La Inclusión social.-Te cuento las cuarenta.-11 - 07 - 2020.-

Patricia Vilá Ugarte
Incusión social total. -11- 07- 2020.-
Fui a una oficina a realizar un trámite, en el vidrio había un cartel que decía:" Todes les abuelites serán atendides pronte (LENGUAJE INCLUSIVO).
NO ME GUSTÓ y comencé a hablar con lenguaje de señas, obvio, no me entendían. Llamaron a otra empleada, tampoco entendía nada.
Saqué mi tablet y escribí en BRAILE. Menos. Hablé: -perdone señorita pero eso es inclusión. Poder entender LENGUAJE de señas, saber BRAILE, tener rampas para sillas de ruedas, alguien para ayudar a personas con muletas, bastones, y más..
Mientras hablaba, otra empleada fue y sutilmente sacó el cartelito.
Eso es inclusión.
Perdón si muchos de ustedes no están de acuerdo, pero el idioma español es tan rico que no merece tanta payasada. 👏🏻👏🏻👏🏻
*yo lo copié, si pensas igual, hace lo mismo.
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Salvador Fornieles
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Hoy recibí un mensaje de WhatsApp de mi hermano con este texto que te comparto. Me impresionó mucho porque quizá me sienta identificado con todo lo que dice Sandra Pujol, es decir, porque me encuentro dentro de esta nueva franja social y hago uso de las redes sociales para mi labor pastoral. No, estoy muy lejos de sentirme envejecido a mis 67 años.
UNA NUEVA FRANJA SOCIAL
“Si observamos con cuidado podemos detectar la aparición de una franja social que antes no existía: la gente que hoy tiene entre cincuenta y setenta años.
A este grupo pertenece una generación que ha echado fuera del idioma la palabra “envejecer”, porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales la posibilidad de hacerlo.
Se trata de una verdadera novedad demográfica parecida a la aparición en su momento, de la “adolescencia”, que también fue una franja social nueva que surgió a mediados del S. XX para dar identidad a una masa de niños desbordados, en cuerpos creciditos, que no sabían hasta entonces dónde meterse, ni cómo vestirse.
Este nuevo grupo humano que hoy ronda los cincuenta, sesenta o setenta, ha llevado una vida razonablemente satisfactoria.
Son hombres y mujeres independientes que trabajan desde hace mucho tiempo y han logrado cambiar el significado tétrico que tanta literatura latinoamericana le dio durante décadas al concepto del trabajo.
Lejos de las tristes oficinas, muchos de ellos buscaron y encontraron hace mucho la actividad que más le gustaba y se ganan la vida con eso.
Supuestamente debe ser por esto que se sienten plenos; algunos ni sueñan con jubilarse.
Los que ya se han jubilado disfrutan con plenitud de cada uno de sus días sin temores al ocio o a la soledad, crecen desde adentro. Disfrutan el ocio, porque después de años de trabajo, crianza de hijos, carencias, desvelos y sucesos fortuitos bien vale ver el mar con la mente.
Pero algunas cosas ya pueden darse por sabidas, por ejemplo, que no son personas detenidas en el tiempo; la gente de “cincuenta, sesenta o setenta””, hombres y mujeres, maneja la computadora como si lo hubiera hecho toda la vida. Se escriben, y se ven, con los hijos que están lejos y hasta se olvidan del viejo teléfono para contactar a sus amigos y les escriben un e-mail o un WhatsApp.
Hoy la gente de 50, 60 o 70, como es su costumbre, está estrenando una edad que todavía NO TIENE NOMBRE, antes los de esa edad eran viejos y hoy ya no lo son, hoy están plenos física e intelectualmente, recuerdan la juventud, pero sin nostalgias, porque la juventud también está llena de caídas y nostalgias y ellos lo saben. La gente de 50, 60 y 70 de hoy celebra el Sol cada mañana y sonríe para sí misma muy a menudo…hacen planes con su propia vida, no con la de los demás. Quizás por alguna razón secreta que sólo saben y sabrán los del siglo XXI.
La juventud se lleva por dentro. La diferencia entre un niño y un adulto; simplemente es el precio de sus juguetes”.
Sandra Pujol

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