaminación por agroquímicos, aguas cloacales y desechos industriales que se vierten en aguas del Paraná y sus afluentes amenaza la vida silvestre y la provisión de agua potable de las concentraciones urbanas que se encuentran a sus orillas en el corredor urbano Rosario- Buenos Aires- La Plata, donde vive un tercio de la población de la Argentina. Solo el gran caudal del río y su capacidad de autodepuración han evitado hasta el momento un desastre ecológico mayor. No obstante, los efectos de la actividad humana no dejan de hacerse sentir, sobre todo en las áreas donde es más intensa. Allí es frecuente observar disminución de la calidad del agua, mortandad de peces, erosión del suelo y acumulación de desperdicios. Dado que es una zona naturalmente inundable y que la dinámica de sus aguas está altamente influenciada por las mareas, el Delta podría sufrir los efectos de la elevación del nivel del mar causada por el actual efecto invernadero, si el nivel del agua en el estuario del Río de la Plata subiera tan solo 10 centímetros el régimen de las corrientes hídricas cambiaría afluyendo agua desde el mar que frenaría el avance del delta o incluso lo erosionaría haciéndole retroceder. En 1992 se creó el parque nacional Pre-Delta, a 5 km de la ciudad de Diamante. Tiene 2458 ha. En 2000 la segunda y tercera sección de Islas de San Fernando en el Delta Bonaerense fue declarada Reserva de Biósfera Delta del Paraná por la Unesco dentro del plan MaB. Tiene una superficie de 10 500 hectáreas y constituye una inmejorable oportunidad de desarrollar los objetivos de conservación ambiental, desarrollo humano y apoyo logístico a la investigación y estudio del ecosistema y potencia las posibilidades de inversión nacional e internacional con proyectos de crecimiento sustentable y la agrupación de la región como referente de cultivos orgánicos y variados modos de producción agroforestal con certificación de calidad ecológica lógica. Artículo principal: Incendios en el delta del Río Paraná de 2008 En la primera mitad de 2008 el Delta del Paraná ha resultado foco de una serie de devastadores incendios que afectaron al menos 65 000 hectáreas cuyas densas nubes de humo se han extendido, llevadas por vientos procedentes del norte, por cientos de kilómetros hasta cubrir durante días a la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano Bonaerense, la «pluma» de tal nube de humo ha llegado hasta el sur de Uruguay alcanzando a Colonia y periferias y más al este hasta Rocha y Cabo Polonio. La causa de tales incendios se debería a las quemazones ilegales con el objetivo de deforestación y luego extensión de la ganadería vacuna a un bioma que es inadecuado, o la plantación de soja. Por estos motivos hay un proceso judicial en marcha, en manos del Supremo Tribunal de Justicia impulsado por la Provincia de Entre Ríos con el fin que usurpadores de islas sean retirados.4​ Actividad humana A la llegada de los europeos en el siglo XVI el Delta estaba habitado por los canoeros chanás, pueblo que había sufrido hacía relativamente poco antes un fuerte influjo cultural guaraní, así en idioma guaraní era común referirse al delta con el nombre Karapachay (topónimo que queda en la forma Carapachay para un brazo fluvial). Entre estos grupos caníbales guaraníes existió un tipo de jerarquía social y ordinograma: No eran grupos igualitarios, la antropología lo llama sociedad de “rango”. No todos los habitantes eran iguales pero tampoco tenían en una marcada estratificación social. Los jefes indígenas ejercían autoridad, y tenían acceso a productos de lujo o exóticos. Restos arqueológicos demuestran esta teoría, sepulturas con trabajos comunitarios. Ajuares funerarios con láminas y cuerdas de metal. Desde el siglo XVIII y especialmente durante el siglo XIX la zona recibió el nombre popular de «La Matrería» o «País de los matreros» ya que sirvió de refugio a gauchos perseguidos y a algunos bandidos rurales (matreros). Los primeros proyectos serios de una modernización de la zona se deben a Domingo Faustino Sarmiento — quien llegó a establecer en la misma, para comprobar su potencial económico, una de sus residencias la cual también le servía de laboratorio. Estas ideas fueron acompañadas por las de Marcos Sastre quien, comparando al Delta del Paraná con el Tempe le llamó «El Tempe Argentino». Así, a partir de mediados del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX, el Delta recibió un muy importante aporte poblacional de inmigrantes europeos (principalmente procedentes de Italia) lo cual favoreció una producción frutícola de importancia que se comercializaba principalmente a través del puerto de frutos, en Tigre. La producción incluía sobre todo cítricos y duraznos. El surgimiento de otras zonas de cultivo de frutales, así como algunas importantes crecidas del río Paraná marcaron su decadencia en este sentido. Se produjo, posteriormente, una tendencia a la concentración de la propiedad de la tierra. La explotación forestal que se desarrolló en forma paralela continúa vigente y hoy es una de las actividades económicas de mayor importancia. Las especies predominantes son el álamo, el sauce y el eucalipto. En esa época se comenzaron la actividad clubes de remo que comenzaron con la fundación del Buenos Aires Rowing Club años posteriores se fundaron un total de 15 clubes. Una construcción típica en forma de palafito en el delta del Paraná en Tigre, Buenos Aires. El turismo en el Delta tuvo su época de esplendor a mediados del siglo XX, cuando florecieron recreos y hosterías que congregaban a miles de porteños los fines de semana. Esta actividad, que entró en decadencia hacia la década de 1970, experimentó un leve reverdecer con el comienzo del nuevo siglo, aunque todavía no alcanza a igualar su pasado de esplendor. En el Delta, también se producen tradicionalmente miel, y objetos de mimbre y junco, como canastos, cortinas y esterillas, que todavía se comercializan en el puerto de frutos. El sector de las islas de las Lechiguanas, que fuera disputado entre las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos, quedando ratificada la jurisdicción entrerriana recién a fines de siglo XX, fue objeto de un antiecológico proyecto de polderización que de haberse realizado las habría transformado en una prolongación de la zona agricolaganadera pampeana. La 1.ª sección de islas bonaerenses cuenta con una amplia variedad de hospedajes y actividades para el turista y es un área de esparcimiento para muchos habitantes de la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores. En sus ríos se practican deportes como el remo, la navegación a vela y la natación. Los medios de transporte más comunes son las lanchas colectivas. Abundan también las canoas y los botes de remo, las lanchas particulares y lanchas taxi. Las construcciones se realizan en forma de palafito, elevadas por sobre el nivel de las crecidas regulares del río, para esto, dado que el basamento de suelo muy húmedo y de reciente formación es inestable, los pilotes se asientan sobre unas zapatas o vigas en forma de cruz para evitar que estos se hundan o se desplacen de la vertical, luego los pilotes sostienen un armazón de vigas en forma de parrilla que soporta al resto de la vivienda a la cual se accede frecuentemente por escaleras. Las lanchas escolares permanecen ancladas durante la jornada escolar. En el Delta del Río Paraná existen aproximadamente cien escuelas de Islas, algunas con los tres niveles educativos: Inicial, Primario y Secundario, que dependen de la Dirección General de Educación de la Provincia de Buenos Aires. Esta provee las Lanchas escolares que parten del Puerto de Tigre a primera hora de la mañana y durante su recorrido recogen a los alumnos de las diferentes islas para trasladarlos a la escuela.5​ Estacadas o murallones Los ríos y arroyos del Delta son naturalmente de aguas calmas, lo que posibilitó la formación de las islas. El tránsito de embarcaciones motorizadas a velocidad excesiva genera un oleaje artificial que degrada progresivamente las orillas, sobre todo cuando se elimina su protección natural de juncos. Los propietarios de terrenos en las islas del Delta ordenan la construcción de murallones de madera o cemento para evitar la erosión hídrica del oleaje sobre las orillas. Esta práctica, que resguarda una orilla, devuelve el oleaje hacia la opuesta, que se degrada más rápidamente. En los ríos que se encuentran amurallados en sus dos orillas el oleaje producido por embarcaciones rápidas se multiplica considerablemente, dificultando el tránsito de embarcaciones menores, como botes, canoas, y kayaks. Esos murallones que protegen la orilla de los ríos en el delta del río Paraná son llamados «estacadas» por la gente de la zona. Desde hace unos años se comenzó a usar bloques de hormigón, provenientes de demoliciones de edificios y carreteras. Estos bloques, si bien rompen la estética del entorno, logran disminuir el rebote de las olas producidas por embarcaciones, protegiendo la orilla opuesta y no aumentando el oleaje que pone en peligro a las embarcaciones pequeñas. Es de esperar simultáneamente una evolución en el diseño de las estacadas que logre frenar el rebote de las olas sin ser tan desprolijas como los escombros y una evolución de nuestra conciencia ecológica que vuelva a poner en valor los juncales costeños. Sismicidad La región responde a la «subfalla del río Paraná», y a la «subfalla del río de la Plata», con sismicidad baja; y su última expresión se produjo el 5 de junio de 1888 (132 años), a las 3.20 UTC-3, con una magnitud de 5,5 en la escala de Richter. (Terremoto del Río de la Plata de 1888).6​ El Delta en el cine En 1937 se filmó en el Delta del Paraná Tigre, un cortometraje documental en blanco y negro dirigido por Emilio W. Werner y que tuvo como protagonista a Tilda Thamar. En 1951 Lucas Demare dirigió el filme Los isleros, una película de ficción que tuvo premios internacionales cuya historia trata de la sacrificada y rudimentaria vida de las personas que vivían en las islas del delta en los años 1940. De 1970 es la película, Muchacho, protagonizada por el cantante argentino Sandro, y dirigida por Leo Fleider, filmada en el delta por la zona del partido de Tigre. De 2009 es la película, La León, protagonizada por el actor Daniel Sosa, y dirigida por Santiago Otheguy, filmada en el delta por la zona del partido de Tigre. En 2012, bajo la dirección de Ana Piterbarg, se rueda «Todos tenemos un plan» que narra una historia de crimen y miseria que transcurre en y entre personajes del Delta del Tigre. En 2015 se estrenó Voley, comedia argentina que Martín Piroyansky escribió,dirigió y actuó. Véase también Parque nacional Ciervo de los Pantanos Reserva de biosfera Delta del Río Paraná Clubes del delta del Paraná Incendios en el delta del río Paraná de 2008 Incendios en el delta del río Paraná de 2020 Isla Martín García Villa Paranacito Referencias Análisis del Avance del Frente del Delta del Río Paraná Mujica, F. (1979). Estudio ecológico y socioeconómico del Delta Entrerriano. Parte I. Paraná, Argentina: Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. Kalesnik, Fabio; Valles, Laura; Rubén; Quintana; Aceñolaza, Pablo (1 de enero de 2008). «Parches relictuales de Selva en Galería (Monte Blanco) en la región del Bajo Delta del Río Paraná». Instituto Superior de Correlacion Geologica, Serie Miscelanea 17 (1): 169-192. ISSN 1514-4836. Consultado el 27 de marzo de 2020. http://elonce.com/secciones/politicas/172517-rechazaron-una-denuncia-por-usurpacion-de-islas-fiscales-y-la-provincia-recurrio-ante-el-stj.htm «Dirección General de Cultura y Educación». «Listado de Terremotos Históricos». Instituto Nacional de Prevención Sísmica. Archivado desde el original el 6 de abril de 2009. Consultado el 9 de marzo de 2009. ..................................................... Lecturas belgranianas Belgrano logra acceder a libros prohibidos y con la dispensa del papa Pío VI. Leyó con fruición los famosos libros de la Ilustración francesa de Montesquieu y Jean Jacques Rousseau, autores de la Enciclopedia. Para los filósofos ilustrados la “naturaleza” significaba casi lo mismo que la “razón”. La razón humana proviene de la naturaleza, al contrario que la Iglesia y la civilización, eran defensores de la “vuelta a la naturaleza”. Secretario del Consulado Como secretario del Consulado de Buenos Aires, fue un precursor de lo que hoy se conoce como eco política, como ecología agraria y agricultura sostenible. Sus propuestas tenían un aliento pionero. Estimulaba la producción de los frutos de la tierra, a la que alentaba a labrar, para conocerla mejor y hacerla provechosa. Sostenía que la agricultura es el verdadero destino del hombre; que todos los pueblos que cultivaban una porción de tierra eran poderosos, sanos, ricos, sabios y felices. La actividad mantenía la vida ocupada y preservaba así al hombre de todos los vicios y males. Belgrano consideraba que el amor por la naturaleza y el cultivo de la tierra eran como un manantial: permitían a partir de la producción de materias primas, el desarrollo de la industria y la promoción del comercio. https://periodismoambiental.com.ar/las-banderas-ecologistas-de-belgrano/ El hombre de campo labrando la tierra cuidado por la sombra de la Bandera Nacional Otra Mirada Manuel Belgrano es hoy el que le da verdadero sentido al país, descubriendolo. Son los fisiócratas los que resignifican la riqueza en el cultivo de la tierra y la agricultura. Con estas actividades el hombre adquiría como valores el trabajo agrícola y la educación. En cambio, para los mercantilistas no significaban nada, ya que no exaltaban el valor de la producción que proporcionaba la riqueza del suelo. Visión ecologista Su visión ecologista lo mueve a insistir en el cuidado del suelo: propiciando los estudios experimentales. Por ejemplo, al variar semillas de cáñamo, lino y rotando los cultivos de maíz, trigo y cebada. Considera sin embargo que: “el descanso de la tierra no debe existir, sus perjuicios son considerables, como queda expuesta a los calores sol se debilita exaltándose todas las sales y aceites que tiene, los aires atraen además infinitas semillas […] de las que aún no conocemos sus cualidades”. Imagen La madera debe cuidarse El problema de la utilización excesiva de la madera era para Belgrano un motivo más de preocupación, por lo tanto, sostenía que debían hacerse los mayores esfuerzos en poblar la tierra de árboles, en especial en zonas llanas, ya que conocía que la sequedad podría agravarse si el suelo no estaba protegido por la sombra de los árboles que contribuyen a conservar la humedad. Al ver la destrucción de los montes y bosques cuyas maderas eran utilizadas para hacer fuego, manifestó que perecerían las arboledas si no se atendían las consecuencias, si no se reservaban estaciones para los cortes, y que además, habría que abandonar los caprichos como dar por el pie a un árbol frondoso en lo más florido de la primavera, sólo para probar el filo de las hachas. Belgrano: el primer ecologista patrio. Fue un ecologista antes de que se difundiera mundialmente la palabra ecología. Hoy sabemos que no se puede hablar de sociedad sin vincularla a la naturaleza, surge así la Ecología . Está presente a lo largo de toda la historia de la humanidad. La palabra “ecología” debe su ingreso en el mundo científico a Ernst Haeckel, quién la acuñó en 1869. Su existencia data de cuando en 1864, cuando el naturalista George Perkins Marsh, en su libro El hombre y la Naturaleza, la definió como: “el estudio de las interrelaciones entre los organismos y el ambiente”. Pero ahora bien, ¿de qué trata la Ecología? Según considera el filósofo alemán Hans Jonas, se trata de; » tomar conciencia del formidable desfase entre la debilidad de nuestras luces y el extraordinario potencial de destrucción de que disponemos.» En una segunda entrega analizaremos la influencia de la lectura en su mentalidad ecologista. "El humedal del Paraná es uno de los más importantes del mundo" La periodista especializada en ambiente Jorgelina Hiba habló acerca de lo que significa el territorio de las islas para nuestro país y cuál es el impacto de los incendios. .................................................................... "El humedal nos aporta una cantidad de biodiversidad increíble en aves, anfibios, reptiles, peces y esto tiene usos productivos, recreativos y turísticos", define Jorgelina Hiba. Foto:Marcelo Manera. Mirador Provincial redaccion@miradorprovincial.com Jorgelina Hiba es periodista ambiental de Rosario. Hace años investiga, escribe notas y dirige el portal Dos ambientes, "con el corazón en el Litoral". Trabajó en el diario La Capital durante quince años en la sección Economía y Agro, y fue en ese entonces que comenzó a interesarse cada vez más por la temática. El sitio Rosario Noticias publicó recientemente una entrevista con la especialista. - El humedal del Delta del Paraná es uno de los más grandes del mundo, ¿cuáles son sus características? - Tenemos un ecosistema que es uno de los humedales más importantes del mundo. Lo que vemos es una parte de la cuenca del Plata, el río Paraná es uno de los ríos que componen esa cuenca que nace en Brasil y que termina en el Río de la Plata. Me parece que es interesante saber que en Argentina casi la cuarta parte de su territorio es un humedal. Para nosotros es el río pero también en el país hay humedales de montaña, marítimos y en la Patagonia. El que nos referencia y nos define cultural, productiva e históricamente y desde la biodiversidad es el humedal del río Paraná. Tenemos mucha suerte de poder vivir al lado de un río y de un sistema de islas como el pre Delta. El humedal es clave en el aporte que hace, no sólo en relación al paisaje que tal vez es a lo que más acostumbrados estamos, sino también en algo llamado servicios ecosistémicos que a veces pasan un poco desapercibidos pero son súper importantes. El humedal nos aporta una cantidad de biodiversidad increíble en aves, anfibios, reptiles, peces y esto tiene usos productivos, recreativos y turísticos. Los humedales también nos aportan oxígeno, agua y alimentos. También sabemos que son grandes aliados para luchar contra el cambio climático porque lo que hacen, como estamos acostumbrados a escuchar que hacen los bosques o las selvas, es capturar carbono y liberar oxígeno. Por eso, el contexto de quemas que estamos atravesando actualmente es el doble o el triple de grave porque además en lo inmediato genera efectos negativos a mediano y a largo plazo. - Se habla de la quema de pastizales en los humedales del Delta. ¿Pero en concreto qué es la quema de pastizales y por qué motivo se genera? ¿Se suman causas naturales con quemas intencionales? - Las quemas se utilizan desde hace mucho tiempo en el ecosistema y están relacionadas sobre todo a los usos productivos del territorio. En este sector del Delta tiene que ver con la ganadería de islas, que es una práctica muy antigua, lo hacían los jesuitas hace años en la zona, lo que cambió mucho es la escala. Con la apertura del puente Rosario-Victoria y lo que fue el boom de commodities agrícolas en la primera década de este siglo, hubo lo que se llamó un corrimiento de la frontera agropecuaria y la ganadería que pastaba antes más en la zona continental o de la llanera pasó a asentarse en la zona de islas. Hoy eso es menor que hace diez años atrás pero aún así la quema es una herramienta asociada a la ganadería. Pero pienso que no es el único factor que tenemos que mirar en las quemas de este año, también hay una presión de un sector inmobiliario, se utiliza "habitualmente" para limpiar el terreno de pastos secos, hay muchos cazadores furtivos, hay algunos pescadores que pueden llegar a ser desaprensivos, puede haber algún foco accidental, este año hay un combo bastante fatídico. Además, hay otra cuestión que no es para nada menor, que es que estamos en un año de sequía y de bajante del río histórica, hace por lo menos 60 años que el río no estaba tan bajo durante tanto tiempo seguido entonces la isla quedó sin agua y eso por supuesto ayuda a que se propague. No es que la naturaleza origina el fuego pero sí hay una situación real que potencia estos focos que hoy aparecen descontrolados. - ¿Hay un estimativo de la cantidad de hectáreas que se quemaron? - Lamentablemente hasta el día de hoy no hay datos oficiales en cuanto a la dimensión de lo que se quemó y lo que se perdió. Sí hay varias estimaciones que hicieron organizaciones ambientalistas. Ayudan mucho las imágenes satelitales que hoy son de muy fácil acceso. Vamos a recordar que en lo va del año se registraron más de 8.000 focos en la zona que se llama Delta del Paraná que va el norte de la ciudad de Santa Fe hasta la zona de San Fernando en la provincia de Buenos Aires. Es un número récord, por lo menos para la última década en cuanto a cantidad. Lo que se estima es que contando solo la zona que está frente al Gran Rosario, de San Lorenzo a Villa Constitución aproximadamente, se han quemado por lo menos 500 kilómetros cuadrados. Es un montón si recordamos que la ciudad de Rosario tiene algo así como 180 kilómetros cuadrados de superficie. Hablamos de una superficie quemada que equivale más o menos tres veces la superficie de Rosario. - En ese sentido, por un lado, ¿qué impacto ambiental tienen estas quemas? Y por el otro, ¿qué impacto tiene sobre la salud de los ciudadanos? - La verdad que tiene muchos impactos, de diferentes tipos. El de la salud que es el que más se registra o se denuncia desde la ciudad. Ya hay estudios hechos desde la Universidad Nacional de Rosario que han medido la calidad del aire en días con diferentes intensidad de quemas, por ejemplo el 16 de junio, que fue un día con enorme cantidad de focos y la calidad del aire de Rosario quintuplicaba los niveles de particulado contaminantes permitidos, o sea el aire estaba hasta cinco veces peor de lo que debería estar para ser un aire de buena calidad. En un contexto como es este año, con una pandemia y asociada además a cuestiones respiratorias es aún más grave. También lo que vimos con ese estudio de la UNR es que si le sumamos el efecto del viento, esta nube gigante por las quemas puede llegar hasta 60 kilómetros de distancia de su lugar de origen. Entonces no es un problema solo de la ciudad sino también de la región, es decir, que hablamos de más de un millón y medio de personas afectadas por el humo. En relación a lo ambiental, estrictamente, también es tremendo el impacto. Se genera una mortandad de un montón de fauna que les es más difícil desplazarse rápido, como reptiles, anfibios, algunos mamíferos. Las aves si bien no sufren en el primer momento por su posibilidad de desplazarse, después se van a encontrar con un hábitat absolutamente destruido. El lugar donde buscan su alimento, donde se reproducen, no va a estar más. El Paraná es un corredor biológico muy grande de migración de aves que hacen el recorrido del norte al sur, de Brasil hasta la Patagonia, sobre todo en los cambios de estación, otoño y primavera, entonces hay muchas especies de aves migratorias que van a encontrar su lugar de destino destruido. También hay una degradación del suelo muy importante por las quemas tan persistentes, como decía antes, en un contexto de sequía. En definitiva, va haber una enorme pérdida de biodiversidad que todavía no está del todo cuantificada pero que cuando lo sepamos, va a ser impactante. - Y esta devastación que mencionás, ¿se puede relacionar a lo que se está denominando "ecocidio"? - Sí, por supuesto. El ecocidio es una figura bien gráfica para entender que estamos hablando de un problema ambiental enorme. No es todavía una figura tipificada desde el delito, incluso a los imputados que hay hasta ahora en la justicia de Entre Ríos por la quema de pastizales, no están acusados por un delito de tipo ambiental sino ligado a otras causas como quemas intencionales, obstrucción a la navegación aérea por ejemplo, o que afecta a la Ley de Residuos Peligrosos, se le busca la vuelta legal para poder intentar tipificar lo que significa la quema de pastizales. Creo que el término ecocidio sirve como figura para dar cuenta de la magnitud de algo que atenta contra el ambiente y contra el ser humano que por supuesto es parte del ambiente pero las personas no serán juzgadas por eso. Alcance del riesgo - ¿Se podría afirmar que es posible que el humedal sea destruido en su totalidad? ¿Que las quemas devasten la totalidad de la flora y la fauna? - Espero que no. Creo que el río tiene la capacidad enorme de regenerarse. Lo cual también es un defecto porque a veces abusamos de eso. Creo que desaparecer en su totalidad no, pero sí quedar dañado. Y no solo son las quemas las que dañan el humedal, entre ellas, la pesca industrial indiscriminada, los terraplenes, es muy común ver maquinaria pesada removiendo tierra, bueno eso es algo que tampoco se puede hacer de manera legal en el humedal, porque ya alterando un curso de agua modificas el equilibrio en un sistema que es frágil y que depende de que todas sus partes funcionen bien para funcionar bien en su totalidad. Creo que hay muchas cuestiones todavía por atender y también hacer una autocrítica de los rosarinos que cruzamos hacia las islas, y colocamos flora que no es autóctona, o movemos tierra y colocamos muelles, la basura que se deja en las islas, creo que cada uno desde su lugar debe hacer un aporte. Es decir, tampoco quedarnos en la quema hoy porque también hay otros problemas ambientales que tenemos muy cerca nuestro que está bueno ocuparse todo el tiempo. - ¿Creés que hay más personas interesadas en la temática actualmente y que se han acercado a organizaciones ambientalistas o involucrado en mayor medida en la problemática? - Sí, creo que hay una conciencia fuerte en relación al tema del humedal en los últimos años. Ojalá tampoco quede acotada a cuando el humo invade la ciudad, sino que también pensemos que va mucho más allá de eso, que es muy grave pero que no es lo único. Por suerte también hace muchos años hay organizaciones ambientalistas que trabajan muy bien para dar a conocer la problemática del humedal, para acercarlas a las personas que viven en la ciudad que a veces queda un poco alejado. Pienso por ejemplo en "El Paraná no se toca", en el "Taller Ecologista", en "Más río, menos basura" que desde hace cuatro o cinco años que realizan la limpieza de las costas y la clasificación de la basura porque la contaminación por plásticos también es un problema grave que tiene el Paraná, "Viernes para un futuro", una organización más nueva asociada a la temática del cambio climático. Hay muchas por suerte y todas tienen gran presencia en las redes sociales y se pueden acceder e informar a través de ellas. Y que son las que muchas veces impulsan cuestiones. Además, Rosario posee una reserva natural, que es la Reserva de los Tres Cerros que antes lo llamábamos "Deliot" que es pública y es de todas las personas que habitan la ciudad y creo que fueron las organizaciones que en buena parte impulsaron que esto fuera realidad. La ley de humedales - ¿Una salida podría ser la ley de humedales? ¿En qué consiste esta ley que en general la ciudadanía está exigiendo que se apruebe y aplique? - Sí, hay un pedido muy explícito. La Ley de Humedales es un proyecto que ya se trató dos veces en el Congreso de la Nación y en ambas no avanzó, más allá de la aprobación de una Cámara. La Ley de Humedales es comparable a lo que fue Ley de Bosques para parar la deforestación, son marcos legales importantes y ojalá tengamos a la brevedad, porque ayuda a otorgarle a las provincias responsabilidades en el cuidado de sus recursos. Recordemos que según dice la Constitución Nacional, los recursos naturales son potestad de las provincias, no de la Nación. Que haya una ley también otorgaría presupuestos mínimos. En definitiva, otorgaría control para la prevención del territorio. Hemos visto que existe la Ley de Bosques hace diez años y sigue habiendo deforestación en Argentina, entonces la ley es necesaria, útil y deseable pero por sí sola no alcanza, si después los gobiernos no las financian, entonces además que salga la ley vamos a necesitar que esté completada por acciones de financiación, de dotación de recursos, de control y planificación efectiva del territorio para que sea realmente un instrumento de protección.

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