María Paulina Ferroni, envió este comentario.
- 07-08-2020.-
La acepción más aceptada de la palabra gaucho proviene del quechua “huachu”, que significa huérfano o vagabundo. Solitario, enamorado de libertad, hasta asocial, el gaucho llevaba una vida rústica y austera, durmiendo al raso, alimentándose de carne asada con cuero, empanadas, locro, humita, arrope y mate.
En el siglo XVII el territorio del Virreinato del Río de la Plata era suficientemente grande y el ganado salvaje abundante para que pudiera vivir su vida sin depender de nadie. Cuando se hacía sedentario o fundaba una familia el gaucho construía un pequeño rancho de adobe cubierto con un techo de paja.
Un uniforme adaptado al modo de vida
El gaucho posee su indumentaria característica, según la región en la que le toque actuar y según sea su actividad cotidiana. En su vestimenta típica incluye un poncho, que también utilizaba para dormir a cielo abierto, alpargatas o botas de cuero con espuelas, pantalones holgados llamados bombachas colocadas dentro de las botas, una camisa amplia, un cinturón de lana y un cinto decorado con monedas con una hermosa hebilla a la que se engancha un puñal, un chaleco corto, una chaqueta, un pañuelo alrededor del cuello o en la cabeza, un sombrero con anchos bordes o una boina, rebenque y lazo. El gaucho tenía varios cuchillos: el más común era el que utilizaba para comer y trabajar, el facón para pelear.
Si algo no le podía faltar al gaucho era su aliado indispensable para vagabundear en la vastedad de nuestras pampas, el caballo; y a veces su único patrimonio. En las excursiones de caza llamada vaquerías derribaba a las vacas con sus boleadoras, instrumento de trabajo y arma, constituida de dos o tres largas correas terminadas por bolas de piedra, que al arrojarlas en las patas de un animal lo inmovilizaban de forma segura. También usaba una caña larga con una medialuna de metal afilado en la punta, para cortar los tendones de las patas traseras del ganado, mientras lo perseguía a caballo.
La guitarra suele acompañar al gaucho. Los más inspirados son los payadores, poetas y cantantes, que deleitaban los campos con sus canciones para reír o para llorar. La música gauchesca: malambo, milongas, zambas, chacareras, vidalitas, chamamés, gatos, cuecas, chamarritas, es una de las bases de nuestra música folklórica.
Se reunía con sus pares en las pulperías, tabernas con el mostrador enrejado para evitar daños y pérdidas en caso de enfrentamientos, que eran motivados por deudas, mujeres o rencores generados por el exceso de ginebra. Estos locales comerciales vendían un poco de todo en las regiones rurales. Se entretenían con la taba (juego de apuestas donde se arroja el hueso de vaca), el pato, las carreras cuadreras, la sortija, las jineteadas y los naipes (truco), la pela de gallos.
El Gaucho tiene sólidos principios. Confía en la palabra dada y es fiel a la amistad. Nunca es desertor de su condición. Es austero. Cultiva sin alardes el patriotismo. Es ajeno al sectarismo político. Participa de las creaciones de la estética en sus artesanías, que aplica a su platería, en los tejidos, en los trenzados en cueros y trabajos en "aspa" y hueso.
Maneja el idioma con propiedad y estilo en su lenguaje habitual, en sus relatos y en sus cuentos de fogón. Es poeta y músico; autor, intérprete y bailarín. Respeta a la mujer; es sobrio y firme en el amor. Pero, por sobre todo, tiene y practica un código de honor y una conducta de vida a la que no concibe sin Libertad. Y tiene algo que es propio de los seres de excepción: un estilo para moverse que implica estética, educación y respeto. Siente el orgullo de ser quien es.
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