Marcelo Lewandowski.- Envió este texto. -09 - 05 - 2020.-
MI ÍDOLO, MI AMIGO.
Ironías de la vida… Te sacaron de la cancha con un golpe artero, de atrás. Vos que defendías la pelota como pocos… que tenías ojos en la nuca para verlos venir… para meter el cuerpo, y si hacía falta el codo, para que no te roben lo que tanto cuidabas, la pelota. Hoy un golpe asesino nos deja sin que puedas seguir contando tus anécdotas, tus hazañas. Aquellas que en público más de una vez me dejaban pagando porque tu humildad hacía que desmintieras lo que yo contaba.
Ironías de la vida… Te sacaron de la cancha con un golpe artero, de atrás. Vos que defendías la pelota como pocos… que tenías ojos en la nuca para verlos venir… para meter el cuerpo, y si hacía falta el codo, para que no te roben lo que tanto cuidabas, la pelota. Hoy un golpe asesino nos deja sin que puedas seguir contando tus anécdotas, tus hazañas. Aquellas que en público más de una vez me dejaban pagando porque tu humildad hacía que desmintieras lo que yo contaba.
Te admiraba desde chico, desde que mi viejo me llevaba al Gabino. Esas imágenes que nunca se borran cuando en la infancia uno se ve encandilado por la magia que vos demostrabas: tu pegada, tus goles, tus gambetas raras.
Me honraste con tu amistad. Los asados de los viernes con tus amigos, exjugadores que repetían una y mil veces las anécdotas de vestuario. Si nos cruzábamos en el Gabino me llevabas a ver el partido a tu lugar favorito, el mismo donde veía al “Charrúa” junto a mi viejo.
Te vamos a extrañar, “Trinche”. Sos el símbolo del buen fútbol de muchas generaciones. Pero creo que te vas con todos los honores. Videos, libros, conferencias, reportajes, opiniones de los más grosos del fútbol que reconocieron tu calidad. Tal vez te llegó tarde, es cierto, pero hasta el Diego en ese abrazo inmenso te llenó de felicidad. Creías que no te iba a reconocer, no tenías muchas ganas de “molestarlo”. Y te quedaste tan contento que hace unos días me dijiste “me puedo morir tranquilo”.
El mundo “teoriza” sobre la vida de los otros. “Si hubiese hecho tal o cual cosa hubiera llegado a más”... Pero nadie pregunta cómo te sentís y si te gustó el camino que tomaste. Y sé que vos fuiste feliz en tu ley. Lo demás es puro cuento.
Nos quedaron cuentas pendientes. Nos faltó el paseo en la lancha que lleva tu nombre. Ese que surgió de mis hijos y en un minuto no hubo discusión de cómo la llamaríamos.
Hay mucho más para contar, pero hoy me hiciste llorar demasiado. Como en este momento en que escribo estas líneas.
Hasta siempre amigo, a seguir tirando magia en otra parte. Aunque no existan videos nosotros seguiremos contando lo que hacías en una cancha. En nuestras retinas hay archivo suficiente para demostrarle a cualquier incrédulo que vos fuiste grande de verdad.
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