La Familia. Los valores. Sinceridad sin eufemismos. -28 - 11- 2020.-

P. Alfredo Saenz. Envío de María Alejandra Mandolini. LA Familia y los valores. Hace poco tiempo que estoy en face y menos tiempo aún que participo gratamente de grupos que por su denominación uno supone que quienes lo conformamos estamos en similar sintonía. Ayer me dolió mucho leer como se adjetivaba con tanta ligereza al Dr. Antonio Caponnetto. Casi cumpliendo 17 años llegó a mis manos el libro por parte de quien hoy sigue siendo mi esposo "La Misión educadora de la familia". Ese libro lleno de luz que nos propone que nuestro hogar sea mucho más que un casa, que nos invita al cuidado de las realidades sacras en nuestra pequeña Iglesia doméstica, que nos detalla un plan de acción para ser en esta tierra familias cristianas (que mediante la oración, el trabajo y la caridad) repliquemos aquí y ahora "atalayas siempre en guardia frente a los embates del mal". En su prólogo el Dr. Antonio Caponnetto detalla el motivo de las páginas de su libro escrito "para auxiliar en el combate por la defensa de los altares y los hogares"... "para recordarles a las familias el orgulo y la nobleza de su misión educativa"... Para hacernos comprender "que toda la realidad está ordenada a su autor y que la tarea esencial del hombre consiste en advertirlo y obrar en consecuencia". Vivimos en una época donde nos cuesta llamar a las cosas por su nombre. Hace poco leí un artículo que decía "hay una tarea urgente que tiene que ver con aprender a detectar trampas en el lenguaje, también en el lenguaje cristiano. Cosas como llamar fe al sentimentalismo, puritanismo a la pureza, fortaleza al voluntarismo, obediencia o responsabilidad a la desacralización de lo santo o tolerancia a la indiferencia, y son solo algunos ejemplos". Si hay algo que no podemos decir del Dr. Antonio Caponnetto es que hable con eufemismos. Y humildemente entiendo que en su artículo manifiesta la preocupación expresa por una sociedad que no puede apreciar la Verdad, el Bien y la Belleza. Somos un país que estando hechos para más, fuimos apagando nuestra inteligencia, ensordeciendo nuestro corazón y manchando nuestras almas... Bajamos nuestro nivel de expectativas (me refiero a lo religioso, moral y cultural). No había leído el artículo pero creo que la muerte de Maradona fue la ocasión para denunciar una vez más -tratando de despertar nuestras conciencias adormecidas- en lo que nos hemos convertido. Me disculpo por mi reflexión porque no tengo ni la estatura moral ni intelectual para analizar un artículo de Antonio Caponnetto. Pero me gustaría quedarme con estos párrafos: "De ahora en más, el ciudadano que siga creyendo en que nos han estado cuidando la salud, a costa de nuestra libertad genuina y de nuestra dignidad creatural, o es un estulto o es un cómplice de la “plandemia”. De ahora en más, lo reiteramos, será tenido por necio o por aliado de la tiranía, el que no advierta que hay muertos de primera y otros de cuarta, que la plata y la fama no tienen protocolos sanitarios que cumplir, y que para los actuales gobernantes se puede prohibir el culto, la educación y la familia, pero se debe permitir el desborde de las hordas futboleras"... "A nosotros, más que su previsible muerte, nos duele hasta la sangre, constatar una vez más que, en la patria, hace tiempo ha muerto la Verdad, el Bien y la Belleza..." "Su muerte, seguida de faraónicos tributos y de libertinajes por doquier, ha sido un insulto para los tantos muertos de estos meses de encierro; apenas dígitos de las estadísticas fraguadas por el oficialismo; apenas bolsas de cenizas; acaso apenas desconsolados agonizantes". "Que a nadie se le ocurra, tras lo visto y vivido, que debemos quedarnos en casa; sin templos, sin escuelas, sin cercanías hogareñas; sin responsos, ni festejos, ni duelos".

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