San Martín y Belgrano fueron amigos, compartieron ideales.-23-07-2020.-

SAN MARTIN Y BELGRANO EL ENCUENTRO DE DOS GIGANTES.


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Pareciera que las bondades, hazañas, sacrificio y batallas de ambos Generales hubieran sido sacadas de algún cuento mitológico, digna de dioses y titanes, pero que como dos mortales que fueron sus hechos fueron admirados y reconocidos por todo el mundo.
Ambos se capacitaron para lograr el bien común de toda una sociedad, ambos dieron largas batallas para lograr la libertad, fundaron pueblos, hospitales, escuelas, bibliotecas, batallones, periódicos, teatros, crearon escudos y banderas, libertaron esclavos, concedieron todo tipo de derechos, donaron sus sueldos y ofrecieron su propia vida a la patria que los vio nacer.
Siendo nosotros sus contemporáneos, tenemos la obligación de no olvidar jamás a los dos hombres más grandes de la historia Argentina y rendirles los honores y homenajes que largamente se merecen.
Belgrano y San Martín se conocieron personalmente en la reunión que mantuvieron en la Posta de Yatasto en el año 1814, sin embargo existía entre ellos, una profusa comunicación epistolar previa, surgida a instancias de José Mila de la Roca, amigo de ambos y secretario de Belgrano en la expedición al Paraguay. Los dos próceres abrieron su corazón a través de la correspondencia. San Martín redactó para Belgrano unos cuadernillos de estrategia militar, extractando opiniones de diversos maestros de guerra. Estos cuadernillos se los envió en vísperas de la batalla de Vilcapugio.
Animados por estos generosos sentimientos, se dieron por primera vez en Yatasto el abrazo histórico. San Martín se presentó a Belgrano poniéndose a sus órdenes; éste lo recibió como su maestro y sucesor. Sin embargo, San Martín se dio cuenta rápidamente de las cualidades morales de Belgrano y se negó a reemplazarlo, pero debido a la presión del gobierno debió asumir la jefatura del ejército. Belgrano se puso a sus órdenes dando el ejemplo al ir a recibir humildemente las lecciones de tácticas y disciplina. A partir de ese momento, la simpatía nacida a través de cartas se transformó en mutua admiración.
Belgrano aconsejó a San Martín hacerse fuerte en Tucumán, y reorganizar logística y tácticamente al Ejército del Norte, que tanto había logrado con tan poco. San Martín, en tanto, reimpuso disciplina y salarios dignos en un ejército desmoralizado y mal pago.
Belgrano, además, aconsejó al Libertador tener siempre muy en cuenta la religiosidad popular, de manera de no darles la razón a los españoles, que los acusaban de herejes. "No deje de implorar a Nuestra Señora de las Mercedes, nombrándola siempre nuestra generala, y no olvide los escapularios a la tropa".

También le entrego la bandera nacional que había creado el 27 de febrero de 1812 a orillas del río Paraná en la ciudad de Rosario, la cual fue recibida con honores por San Martín y la cual acompaño al general en la liberación de media América.
El 18 de marzo, Belgrano se marchó a Buenos Aires, a pesar de la resistencia de San Martín, que dos veces había desobedecido órdenes de la capital para que sin demora don Manuel viajara hacia allá. No volverían a verse, y sin embargo, en esos dos meses que compartieron, la Argentina naciente tuvo en un minúsculo retazo de su territorio a la Patria toda.
Belgrano murió convencido que San Martín era el genio tutelar de la América del Sur. Hasta sus últimos días, San Martín honró la memoria de su ilustre amigo como una de las glorias más puras del nuevo mundo y como ya lo había manifestado en carta a Godoy Cruz refiriéndose a las virtudes de Manuel: “..yo me decido por Belgranocréame usted que es lo mejor que tenemos en la América del Sur”.

San Martín y Belgrano, los incondicionales, los dos Gigantes de la patria que dieron todo; pero todo, a cambio de nada.
Gloria eterna Generales!!.

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