Janusz Korczak, médico pediatra. Te cuento las cuarenta. -20-05-20.-

Día del Holocausto Destacan la figura de Janusz Korczak, protector de los 

niños en el ghetto de Varsovia.


AJN.- (Esta nota fue publicada el 29 de Abril del 2008).

En declaraciones a la Agencia Judía de Noticias (AJN), Huberman dijo que Korczak
 era un “reconocido médico pediatra” que especialmente “se ocupó de ayudar a los
 de la calle, incluso antes” de la Segunda Guerra Mundial.
“Dentro del ghetto de Varsovia, bajo las condiciones en que se vivía, era una isla,
 un remanso", afirmó Huberman.
La importancia y reconocimiento de su labor hizo que los alemanes, inclusive varios
 de los jerarcas nazis, quisieran salvarlo de la muerte tras la rebelión judía en el
 ghetto
“Sin embargo él se la jugó por los niños, que no eran suyos, pero estaban bajo su protección”, relató el profesor, que también se desempeña en el Seminario Rabínico
 Latinoamericano.
Cuando en 1939 el Reich invadió Polonia, Korczak supo que su final se avecinaba 
escribió una diario –una especie de testamento- entre los meses de mayo y agosto 
de 1942 que representaba según sus palabras, “no tanto un intento de síntesis, sino
 una serie de  intentos, experimentos, errores”.
En julio de 1942, sus amigos hicieron otro intento por salvarlo. Un colaborador nazi,
 Igor Newerly, le consiguió papeles falsos que le permitían dejar el ghetto. Korczak 
se negó y le ofreció a Newerly sus escritos, que se publicaron como el “Diario del
Ghetto”.
En las ultimas páginas dijo: “No estoy enojado con nadie, no le deseo el mal a 
nadie”. Cuando le preguntaron “¿Qué debe hacer un hombre cuando todos actúan
 de manera inhumana?” Korczak respondió que “Debe actuar más humanamente”.
 Eso fue lo que hizo Korczak hasta el final.
En agosto, las fuerzas del nazismo decidieron el traslado para su muerte de 192
 niños huérfanos hacia el campo de concentración de Treblinka, donde fueron 
asesinadas 840 mil personas. A Korkzac le fue ofrecido un lugar de detención en 
Varsovia, pero se rehusó.
El día elegido por los nazis, los niños y el médico caminaron escoltados hacia el
final.
Joshua Perle, un testigo del hecho, relató que Korckzak “marchaba con la frente en 
alto, sosteniendo la mano de uno de sus niños”.
Según la leyenda popular, cuando el grupo de chicos llegó al punto de embarque, 
un oficial nazi reconoció al médico como el autor de uno de los libros favoritos de 
sus hijos y le ofreció ayuda para escapar; sin embargo, Korckzak volvió a rechazar 
oferta y abordo el tren con sus niños, tras lo cual nunca más se supo de él.
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