Perdimos una oportunidad.Te cuento las cuarenta. - 07 - 07 - 2020.-

“Hoy perdimos una gran oportunidad para unir a los argentinos”

La Gaceta, por Hernán Miranda, 04-06-2020.-

Rosendo Fraga repasó el legado y las ideas políticas de Belgrano. A través de 

Zoom, el historiador y analista político enseñó cómo evolucionó el pensamiento 

geopolítico de Belgrano y llamó a recuperar sus nociones de poder limitado y 

unidad.La fecha pasó un poco desapercibida: la Casa Rosada no organizó gran

des festejos oficiales y el presidente se limitó a una conmemoración a través de

 Twitter. Y sin embargo ayer el general Manuel Belgrano cumplió 250 años. En 

su honor, la Fundación Federalismo y Libertad y la Sociedad Rural de Tucumán,

 con el apoyo de la Fundación Friedrich Naumann, invitaron a exponer al historiador Rosendo Fraga (Buenos Aires, 1952), que a la tarde brindó una video

conferencia por medio de la aplicación Zoom. “Si yo tuviera que utilizar el lengua

je político del presente -reflexionó Fraga sobre el final-, diría que Belgrano es el 

arquetipo del proyecto antigrieta. Y por eso lamento que hoy hayamos perdido 

una gran oportunidad para conciliar a los argentinos”.

Analizar la figura de un prócer en 45 minutos no resulta una tarea fácil. Por eso
 Fraga eligió solo una entre las múltiples facetas de Belgrano: la de su pensamien
to geopolítico. De acuerdo con este historiador, él quiso reconstruir el viejo Virrei
nato del Perú. No limitarse a liberar el del Río de la Plata, sino dar un paso atrás
y unir Buenos Aires y Lima: “si bien esta no era su idea original, después de sus
 dos derrotas en Bolivia él consideró que era posible formar un solo gran país, y 
en Yatasto acordó con San Martín emprender una acción de pinzas sobre Lima,
 aunque fue desplazado antes de hacerlo”.
Años de formación
Mucho antes, en 1791, según resumió Fraga, Belgrano obtuvo el grado de capitán
 de milicia, pero recién durante la primera Invasión inglesa, en 1806, le tocó entrar
 en combate: “él cuenta en sus memorias, que son un testimonio interesante, que 
nadie en la milicia tenía idea de lo que había que hacer, que todos se dispersaron
 al primer cañonazo. Y después confiesa: ‘nunca pasé tanta vergüenza, y al día 
siguiente establecí el firme propósito de conocer el arte militar’”.
Al año siguiente, en 1807, los soldados del Regimiento de Patricios lo eligieron 
sargento mayor: “era, claro, una situación anómala, porque era un ejército de volu
ntarios, pero habla bastante del ascendiente que tenía sobre los demás. Y de 
cómo obtuvo su conocimiento militar: sobre la marcha, a partir de la experiencia”.
De militar a diplomático
Poco después sucedieron el Éxodo jujeño y las batallas de Salta y Tucumán. De
 acuerdo con Fraga, estos tres acontecimientos fueron los más importantes de la
 Guerra de Independencia: “Belgrano es el militar más destacado del proceso independentista en Argentina, porque San Martín fue aquí un organizador y no un
 líder, como en Chile, o un estadista, como en Perú. En cambio, si Belgrano toma
ba la decisión de no luchar en Tucumán y replegarse a Córdoba, quizá la Argenti
na hoy sería poco más que el estado de Buenos Aires”.
Fraga recordó que después de ser derrotado por partida doble en Vilcapugio y
 Ayohuma, Belgrano fue enviado a Europa en misión diplomática. Mientras estaba
 en España, ocurrieron la Batalla de Waterloo y el Congreso de Viena, y las viejas
 monarquías europeas quedaron mejor paradas para bloquear los proyectos repu
blicanos: “en ese contexto adverso para el independentismo de América del Sur, 
Belgrano idea una monarquía constitucional que abarcaría el territorio del Imperio 
inca y tendría un rey indígena. Es el proyecto que él defiende, sin éxito, en 1916 
durante el Congreso de Tucumán”.
Sin embargo, de acuerdo con la exposición de Fraga, allí no terminó el sueño 
belgraniano de unidad sudamericana.
“¡Pobre patria mía!”
En febrero del año siguiente, mientras Araóz de La Madrid incursionaba en Bolivia
, Belgrano presionó para que acompañara la campaña de San Martín en Chile, 
donde la derrota de los realistas aún no era definitva: “esa expedición fue el último
 esfuerzo militar de Belgrano para cooperar con San Martín y presionar a Buenos 
Aires con el fin de lograr la unidad política con Lima”.
Un poco más tarde, en 1819, Belgrano fue detenido y desapareció de escena.
 En este punto, Fraga rescató la frase con la que supuestamente el prócer expiró:
 “¡ay, pobre patria mía!”. “Yo diría que su muerte es el hito más importante del 
fracaso del proyecto para unir los dos virreinatos -consideró el historiador-. Aquí
 quisiera citar una respuesta de San Martín a una carta que le había enviado el 
mendocino Tomás Godoy Cruz, donde este daba cuenta de las críticas militares 
a Belgrano que había escuchado. Bueno, San Martín le contesta: ‘Belgrano es el
 mejor hombre que tenemos en América del Sur’”.
Recuperar a Belgrano
Para defender esta apreciación de San Martín, Fraga propuso una interpretación 
sobre el carácter de Belgrano distinta de la corriente. Según él, al prócer no le tem
blaba el pulso a la hora de adoptar medidas disciplinares de extrema dureza: “fusil
aba a cada desertor que encontraba y luego colgaba la cabeza en la plaza de 
armas con la leyenda: ‘por perjuro, por traidor, por ingrato’. Hay hechos que clara
mente desmienten que haya sido un jefe militar blando. Consideraba que la anar
quía es muy negativa para la organización política”.
Por fin, Fraga pasó de su faceta de historiador a la de analista político y aventuró
 qué ensañanzas les dejó Belgrano a los argentinos del presente. “Ponerse en la 
cabeza de un muerto para hacerle decir algo sobre la actualidad funciona mejor
 en literatura que en historia -bromeó-. Pero creo que podemos hacer el ejercicio
 y retener una idea central de Belgrano: la de monarquía atemperada. Es una 
noción de poder limitado. Por eso, si tuviera que trasladarlo a la política contempo
ránea, diría que Belgrano habría luchado contra todo autoritarismo, sea del extre
mo que sea”.

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