Héroes y Santos sociales en esta emergencia.- 08-04-2020.-

Emergencia coronavirus, el Papa llama “santos” y “héroes” a sacerdotes y médicos


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¿Cómo vive el Papa la crisis causada por el Covid-19? Entrevista realizada por Austen Ivereigh al Papa Francisco.

El papa Francisco está preocupado por los nuevos Judas “institucionalizados” y escondidos que por dinero mienten, traicionan y ya está pensando en la crisis económica causada por el Covid-19.  Asimismo, lamentó que existe una “política de la cultura del descarte” que atenta contra la vida “desde el principio al fin” que ha mostrado su peor cara durante la pandemia. Pero, también llama héroes de esta emergencia a consagrados, médicos, enfermeros y voluntarios que señala como “santos de la puerta de al lado en este momento difícil”.
Francisco expone su preocupación por la vida y por las consecuencias de la cultura del descarte  en la entrevista realizada a distancia, por el periodista británico Austen Ivereigh publicada hoy simultáneamente en The Tablet (Londres) y en Commonweal (Nueva York). ABC ofrece el texto original en español y La Civiltà Cattolica en italiano.
“¡Son héroes! Médicos, religiosas, sacerdotes, operarios que cumplen con los deberes para que la sociedad funcione. ¡Cuántos médicos y enfermeros han muerto! ¡Cuántos sacerdotes, cuántas religiosas han muerto!”.En efecto, solo en Italia han perecido durante la pandemia más de 96 sacerdotes y alrededor de 70 médicos, mientras atendían pacientes de Covid-19. Santos de la puerta de al lado que se gastaron su vida sirvieron a los demás.
“Me viene a la mente una frase que decía el sastre, a mi juicio una de las personas más simples pero coherentes de «I promessi sposi»” (Los Novios), el libro de Mazzoni. “Decía: «Non ho mai trovato que il Signore abbia cominciato un miracolo senza finirlo bene» («No he visto nunca que Dios comience un milagro y no lo termine bien»).
Si reconocemos este milagro de los santos de al lado, de estos hombres y mujeres héroes, si sabemos seguir estas huellas, este milagro terminará bien, para bien de todos. Dios no deja las cosas a mitad de camino. Somos nosotros los que las dejamos y nos vamos. Es un lugar de metanoia (conversión) lo que estamos viviendo, y es la oportunidad de hacerlo. Hagámonos cargo y sigamos adelante”.
El Sucesor de Pedro también envió un mensaje a los ancianos aislados, los jóvenes y las víctimas de la crisis económica.”¡Cuántos ancianos hay que los hijos no los van a ver en tiempos normales! Recuerdo que en Buenos Aires cuando visitaba los geriátricos yo les preguntaba: ¿Y qué tal la familia? «Ah, sí, muy bien, muy bien». «¿Vienen?» «Sí, ¡vienen siempre!». Luego la enfermera me decía que hace seis meses que no iban los hijos a verlos. La soledad y el abandono, la distancia.
Sin embargo, los ancianos siguen siendo raíces. Y deben hablar con los jóvenes. Esa tensión entre viejos y jóvenes tiene que resolverse siempre en el encuentro. Porque el joven es brote, follaje, pero necesita la raíz; si no, no puede dar fruto. El anciano es como raíz. Yo les diría a los ancianos de hoy: «Sé que sienten la muerte cerca y tienen miedo, pero miren para otro lado, recuerden a los nietos, y no dejen de soñar».
Es lo que Dios les pide: soñar (Joel,3,1). ¿Qué les digo a los jóvenes? Anímense a mirar más adelante y sean profetas. Que el sueño de los ancianos corresponda a la profecía de ustedes. También Joel 3,1. Los empobrecidos por la crisis son los despojados de hoy, que se suman a tantos despojados de siempre, hombres y mujeres cuyo estado civil es «despojado». Lo han perdido todo o van a perder todo. ¿Qué sentido tiene hoy el despojo para mí a la luz del Evangelio?”.
Y habla del mundo de los “despojados”, en medio a la crisis de la pandemia: “entender que aquel que tenía, hoy ya no tiene. Lo que pido a la gente es que se hagan cargo de los ancianos y los jóvenes. Que se hagan cargo de la historia y de los despojados. Y me viene a la mente otro verso de Virgilio cuando Eneas, derrotado en Troya, había perdido todo, y le quedaban dos caminos. O quedarse allí a llorar y terminar su vida, o aquello que tenía en el corazón de ir más adelante, subir al monte para salir de la guerra. Es un verso precioso: «Cessi, et sublato montem genitore petivi». «Cedí a la resistencia, y cargando a mi papá a la espalda, subí al monte». Eso es lo que tenemos que hacer hoy en día: tomar las raíces de nuestras tradiciones y subir al monte”.
En la antípoda a quien está llamado a dar la vida por los demás, lamentó que existe una “política de la cultura del descarte”: “Pienso, por ejemplo, en la selectividad prenatal. Hoy día es muy difícil encontrar personas con síndrome de Down por la calle. Cuando la tomografía los ve, los mandan al remitente. Una cultura de la eutanasia, legal o encubierta, en que al anciano se le dan las medicinas hasta un cierto punto”. 
El Papa lamenta que “la cuarentena masiva ha sido una señal de que algunos gobiernos están dispuestos a sacrificar el bienestar económico para beneficio de los más vulnerables, igualmente pone al descubierto el nivel de exclusión que antes se consideraba normal y aceptable”.
“Es cierto, algunos gobiernos han tomado medidas ejemplares con prioridades bien señaladas para defender a la población. Pero nos vamos dando cuenta de que todo nuestro pensamiento, nos guste o no nos guste, está estructurado en torno a la economía. En el mundo de las finanzas parece que es normal sacrificar”, afirmó. 
En este nuevo llamado a defender la vida de los más vulnerables, el Pontífice recordó la encíclica de Pablo VI, la Humanae Vitae. “La gran queja de los pastoralistas de la época se centraba en la píldora. Y no se dieron cuenta de la fuerza profética de esa encíclica, que era adelantarse al neomaltusianismo que se venía preparando para todo el mundo”. 
“Es una alerta de Pablo VI ante esa onda de neomaltusianismo. Lo vemos en la selección de la gente según la posibilidad de producir, de ser útil: la cultura del descarte. Los sin techo siguen siendo sin techo. Salió una fotografía el otro día de Las Vegas donde eran puestos en cuarentena en una plaza de estacionamiento. Y los hoteles estaban vacíos. Pero un sin techo no puede ir a un hotel. Ahí se ve ya en funcionamiento la teoría del descarte”. 

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